La actriz Lydia Bosch.

La actriz Lydia Bosch. Gtres

Ciencia

Lydia Bosch, 61 años, alto y claro sobre cómo mantiene su figura: "Me levanto a las siete y hago este ejercicio en ayunas"

Además del ejercicio diario, la actriz sigue un plan alimentario estricto centrado en un aporte adecuado de proteínas.

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Las claves

Lydia Bosch, a sus 61 años, mantiene su figura con una rutina que combina ejercicio diario y una alimentación precisa, comenzando su día con una hora de cardio al aire libre.

La actriz sigue un desayuno rico en proteínas, alternando entre claras de huevo, queso fresco y un batido de proteínas, cacao y frutas, ajustándose a las recomendaciones nutricionales para su edad.

Aunque su enfoque es saludable, expertos sugieren considerar la inclusión de la yema del huevo y diversidad de proteínas vegetales para una dieta más completa.

A sus 61 años, Lydia Bosch se mantiene en plena forma y con un aspecto fantástico. Y lo cierto es que no es para menos. La actriz sigue una rutina que combina ejercicio diario y una alimentación precisa. En una entrevista con la nutricionista Patricia Pérez explicó cómo afronta la menopausia y los cambios físicos con disciplina y constancia.

El día de Bosch empieza al amanecer. "Me levanto a las siete de la mañana, hago una hora de cardio por la urbanización", contó la actriz, que define esta práctica como "una forma de vida". Un tipo de ejercicio que, como señala la Fundación Española del Corazón (FEC), es fundamental para mantener la salud cardiovascular a cualquier edad.

El hecho de hacer ejercicio al aire libre posee muchos beneficios: mejora la oxigenación, regula los ritmos circadianos y contribuye al equilibrio hormonal, algo especialmente importante en la menopausia. Sin embargo, aunque la práctica es incuestionablemente saludable, no está claro que hacerlo en ayunas sea siempre la mejor opción.

En este sentido, la Academia Española de Nutrición y Dietética sostiene que entrenar sin desayunar puede favorecer el uso de las reservas de grasa como fuente de energía, estimulando la oxidación de lípidos. No obstante, la restricción de alimento antes del esfuerzo no siempre favorece el rendimiento deportivo y puede generar efectos adversos.

De hecho, algunos estudios, además, matizan que desayunar antes del ejercicio "prepara" al organismo para metabolizar mejor los nutrientes de la comida posterior, optimizando el rendimiento y la recuperación.

Desayunos ricos en proteínas

Lydia Bosch ha convertido el desayuno en el pilar de su rutina. Lo organiza por días, con una planificación que revela tanta disciplina como sentido práctico. "A veces tomo cinco claras con los cereales y pomelo", explicó. "Otros días los cambio por queso fresco con frutos secos, y el miércoles, que es mi día del chocolate, preparo un batido con proteínas, cacao puro, nueces, un poquito de miel y un plátano".

Esta alternancia aporta equilibrio y sentido práctico. En los días más proteicos, Bosch alcanza entre 15 y 20 gramos de proteína, una cantidad adecuada para su edad y nivel de actividad. Según la Fundación Internacional de Artrosis (OAFI), incrementar el consumo de proteínas en el desayuno ayuda a frenar la pérdida muscular y mantener fuerza y saciedad.

La ingesta proteica de Bosch se ajusta a las recomendaciones de los expertos —entre uno y 1,2 gramos por kilo de peso corporal— para conservar masa muscular y prevenir la sarcopenia. Además, su batido semanal de cacao, miel y plátano combina hidratos de carbono naturales, antioxidantes y grasas saludables, lo que contribuye a equilibrar el metabolismo y reducir el estrés oxidativo.

Quizás, uno de los puntos matizables es la exclusión de la yema. Al centrarse solo en las claras, pierde nutrientes esenciales como la colina, que favorece la función cognitiva, y la vitamina D, fundamental para la salud ósea. Según la OAFI, consumir el huevo entero es una opción más completa y segura dentro de una dieta equilibrada.

Lydia Bosch sigue el esquema clásico de cinco comidas al día, un patrón muy común entre personas activas. La entrevistadora planteó la duda desde la óptica de la longevidad: "comer oxida" y el cuerpo necesita descansar. El debate no es menor.

La Fundación Española de la Nutrición (FEN) respalda este patrón porque ayuda a mantener estable la glucosa y a evitar picos de insulina, algo útil en quienes tienen jornadas largas o alta exigencia física. En el contexto de Bosch, el método está correctamente aplicado.

Sin embargo, la investigación en envejecimiento introduce una idea complementaria. La autofagia —el proceso celular de "limpieza interna"— se activa mejor cuando el sistema digestivo tiene más horas de descanso. Los estudios más recientes apuntan que incorporar ventanas de ayuno controlado podría aportar beneficios adicionales a largo plazo.

Otro punto de mejora es la diversidad de proteínas. La FEN insiste en que, además de las fuentes animales, como el pollo, el huevo o el atún, conviene incluir legumbres, soja o frutos secos, que aportan fibra y micronutrientes con efecto protector frente al envejecimiento.

Con todo esto, podemos concluir afirmando que el protocolo de Lydia Bosch es un ejemplo de constancia y control. La ciencia avala su enfoque en casi todos los frentes: entrenamiento regular, desayuno rico en proteínas y dieta equilibrada. Aunque con algunos ajustes, podría ser algo mejor.