Fotograma del vídeo de Pantomima Full.

Fotograma del vídeo de Pantomima Full.

¡Cariño, salimos en el Youtube!

Justo Zamarro
Publicada
Actualizada

Mucho se está hablando del último vídeo que Pantomima Full ha publicado en su canal de YouTube, y que en tan sólo un par de días ha alcanzado más de 800.000 visualizaciones. Si cada una de sus publicaciones logra sacarnos una sonrisa pícara o una explosiva carcajada al reconocer a nuestro jefe, a nuestra vecina o a nuestros extodo en los modelos sociales que se describen, esta vez el nivel de autenticidad del vídeo titulado Conformista ha roto el molde.

Y es que el sketch -perdónenme el palabro- es buenísimo; un relato fiel y necesario de la España real de toda una generación. No llama la atención que haya removido conciencias o que esté levantando incómodas ampollas en todos aquellos que se ven reconocidos aunque no lo admitan, o se limitan a señalar con el dedo a sus cuñados favoritos con ánimo de animar, pero a la inversa. Aunque toda generalización es un engaño, pues como ya saben la realidad es variada y dolorosamente infinita, el formato elegido, el tono, el registro y el atuendo logran dar en el centro rojo de la diana de un sentir colectivo, han clavado el dardo en el tejido emocional, ahí donde más duele y dónde más se necesita.

El mensaje que lanza ha salido del medio para arrastrarnos dentro del mismo en un viaje de difícil retorno, tal que si el medio se hubiera convertido de pronto en un espejo fiel de nosotros mismos, un reflejo plagado de palabras que explotan en frases que son el abono diario de una insatisfacción en bucle de la que ya no se intenta salir: "Es todo lo mismo", "Nos aguantamos", "Es lo que toca", "Yo me dormí", "Igual es peor"… Todo un decálogo de intenciones de baja frecuencia, de mínimos por no cumplir en un entorno en el que de perder tanto ya ni se pierde. El fiel reflejo color sepia sin más filtro que el de la gris realidad social que conduce a un conformismo de medio pelo, una sintonía a pedales, alejado del vigor compulsivo de la autoexplotación con gomina. En apenas un minuto y medio, se deconstruyen y le enseñan las costuras a una generación a la que se le han cortado las alas antes de que les terminaran de crecer y a la que nunca le enseñaron que la vida de los anuncios publicitarios es posible en el más acá. El contenido del vídeo quema en las retinas y los oídos, están avisados. Corran a verlo, no vaya a ser que cuando lleguen haya sido ya pasto de las fauces del monstruo de lo no correcto.