Sandra Moñino.

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Ciencia

Sandra Moñino (29 años), chef de cocina saludable, no se corta: "El secreto de la lasaña sana es esta bechamel antiinflamatoria"

Esta receta sin gluten ofrece una opción ligera y sabrosa que ayuda a incorporar colina, esencial para la memoria y la salud cerebral.

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Cuando pensamos en una lasaña, lo habitual es imaginar capas de pasta, carne y una generosa ración de bechamel. Pero esta receta clásica admite reinterpretaciones mucho más ligeras y saludables sin perder un ápice de sabor. Es lo que ha demostrado la nutricionista Sandra Moñino en una de sus publicaciones en redes sociales, donde propone una versión sin pasta y con una 'bechamel' elaborada a base de coliflor.

Esta propuesta permite incorporar de forma sencilla un nutriente poco conocido pero fundamental para la salud cerebral: la colina. Presente en alimentos como el huevo, la carne o vegetales como la coliflor, su papel en el organismo es muy importante. Además, al no llevar harina, es una opción ideal para quienes buscan una receta de lasaña sin gluten y saludable, apta para todo tipo de dietas.

La preparación no tiene complicaciones. Moñino parte de un ingrediente tan común como la coliflor. Tras cocerse, se tritura con un poco de leche vegetal y especias al gusto hasta obtener una crema suave y consistente. Esta preparación sustituye a la bechamel y se alterna con capas de calabacín a la plancha y carne picada de ternera mezclada con tomate. La receta se completa con un toque de queso y orégano antes de pasar por el horno unos minutos.

El resultado es un plato completo y equilibrado, con propiedades antiinflamatorias, que ayuda a reducir calorías y a evitar harinas refinadas. Gracias a la combinación de vegetales como la coliflor y alimentos de origen animal, esta receta aporta una cantidad significativa de colina, un nutriente esencial para el buen funcionamiento del cerebro. Por tanto, es una forma sencilla y sabrosa de incorporar este compuesto a la dieta diaria sin necesidad de recurrir a suplementos.

A pesar de que su nombre no es tan conocido como el de otros nutrientes, la colina desempeña funciones fundamentales en el cuerpo. Forma parte de las membranas celulares, participa en la síntesis de acetilcolina —un neurotransmisor clave para la memoria y el aprendizaje— y está implicada en el metabolismo del hígado y en la regulación de la homocisteína, un marcador de riesgo cardiovascular.

Qué es la colina

El organismo puede producir colina por sí solo, pero no en cantidades suficientes. Por eso, es necesario obtenerla a través de la dieta. La EFSA, el organismo europeo encargado de la seguridad alimentaria, afirma que una ingesta adecuada debe rondar los 400 miligramos al día. Una cantidad que debe ser incluso algo más alta para las mujeres embarazadas. Sin embargo, un artículo publicado en Nutrición Hospitalaria, advierte que la mayor parte de la población europea no alcanza los niveles recomendados.

Diversos estudios han vinculado una mayor ingesta de colina con un mejor rendimiento en pruebas de memoria y una menor incidencia de demencia en la edad adulta. Incluso se ha observado que las personas con dietas más ricas en fosfatidilcolina —la forma más abundante de colina en alimentos como el huevo— presentan un menor riesgo de sufrir deterioro cognitivo.

El problema es que muchas dietas modernas, especialmente las que reducen o eliminan productos animales, pueden quedarse cortas en colina si no se planifican adecuadamente. Por eso, los expertos insisten en la importancia de diversificar las fuentes alimentarias y no prescindir de alimentos clave como el huevo, la leche o ciertas carnes sin tener en cuenta su aporte nutricional.

En este contexto, la receta de Moñino, es una propuesta sabrosa y ligera, pero también un ejemplo práctico de cómo pequeños gestos en la cocina pueden tener un impacto positivo en nuestra salud a largo plazo. La bechamel de coliflor no sustituye por completo a otras fuentes más concentradas de colina, como los huevos, pero puede contribuir a mejorar la ingesta general de este nutriente.