Opinión

El 99 Aniversario de la Legión Española

20 septiembre, 2019 20:15

El Tercio de Extranjeros, nombre original de La Legión, nació como fuerza de choque para la dura guerra de Marruecos y tenía como objetivo sustituir a las unidades de recluta forzosa cuya pobre preparación y frágil moral era motivo de gran número de bajas y dificultades en el desarrollo de las operaciones terrestres. Por Real Decreto de 28 de enero de 1920, siendo a la sazón Ministro de Guerra don José Villalba, Su Majestad el Rey don Alfonso XIII tuvo a bien disponer lo siguiente: "Con la denominación de Tercio de Extranjeros se creará una Unidad militar armada, cuyos efectivos, haberes y reglamento por que ha de regirse serán fijados por el Ministro de Guerra". Abierto a españoles y extranjeros sin mayores exigencias que ser sanos, fuertes y aptos para empuñar las armas, ofreciendo, a cambio, la posibilidad de hacer carrera militar en el seno de La Legión.

Se vería convertido en realidad lo que comenzó siendo un proyecto del Teniente Coronel de Infantería José Millán-Astray Terreros, militar de prestigio que unía a una elevada formación militar un demostrado heroísmo forjado en Filipinas y posteriormente en África, donde mandó Fuerzas Regulares. Millán-Astray plasmó en sentencias simples la que definió como base espiritual de la Legión. Se trata de uno de los credos más honorables y emocionantes de nuestras Fuerzas Armadas.

El 20 de septiembre de 1920 se considera oficialmente la fecha de nacimiento de La Legión. Ese día se alistó el primer legionario. Desde los primeros instantes empezó a adquirir su espíritu peculiar con la alusión a las viejas glorias de la Infantería española y con el título de caballero otorgado por el Jefe fundador a todos los legionarios, con la energía en el saludo y, sobre todo, del Credo Legionario su código de conducta.

Empezó a ser conocida por su socorro de la ciudad de Melilla tras el desastre de Annual. En 1923 con la unidad plenamente operativa Millán-Astray redactó y editó un libro titulado La Legión, en el cual aparece públicamente la primera forma conocida de El Credo, que consiste en una lista de doce normas o sentencias simples como base espiritual de la Legión, ayudando así a conformar su espíritu de cuerpo. Todo Caballero legionario debe saber de memoria El Credo y aplicarlo en todas las facetas de su vida. Una guía de conducta simple y fácil de memorizar. Unido a las ceremonias, a la uniformidad exclusiva de la Legión, a las tradiciones y al llamado culto a la muerte, conforma la base de la llamada mística legionaria, creada conscientemente por su fundador, y cultivada desde entonces.

El objetivo de este fue conseguir una unidad cohesionada, dispuesta a actuar como tropas de choque sin temor a la muerte. El mismo Millán-Astray admitió muchas veces ser un gran admirador del Bushido, obra que él mismo llegó a traducir al español durante los años 20 a partir de una edición francesa.

Los Doce Espíritus que forman el Credo Legionario son:

  1. El Espíritu del legionario: Es único y sin igual, de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.
  2. El Espíritu de compañerismo: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos.
  3. El Espíritu de amistad: De juramento entre cada dos hombres.
  4. El Espíritu de unión y socorro: A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio.
  5. El Espíritu de marcha: Jamás un legionario dirá que está cansado, hasta caer reventado. Será el cuerpo más veloz y resistente.
  6. El Espíritu de sufrimiento y dureza: No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño, hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones, carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.
  7. El Espíritu de acudir al fuego: La Legión desde el hombre solo hasta La Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego, de día, de noche, siempre, siempre, aunque no tenga orden para ello.
  8. El Espíritu de disciplina: Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.
  9. El Espíritu de combate: La Legión pedirá siempre, siempre, combatir, sin turno, sin contar los días, ni los meses, ni los años.
  10. El Espíritu de la muerte: El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.
  11. La Bandera de La Legión: Es la más gloriosa porque está teñida con la sangre de sus legionarios.
  12. Todos los hombres legionarios son bravos: Cada Nación tiene fama de bravura; aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente.

El texto se mantuvo inalterado durante años excepto por un detalle del 11º espíritu: la edición original rezaba: La Bandera de La Legión será la más gloriosa... La forma en futuro fue modificada en presente, en un acto con gran ceremonia tras la entrega de la primera Bandera Nacional a La Legión el 5 de octubre de 1927 por parte de la entonces SM la Reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII, al considerarse que las bajas Legionarias hasta la fecha lo hacían merecedor de tal modificación.

Hacia 1923, el entonces Jefe de La Legión, Teniente Coronel Rafael Valenzuela distribuyó entre sus mandos y tropa una nota en la que añadía un Nuevo Espíritu: El Espíritu del pelotón de castigo: el sufrir arresto en el pelotón es derecho del legionario que pecó militarmente; derecho que no debe desposeersele ni con indultos ni atenuaciones, y cuanto más plenamente realize el pago más se desliga de su falta, que al terminar el correctivo deja de pesar sobre él puesto que se liberó pagando por ello su justo precio. Aunque nunca se ha añadido oficialmente este redactado adicional al Credo ha tenido esa consideración durante mucho tiempo formando parte del corpus de costumbres propias de La Legión.

El tercer jefe de La Legión, Francisco Franco, retocó en 1923 la redacción del Espíritu de unión y socorro, eliminando algunas palabras, de forma que quedaba como sigue: A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio. Posteriormente se recuperó la redacción original.

Espíritu al que desertaba o se suicidaba: Legionario, si tu condición de hombre no te hace responsable de tus actos, ¿de qué te quejas?: cumple tu compromiso y vete.

Oración del Legionario: Ante el monumento legionario, presidido por el Cristo de la Buena Muerte, y desde las filas de la gloriosa Legión, recordamos a quienes murieron con nobleza y honor. Señor de la vida y la esperanza, fuente de salvación y de paz, concede a nuestros difuntos el descanso eterno.

Es muy difícil de resumir en tan pocas líneas tan alta sabiduría militar, en pocas palabras la Guía del Valor. Se trata de uno de los credos más honorables y emocionantes de nuestras Fuerzas Armadas. Hace ya más de 99 años que se alistó el primer Legionario y la Legión Española sigue fiel a su Credo y a España, y ha sabido siempre ganarse el respeto de todos.