Nicolás Olea, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada. RBA

Nicolás Olea, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada. RBA

Ciencia

Nicolás Olea, catedrático: "Hay gente asustada de la microbiota cuando lo que tiene es el tubo digestivo tapizado de plásticos"

"El agua de grifo es un derecho irrenunciable, mil litros de agua saludable en Madrid valen dos céntimos" / "En Francia sacan la guillotina por una cuchara de plástico, aquí echamos las lentejas en policarbonato" / "Sacar el plástico de las cocinas es la prioridad: tenías cristal, madera y metal, y los cambiaste por silicona".

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Las claves

Nicolás Olea advierte sobre el riesgo de los microplásticos y disruptores endocrinos en el cuerpo humano, afirmando que estos compuestos están presentes en gran parte de nuestro entorno diario.

El catedrático destaca el impacto de la exposición a tóxicos desde la infancia, sugiriendo una posible relación con el adelanto en la aparición de enfermedades como el cáncer de mama en mujeres jóvenes.

Olea aboga por reducir la exposición a plásticos y promover una dieta ecológica para disminuir la presencia de pesticidas y compuestos tóxicos en el organismo.

El libro de Olea ofrece 80 recomendaciones prácticas para evitar tóxicos, enfatizando la importancia de reemplazar plásticos en la cocina y optar por producciones ecológicas y de proximidad.

"El catedrático más polémico". Hace poco más de un lustro, Nicolás Olea, catedrático de Radiología y Medicina Física de la Universidad de Granada, y médico del Hospital Clínico San Cecilio, recibía esos calificativos por alertar del peligro de la acumulación de microplásticos y disruptores endocrinos en el organismo.

Hoy, cuando las evidencias son abrumadoras, aboga por un mensaje proactivo. Su libro, 80 recomendaciones para evitar los tóxicos [RBA], busca familiarizarnos con estos compuestos químicos impronunciables y adquirir hábitos para reducir la exposición.

¿Queda alguien que lo llame "alarmista" con todo lo que hemos ido sabiendo sobre los microplásticos y los disruptores endocrinos en estos 5 años?

No, nadie relevante cree ya que este mensaje sea alarmista, porque se ha confirmado todo, y a peor. Hemos modificado de forma radical el medio en que vivimos. La ECA, la Agencia Europea de Compuestos Químicos y Mezclas, dice que hay más de 245.000 de diseño en el mercado. Yo siempre digo de broma que el suelo de mi casa era de terrazo viejo, los muebles de madera, las cortinas de lino viejo y los techos de escayola. Ahora el suelo es de PVC, los muebles de melamina, las cortinas de poliéster y las paredes de una resina epoxi. Todos derivados del petróleo.

Usted cuenta con humor que, si descubriera petróleo, no vendería ni una gota, porque el negocio está en la producción de plásticos.

Y lo peor, probablemente, esté por llegar: las consecuencias de la exposición desde niños, porque a mí ya me ha pillado de adulto. Cualquiera nacido en el siglo XXI ha 'mamado' el medio ambiente químico desde su nacimiento. En el 99 decíamos 'todos los niños españoles mean plástico', y se entendía que había que ir a mirar al orinal a ver si estaba el casco del Playmobil. No, lo que había era bisfenol A, ftalatos, compuestos a los que yo no estuve nunca expuesto en mi niñez.

El libro hace una referencia muy dura a las 'hijas del petróleo', por la mayor afectación que esta contaminación supone para las mujeres.

Sí. Cuando empezamos a explicar la transferencia materno-infantil, contábamos una cosas terrible: 'El embarazo y la lactancia es la mejor limpieza, la manera que tiene el cuerpo para librarse de todo lo que es bioacumulable'. Las madres nos escuchaban, claro, y se quedaban heladas. Los estudios de biomonitorización nos dicen que estos compuestos de diseño muy sencillo atraviesan libremente la mayoría de las barreras. Además, ya sea por menarquía, por telarquias, por ciclos menstruales o menopausia, la exposición de la mujer parece mucho más florida y con mayores consecuencias.

¿Hay indicios de una relación entre la acumulación de tóxicos desde la infancia y la aparición de cánceres de mama y ovario en mujeres cada vez más jóvenes?

En muchas enfermedades crónicas, incluido el cáncer, el diagnóstico es más precoz y más temprano. Cuando yo acabé la carrera en el 77, el tumor de mama aparecía en una mujer de 70 u 80 años. Ahora, vemos cáncer metastásico de mama en una chica de 34 años. Los propios oncólogos están asustados de la precocidad. No se debe ni a la mayor accesibilidad al diagnóstico, ni a mejores máquinas de detección. Hay realmente un adelanto en la mayor parte de los tumores, y esto sugiere factores de exposición temprana en torno al embarazo, la lactancia y la adolescencia, como recoge la famosa revisión de The Lancet.

Precisamente The Lancet ha lanzado este verano su panel de observación del riesgo de los microplásticos. ¿La comunidad científica y médica se está sensibilizando?

Ahí entra lo que llamamos 'la fábrica de dudas', que ha ido desde el tabaco hasta el cambio climático. Las voces que dicen 'sí, es cierto, pero tampoco sabemos si es malo...'. Hombre, llevamos 40 años estudiando el efecto del bisfenol-A, del monómero del policarbonato, de los ftalatos aditivos del PVC o de los perfluorados. ¡No me digas ahora que un fragmento de plástico es inerte, como un guijarro de la playa! Todo el mundo anda asustado con la microbiota y los procesos inflamatorios intestinales cuando tenemos a la gente con el tubo digestivo tapizado por microplásticos. Hasta la menor de las exposiciones producirá inflamación local.

