Imagen de archivo de parte de la capa de hielo que cubre el océano Ártico.

Imagen de archivo de parte de la capa de hielo que cubre el océano Ártico. Morven Muilwijk Efe

Ciencia

El Ártico no se derrite: el deshielo se ralentiza en el siglo XXI y los científicos prevén que seguirá así otra década

Los investigadores advierten que tras este periodo de relativa calma puede darse un rebote y acelerarse el deshielo.

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El progresivo deshielo del océano Ártico ha incrementado el interés geopolítico en la zona en los últimos años, culminando en las presiones indisimuladas de Donald Trump para controlar Groenlandia, una isla autónoma que forma parte de Dinamarca.

Pero el presidente de Estados Unidos puede esperar sentado, según un nuevo estudio que modeliza el ritmo al que el hielo que rodea al Polo Norte se va derritiendo.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, ha analizado datos por satélite disponibles desde 1979 y ha concluido que, si bien el Ártico perdió hielo a un ritmo alarmante hasta el año 2005, el ritmo del deshielo se ha ralentizado desde entonces.

No solo eso sino que, según predicen los modelos que han utilizado para simular su evolución, este frenazo se mantendrá durante los próximos 5 a 10 años.

La conclusión a la que llegan es que esta tendencia encaja perfectamente con el calentamiento global producto del cambio climático.

Además, tras este periodo de relativa calma, la pérdida de hielo pegará un rebote y volverá a acelerarse.

El clima es un asunto complejo en el que influyen multitud de factores y un mínimo cambio de los mismos puede acarrear consecuencias imprevistas.

El ejemplo clásico de esta evolución no lineal del clima es el del 'efecto mariposa': el batir de alas de una mariposa puede acabar provocando un huracán al otro lado del mundo.

Sin embargo, los científicos del clima han ido refinando cada vez más su análisis y desentrañado cada vez mejor las tendencias, llegando a integrarlas en modelos de simulación del clima cada vez más precisos.

Una desaceleración del 63%

Utilizando al menos dos conjuntos de datos por satélite independientes, los investigadores —liderados por Mark England, actualmente en la Universidad de California en Irvine— calcularon una reducción media en la capa de hielo de unos 780.000 kilómetros cuadrados por década desde 1979.

Lo hicieron midiendo la extensión de esta capa cada septiembre, cuando alcanza su mínimo, y observaron una notable ralentización a partir de 2005.

En los últimos 20 años, la extensión de hielo derretida ha sido de entre 290.000 y 350.000 kilómetros cuadrados por década, reduciéndose el ritmo del deshielo a menos de la mitad: una desaceleración de entre el 55% y el 63%.

Incluso hubo una pausa en la pérdida de hielo ártico entre los años 2007 y 2013, pero los autores del trabajo, publicado en la revista Geophysical Research Letters, que estas pausas suelen ocurrir incluso en escenarios de altas emisiones de gases contaminantes.

Aquí está el quid de la cuestión. Utilizando dos modelos climáticos globales, realizaron múltiples simulaciones por ordenador y comprobaron cómo estos periodos de calma encajan perfectamente en la tendencia global.

"Mientras que puede sonar sorprendente que la pérdida de hielo del Ártico se ha ralentizado incluso a medida que las temperaturas globales alcanzan máximas de récord, la evidencia del modelado climático sugiere que deberíamos de esperar que estos periodos ocurran con cierta frecuencia", señalan.

Entre los factores que pueden haber influido en esta ralentización se encuentran fluctuaciones en los ciclos de temperaturas de los océanos Pacífico y Atlántico, que pueden enfriar temporalmente la región.

Estos factores pueden llegar a enmascarar temporalmente la acción humana, incluso cuando se produce un repunte en el calentamiento como el que ha ocurrido tras la prohibición de las emisiones de aerosoles sulfatados en el tráfico marítimo.

Mientras el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero impiden que el calor escape de la superficie terrestre, los sulfuros enfriaban artificialmente las zonas donde se concentraban al hacer de pantalla a la radiación solar.

Tras su prohibición en los combustibles de transporte marítimo —son muy perjudiciales para la salud— ha habido un repunte en las temperaturas de aquellas zonas donde había una mayor concentración, como el Pacífico norte.

Efecto rebote

Los modelos elaborados por los investigadores de la Universidad de Exeter estiman que esta ralentización del deshielo se mantendrá en los próximos cinco a diez años.

Sin embargo, advierten de que tras esta calma ocurrirá un rebote y el deshielo volverá a acelerarse por encima de la media histórica.

El caso del Ártico no es el único en que se ha observado una paradoja que parece contradecir la narrativa del cambio climático.

Un trabajo reciente documentaba un aumento de la capa de hielo de la Antártida, en el polo global opuesto, entre 2021 y 2023 tras tres décadas de destrucción de la misma.

Como señalaba a EL ESPAÑOL Santiago Giralt, investigador de Geociencias Barcelona y miembro del grupo POLAR CSIC, "el sistema atmosférico es extraordinariamente complicado", por lo que estos cambios son habituales pero no neutralizan la tendencia global al deshielo.

"No es como darle una patada a un balón y que se mueva en función de la fuerza con la que le pego. Habrá años en que la temperatura será más baja, pero eso es la variabilidad climática", apuntaba, para sentenciar: "La tendencia general es irrefutable".