La ciencia huye de Castilla y León

La ciencia huye de Castilla y León

Educación y Universidad

La ciencia huye de Castilla y León

José Carlos Cobos, catedrático de Física Aplicada en la UVa, nos ha narrado el declive de la ciencia en la Comunidad, pero se muestra esperanzado, queda mucho por descubrir y enseñar

23 marzo, 2022 11:29

La España vaciada es un término que resuena en la mente de todos los castellanos y leoneses. Sus consecuencias afectan a todos los sectores de la Comunidad, no solo porque Castilla y León haya perdido más de 150.000 habitantes en apenas una década, sino que también ha dañado especialmente a las universidades, la ciencia y la investigación.

José Carlos Cobos, catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Valladolid, nos ha narrado el declive de la ciencia por culpa de las numerosas crisis que se han ido encadenando, pero tiene esperanzas en que el futuro sea brillante y que queda mucho por descubrir y enseñar.

Cobos cree firmemente que el problema con la ciencia, no solo en Castilla y León, sino en toda España, es por un “problema de prioridades”, que desencadena en una palpable falta de financiación. Esto no solo afecta a la inversión recibida por las empresas públicas y privadas del sector, sino también en cómo la población entiende la ciencia, que muchas veces es vista como una materia de nicho, solo apta para los más “cerebritos”, en el imaginario común no hay más que “estereotipos muy marcados”, destaca el físico.

La forma en la que la ciencia es enseñada también afecta a la decadencia de los últimos años. Cobos subraya que los maestros de infantil y primaria son los más importante de todos, son “la base de lo que va a llegar luego, son el futuro de la materia”. Sin embargo, el verdadero problema de la ciencia en Castilla y León es una suma de factores: la ampliación del número de universidades en toda España y la consiguiente depreciación de las instituciones de la Comunidad; y la falta de presupuesto para contratos indefinidos, estables y que acompañen a la carga de trabajo que realizan los científicos. Pero, sobre todo, a la falta de empresas, que no facilita la creación de empleo, por lo que a los recién graduados no les queda otra que huir a otras comunidades o incluso otros países.

La depreciación de las Universidades de Castilla y León se inició tras la implementación del Plan Bolonia. Antes, las carreras debían tener la misma base en toda España, pero la llegada de los grados cambió todo, dejando apenas cuatro o cinco asignaturas iguales para todas las universidades, centradas en el primer año. Con el tiempo se creó la idea errónea, exportada de otros países como Estados Unidos, que ya no importa que carrera curses, sino dónde las has estudiado. Esta pérdida del “mínimo común múltiplo” en los grados y la suma de la creación de nuevas universidades en diferentes comunidades del norte de España, llevó a la UVa perder su sobrenombre de 'La Universidad del Norte' y reducir su alumnado en más de la mitad, de 48.000 que llegó a tener, a los poco más de 20.000 de los últimos años.

Esto podría verse como una pérdida de calidad por parte de la institución, pero, nada más lejos de la realidad, Cobos comenta que desde la Universidad de Stanford se realizó un estudio según la influencia de los investigadores, y que en el 2 por ciento de los más influyentes del mundo se encontraban 16 profesionales de la Universidad de Valladolid, entre los que él estaba incluido. El físico repite que es un problema de financiación, “antes el gobierno financiaba los cinco años de las licenciaturas, ahora solo los cuatro de los grados, dejando en mano de las autonomías los másteres. Por eso Castilla y León se ha visto muy damnificada, no pudiendo competir con otras comunidades más ricas”.

A pesar de eso, “lo que no se dice es que la universidad menos financiada de EE. UU., que es la de Puerto Rico, está en el puesto 5.000 en el ranking mundial, con una financiación de 2.000 millones de dólares, y la UVa, con solo 200 millones, en el 800. Pretenden que sin dinero se pueda competir contra otras. Stanford tuvo en su momento financiación de 30.000 millones de sus alumnos. ¿Cómo compites ante eso?”, aclara el catedrático.

