Autismo, puzles y galletas

En este espacio os contaremos nuestra vida. La mía, que aporto la firma. La de Ana, mamá, que pone el corazón, la fuerza, la esperanza y el amor. Y la de nuestros hijo, del que nunca usaremos su nombre ni colgaremos imágenes. Os contaremos penas y alegrías. Los malos tragos y todo aquello que, creemos, puede servir de ayuda para superarlos y, por supuesto, las alegrías, que también las hay, y muchas.

Rabieta de un niño.

Rabieta de un niño.

¿Por qué crees que mi hijo con autismo es un malcriado y no que tiene un problema?

El padre de un adolescente con autismo nos contaba hace poco el 'problema' más reciente de su vida. Los últimos análisis de sangre no habían dado los mejores resultados y el médico había ordenado ejercicio físico para el chico con efecto inmediato. El running está de moda, pero a su hijo lo de salir a correr le hizo entre poca gracia y ninguna. Así que cada vez que el padre intentaba forzarle a trotar si quiera por la calle las protestas y los gritos del muchacho llegaban a oídos de la policía, día sí, día también, gracias a la llamada de algún vecino preocupado y bienintencionado.

"Es que es autista". Esas cuatro palabras son mágicas. En el mismo momento en que las pronuncias la cara de la persona que te mira -habitualmente enfadada- cambia hacia una expresión que mezcla compasión, pena y, quizás, incluso hasta algo de comprensión. Por desgracia, poco a poco, te acostumbras a esos gestos, miradas y actitudes. Es lo que hay. Tampoco puedes vivir luchando contra todos todos los días.

Hay, sin embargo, algo a lo que cualquier padre/madre de un niño con autismo se resiste, nos resistimos, con todas las fuerzas disponibles. Nuestros hijos no son unos malcriados ni nosotros unos padres que les permitamos todo y por ello se comporten como se comportan. Nuestros hijos, por azares del destino, padecen un trastorno, concretamente Trastorno del Espectro Autista y este, como tantos otros, no se cura.

Quizás por eso, visibilizar el día a día de un pequeño con TEA pueda ayudar a que el resto de la humanidad, al menos, nos mire con cierta condescendencia y no con pena, con respeto y no con lástima y, en el caso de todas esas madres, con admiración. Para muestra de lo que hacen en su día a día, este hilo en Twitter de @LadyCrocs repleto de experiencias, sabiduría, resignación y toneladas de amor.