Que "el desayuno es la comida más importante del día" lo llevamos escuchando en España durante años. Siempre nos han dicho que era el momento del día para cargarnos de energía y, por eso, hemos comido durante años magdalenas, cereales azucarados y cacaos solubles. Sin embargo, cada vez más nutricionistas alzan la voz para prevenirnos de los peligros para la salud de abusar de este tipo de productos.
En la mayoría de las ocasiones, los españoles contamos el desayuno como una comida aislada del resto. Es decir, solemos desayunar casi siempre lo mismo y no tenemos en cuenta lo que tomaremos después para variar los nutrientes. Tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL, deberíamos hacer justo lo contrario: considerar el desayuno como una comida más del día y, por tanto, adecuarse al plato saludable de Harvard.
Esta fórmula de la famosa universidad americana consiste en reservar partes de tu plato para determinados alimentos: la mitad es para las frutas y las verduras, un cuarto para las proteínas saludables y el cuarto que falta para los cereales integrales. No es necesario que de un día para otro empecemos a desayunar garbanzos o sardinas —algo que puede ser recomendable—, pero aquí hay algunas ideas para empezar a mejorar.