La pandemia, no obstante, ha traído el enfoque OneHealth: la idea de que la salud global es indisociable del medioambiente y la conservación.

Absolutamente. Los Dietistas-Nutricionistas deben empezar a incorporar los conceptos de proximidad, de cultivos de temporada y de producción agroecológica. En un estudio de la Universidad Virgili i Rovira, se midieron 168 residuos de pesticidas en la orina, muchos de ellos disruptores endocrinos. Tras una semana de dieta de consumo ecológico, orinaron un 20% menos de pesticida.

¿Qué acciones diarias se podrían implementar en este sentido?

No es tan difícil. Cuando salió el Real Decreto de comedores escolares, el desarrollo se queda muy corto. Habla de comida ecológica para toda España dos veces al mes. ¡Tío, te has quedado corto! En Francia se ha 'cargado' todo el plástico en el comedor escolar: si ven una cucharilla de plástico, guillotina. Aquí, una madre me cuenta que las bandejas en el colegio de su hijo son de policarbonato. ¡No es posible que se use ese plástico para echar las lentejas en España! ¿Quién decidió quitar el Duralex y el cristal? ¿Cuál es el riesgo, que se corten?

Nicolás Olea en el jardín tropical de la estación de Atocha, en Madrid

Nicolás Olea en el jardín tropical de la estación de Atocha, en Madrid Álvaro Muñoz Guzmán SINC

Usted defiende que la agricultura ecológica no es un capricho porque siguen entrando en Europa productos con pesticidas prohibidos. Algunos se siguen usando en España.

En Gran Canaria, un platanero me vino llorando porque desde el pasado 15 de agosto le han reducido mucho el uso de acetamiprid. Y le respondí: '¿Pero no te das cuenta de que es muy tóxico para los seres humanos y el medioambiente?'. ¡Y lo hemos estado comiendo hasta ahora! En Francia, el acetamiprid lleva prohibido desde 2018. Un diputado propuso reintroducirlo argumentando que España lo usaba. Y una enferma de cáncer, Fleur Breteau, lanzó el movimiento Cancer Colère (Cáncer Rabia). Logró un millón de firmas en contra en una semana.

¿Es posible que en España no haya esa sensibilización porque los pesticidas y tratamientos químicos han traído prosperidad al campo?

Completamente. La agricultura convencional se ha beneficiado de la química para aumentar la producción. Cuando era niño, cada 3 días había que tirar una naranja del frutero porque se había puesto verde con pintas blancas. Ahora las naranjas abandonadas se convierten en 'nueces' gracias a los fungicidas postcosecha. Sabemos desde hace años que la mayoría de esos fungicidas son antiandrogénicos. No nos sorprendamos si luego tenemos un mal recuento espermático.

La sensación al leer el libro puede ser abrumadora: hay tóxicos en prácticamente todo lo que nos rodea y en lo que consumimos. ¿Qué le diría al lector sobrepasado?

Lo que pretendía al escribirlo era ayudar a eliminar los riesgos más evidentes a nivel particular. Y estas 80 recomendaciones se pueden hacer sin que cueste dinero. ¿La prioridad? Sacar el plástico de tu cocina: fuera las sartenes antiadherentes con compuestos perfluorados, los tápers de plástico ricos en ftalatos o las botellas de policarbonato. Hemos sustituido el cristal, la madera y el metal por silicona: recuperémoslos, y la exposición disminuirá llamativamente. Hay otro problema enorme que es el textil, todos vestimos de poliéster y las fibras en el hogar atrapan todas las sustancias y los plásticos. Mi recomendación: no vuelvas a barrer, ventila y aspira.

Llama también la atención la defensa de la tan denostada agua del grifo. Usted insta a exigirla hasta en el restaurante, en jarra de cristal.

La tragedia del agua de grifo es que no podemos renunciar en el siglo XXI a un bien que conseguimos en el siglo XIX. Piensa en la plantilla de ingenieros, técnicos y profesionales que garantizan la calidad del agua de grifo. En Madrid, 1.000 litros de agua puestos en tu casa valen 1,98 céntimos. Y el agua mineral se vende a 2 € el litro y medio. Y lo de las jarras en los restaurantes y las fuentes públicas viene del European Green Deal de 2019. Pero llegó el Covid-19, y con él la orgía de plástico.

La principal lección es que el riesgo vinculado a estos tóxicos es acumulativo: aunque estén autorizados a bajo nivel, los efectos de la combinación son incalculables.

Yo pongo el ejemplo de esos seis tomates insípidos en una barqueta de poliestireno, envueltos en un film de polipropileno, metidos en una bolsa de policarbonato y que tú arrastras en un carrito de poliestireno. La plastificación es de un grado monstruoso. La fruta hay que pelarla porque muchos de los pesticidas que se usan son sistémicos, están entrando con el agua de riego. La clave sería devolverle el valor a la producción ecológica y cercana. Con el nombre que se quiera: si hablar de ecológico suena a pagar más, hablemos de producción de temporada, de proximidad y de confianza.