'El Juli' abre la Puerta del Príncipe de Sevilla.

'El Juli' abre la Puerta del Príncipe de Sevilla. Empresa Pagés

Toros

'El Juli' abre también la Puerta del Príncipe, Manzanares la pierde y Aguado brilla a la verónica

Destacada corrida de Domingo Hernández y Garcigrande con cuatro toros de mucha calidad. 

4 mayo, 2022 22:36
Sevilla

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Julián López 'El Juli' ha abierto también la Puerta del Príncipe. La cuarta de la feria, sí la cuarta, y la séptima en su carrera. Miércoles de farolillos, la plaza a rebosar. Sobre el papel un cartel del gusto de los aficionados con el torero madrileño, José María Manzanares y Pablo Aguado con una corrida de Domingo Hernández-Garcigrande.

Sobre la realidad, un corridón de toros con cuatro toros para abrir esa ansiada Puerta. El Juli la ha abierto, Manzanares, no, pero también lo podría haber hecho. Aguado se ha llevado el lote más deslucido. Eso sí, a la verónica caló de nuevo en el corazón de Sevilla. Un gustazo.

Por el Juli parece que no pasa el tiempo. Tras un chaparrón mientras la gente terminaba de acomodarse, salió el sol y entendió a la perfección al primero de la tarde. En el capote y en el peto manseó, pero en su poderosa muleta tuvo una embestida deliciosa.

Conoce la casa mejor que nadie y lo fue sobando en cada muletazo hasta que nunca más miró más a las tablas. Le bajo la mano sin encorvarse él en demasía y los muletazos fueron fluyendo, algunos sensacionales hasta una tanda de naturales que hizo rugir la plaza.

La estocada fue hasta la bola y volaron los pañuelos. Dos orejas y una hoja de la Puerta del Príncipe abierta mientras el toro era arrastrado entre una tibia ovación para lo grande que fue en su tela roja. Ha estado bien, correcto con un oficio desmesurado, pero tampoco será una Puerta que pase a los anales de la historia, sino más bien un brindis al triunfalismo. Ay, Sevilla, vuelve pronto, por favor, porque parece que no estamos entre tus arcos ni sobre tu albero alcalareño.

Al cuarto, también de mucha calidad, lo toreó con mucho temple y mando por ambos pitones. Nada más que el ambientazo que se vio en el brindis desde los medios se veía que aquello iba a fluir. Antes embistió con mucha alegría al peto del picador Barroso que fue muy aplaudido. Su cuadrilla en banderillas también. 

Con la muleta empezó con mucho brío, pronto sonó la música, hasta que el Juli le cogió la velocidad aunque sin mucho ajuste. Eso sí, una tanda de naturales profundos le dio vuelo a la faena y cayó esa necesaria oreja y la llave de la Puerta sevillana. 

José María Manzanares torea con la muleta en Sevilla.

José María Manzanares torea con la muleta en Sevilla. Empresa Pagés

Manzanares la podría haber abierto si le hubiera cogido antes el aire a sus dos toros. Sus faenas han sido muy largas y con muchos altibajos. En su primero logró muletazos con más y menos ajuste, pero muy desordenados y escasos de remate. Sonó Cielo Andaluz y llegó una tanda casi al final de naturales más profundos. Lo mató mal, a la cuarta. Si no, hubiera caído otro premio.

Aguado, el peor lote

El quinto ha sido un toro de mucha calidad también con el que tampoco llegó a acoplarse de todo. Esta vez sí entró la espada y cortó esa oreja de escaso peso y de consolación por las dos faenas.

Pablo Aguado ha tenido pocas opciones en su segunda tarde en la feria de Sevilla, excepto esa decena de verónicas profundas que ya se quedarán para siempre en la memoria del aficionado. De toreo auténtico, de los oles de verdad y de las que se clavan en el alma.

Pablo Aguado da un derechazo en Sevilla.

Pablo Aguado da un derechazo en Sevilla. Empresa Pagés

Grande su banderillero Iván García en los pares que le puso a ese toro. Ese mismo que pronto dijo que no quería embestir más, pero antes ya nos había regalado Aguado varios muletazos con mucho gusto y naturalidad

Final de la tarde. Un sol radiante mientras el Juli salía por la Puerta del Príncipe entre un mar de teléfonos móviles. Sin duda, su llave este año está más engrasada que nunca y es única en el mundo. Sevilla, de nuevo, se lo tiene que hacer mirar porque si lo extraordinario es vuelve cotidiano puede perder su valor.