Esta supuesta depreciación de las instituciones también afecta al alumnado, que una vez graduados deben tener claro si acceden al mercado laboral o se quedan en la universidad realizando una tesis, una tesis que puede ser menospreciada por otros científicos del mundo solo por haber sido publicado en Castilla y León. Sin embargo, el profesor de la UVa tiene las cosas claras y señala que “los que se quedan a hacer una tesis son alumnos extraordinarios. Si no es así, les recomiendo que hagan el máster de docencia o busquen trabajo. Si no son los mejores no van a conseguir un contrato, solo van a perder dinero. Falta mucha financiación en sueldos y las tesis son muy duras, solo el 5 por ciento de los que la empiezan la acaban”.

Los presupuestos en ciencia los deciden las comunidades por separado, basado en un porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) de cada una, que extrapolado a Castilla y León no es una mala cifra, “pero eso no es lo que importa es el presupuesto, no podemos competir con otras comunidades, que decir de otros países. En una de las reuniones que tuvimos con la Junta, nos recriminaron que gastábamos mucho, pero lo que deberían tener claro es que no es un gasto, es una inversión a futuro para la Comunidad”, señala el físico.

Muchos alumnos ante esta situación huyen a otros países porque saben que el futuro de los países pasa por la Investigación y Desarrollo (I+D) y tienen claro la diferencia entre empresa y fábrica. Las empresas invierten en universidades, normalmente, cercanas geográficamente, porque en caso de aparecer un problema son los propios investigadores quienes les ayudan. Por el otro lado “las fábricas ponen cuatro robots y cuatro ingenieros y ya”. Lo que hacen las empresas es deslocalizar las fábricas a países más baratos, pero las empresas no se mueven. “En España no tenemos empresas, pero no es algo que dependa de científicos, sino de economistas, burócratas y demás”, aclara el físico.

“¿El dinero de la UE?  ¿En qué se está invirtiendo? El dinero se utiliza mal, en vez de preguntar a profesionales, lo hacen todo por ideología, la ideología enmascara las cosas. Nadie viene a preguntarnos, cuando somos una institución, deberíamos ser los primeros. La España vaciada, si es que es normal, la gente emigra a donde hay trabajo, donde está el foco de empresas”, comenta el catedrático.

Que el propio Gobierno no preste la atención necesaria ni financie como debería a la ciencia, a las tesis o las publicaciones, desencadena que todo se quede en un nicho muy “pequeño” de científicos. Como bien menciona el físico “falta divulgación a todos los niveles: en periódicos, televisión, radios. Pero además en centros educativos, colegios e institutos. Cobos cuenta que en la UVa crearon la “física del todo a 100”, en la que, con productos comprados en estos establecimientos, creaban experimentos científicos y recorrían los colegios enseñándoselo a los más pequeños. Pero hay que ser precavidos, porque la ciencia no es un circo. “Lo que hace Pablo Motos no es lo que se busca. La ciencia llega cuando después del circo explicas lo que has hecho”.

Los medios deberían tener científicos, para ayudar con los temas y no dar pie a bulos o desinformaciones. En la Universidad de Valladolid se propuso la creación de dos másteres, uno financiado por Telva, de moda, y otro científico. “En el primero se apuntaron 20 y en el otro solo 1, falta cierta concienciación de la ciudadanía”. Incluso series como Big Bang Theory o Numbers acercan la ciencia a la población, aunque Cobos aclara que deberían darles otro punto de vista, eliminar los estereotipos del investigador y que la trama no trate “de buscar novia”

El catedrático subraya que en la Comunidad hay buenísimos profesionales, pero entre la franja joven destaca dos nombres: Francisco Javier Hernández Heras y David Martinez Martín.

David Martinez Martín, de Aranda del Duero, profesor titular en la universidad de Sídney, en Australia. Fue el primer científico en hacer una foto a una célula viva, portada en Science, y que apareció en la galería de emprendedores e innovaciones de patentes.

Por otra parte, Francisco Javier Hernández Heras estudió física y matemáticas en la UVa y luego Biología en el Imperial College. En la actualidad estudia el ojo de una mosca para estabilizar el vuelo de los aviones y está en la fundación Gulbekian en Lisboa.

Estos jóvenes están fuera de Castilla y León porque les ofrecieron un contrato fijo, y les pagan “como dios manda”, pero también “son muy buenos y eso influye”. El físico confía en que, en el futuro, sus dos alumnos vuelvan a la Comunidad para enseñar todo lo que han aprendido.