Diana Morant, junto a Carlos Mazón en un reciente acto empresarial. Efe / Kiko Huesca

Diana Morant, junto a Carlos Mazón en un reciente acto empresarial. Efe / Kiko Huesca

Sintiéndolo mucho

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En la canción de Joaquín Sabina Sintiéndolo mucho, hay un verso que me parece brillante:

"Si el corazón no rima con la realidad, cambio de rumbo, sintiéndolo mucho".

Los acontecimientos recientes de la política española demuestran que, tanto en Ferraz como en Génova 13, se necesitaría de vez en cuando un Sabina que les recuerde ese verso.

Se necesita un cambio de rumbo en Ferraz, donde Diana Morant pide elecciones en la Comunidad Valenciana mientras dos ex números dos del PSPV están imputados por una corrupción cada vez más evidente, y donde la UCO ha señalado al ministro Torres por unas conversaciones que, en una democracia seria, harían caer a un gobierno. Su Sanchidad hace tiempo que dejó de representar a España, pero su ambición desmedida y amoral le impide realizar el humilde acto de convocar elecciones.

Ojalá ese PSPV que con razón enarbola la bandera del volem votar —para que los valencianos elijamos presidente— enarbolara también la bandera de pedir responsabilidades políticas a Sánchez. Que alguien en Ferraz tenga la decencia de recordarle al presidente y a Montero que no se puede llamar a las universidades privadas "chiringuitos” y luego matricular a la hija en una.

Pero también faltan versos de Sabina en la sede del PP. Feijóo hace tiempo que perdió legitimidad para liderar la oposición, porque sus palabras y las acciones de sus líderes regionales ya no riman entre sí. No riman porque no hay presupuestos en Valencia ni en Aragón para 2026; no riman porque no se puede pedir elecciones a Sánchez y en Valencia ignorar las urnas; y no riman porque, como demostró la vicepresidenta del Consell en su última rueda de prensa, tan indigno puede ser el PP como el PSOE.

Cuando llegue el día de las urnas, iré con Sabina. Me acercaré al colegio electoral y, como mi corazón no rima con ninguna papeleta, cambiaré de rumbo, sintiéndolo mucho.