
El EÓN Horneo celebra la victoria. EÓN Horneo
El EÓN Horneo honra al Pitiu Rochel con un monumento al balonmano y ya acaricia la Asobal
El equipo de Latorre, con un Torriko estelar, supera al Ciudad Real en un final épico y puede sellar el ascenso directo dentro de dos jornadas.
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Más de tres décadas después, Alicante acaricia de nuevo la élite del balonmano español gracias al EÓN Horneo, a dos disparos solo de la gloria. El equipo de Fernando Latorre, a tres jornadas del final, cuenta con tres puntos de ventaja sobre el bravísimo Caserío Ciudad Real, segundo, al que derrotó en un duelo épico marcado por la extraordinaria actuación de Ander Torriko, autor de 12 tantos y alfa y omega del equipo alicantino.
El central guipuzcoano, fichado para decidir este tipo de partidos, firmó una actuación antológica de principio a fin. Abrió el marcador con dos latigazos para soltar los nervios y enchufar al pabellón y lo cerró, ya sobre la bocina, con un fly los que no se olvidan, digna ofrenda para un templo como el Pitiu Rochel.
La gran virtud de Fernando Latorre, ya a las puertas de su segundo ascenso, fue convencer a un jugador con talento para competir en cualquier equipo grande de la Asobal, aunque castigado por las lesiones, de que debía bajar un año al infierno para convertirse, a medio plazo, en leyenda de un equipo y de una ciudad.
El técnico ha sabido crear alrededor del central un ecosistema con jugadores expertos y de calidad, como el argentino James Parker, autor de cinco tantos, o Dimitrievski, además de jóvenes con hambre, como Aarón Gutiérrez.
El encuentro, ante más de dos mil aficionados, un centenar de ellos de Ciudad Real, fue un monumento al balonmano en el mejor escenario posible. Tuvo alternativas en el marcador, acciones estelares, cambios tácticos, momentos de tensión y alguno de polémica.
La igualdad se mantuvo durante toda la primera parte, que finalizó con empate (15-15) y se prolongó hasta que el EÓN Horneo, apoyado en las paradas de un irregular Forlino y la percusión de Torriko, abrió una brecha de cuatro goles (24-20) en el ecuador del segundo acto.
Ciudad Real, guiado por Fis, Palomeque y Alejo, aguantó la embestida y se levantó de la lona con carácter, talento y juego para engancharse al partido e igualar el marcador a 30 segundos del final.
Última jugada
Latorre paró el partido para pedir un tiempo muerto. El alicantino sacó la pizarra y dibujó un último ataque para lograr una victoria imprescindible. Todo el pabellón sabía que Torriko iba a ser el protagonista de la jugada, aunque casi nadie imaginó cómo.
El vasco masticó con paciencia la última posesión hasta que abrió la pelota al extremo para Aarón Gutiérrez, pero el catalán, en lugar de lanzar desde la esquina, la devolvió al centro del área, donde apareció Torriko, suspendido en el aire, para empujarla a la red a tres segundos del final.
Este gol serà clau perquè l'@eonalicante aconseguisca l'ascens a l'@ASOBAL! pic.twitter.com/9N8iXd8cUU
— Josep Miquel Garcia (@josepmgarciam) April 16, 2025
"No era exactamente así, pero ha salido", comentó eufórico Latorre, una vez finalizado el partido y en plena invasión de pista. "Ahora no podemos liarla en Barcelona", añadió entre apretones, abrazos y felicitaciones de directivos, miembros de su staff y aficionados.
La victoria desató una explosión de euforia en el equipo y la afición alicantina, aunque todo lo vivido este pasado miércoles puede quedarse en un simple ensayo comparado con lo que será el partido ante Agustinos del 3 de mayo. El balonmano Asobal está a punto de volver a casa.