Imagen de archivo de una administración de Loterías y Apuestas del Estado.

Imagen de archivo de una administración de Loterías y Apuestas del Estado. Europa Press

Sociedad

Loterías y Apuestas del Estado lo confirma: "Si un décimo no vendido se lleva el Gordo, el premio se lo queda Hacienda"

Pese a que no sea algo tan común, en 1931 el premio cayó en un número no vendido y cuyo premio fue a las arcas del Estado.

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Las claves

Si el premio 'Gordo' de la Lotería de Navidad recae en un décimo no vendido, el importe del premio pasa a manos de Hacienda.

La normativa establece que los billetes sobrantes o no vendidos quedan por cuenta de la Agencia Tributaria, sumándose al Tesoro Público.

Este hecho ya ocurrió en 1931, cuando el número premiado con el 'Gordo' no fue adquirido por nadie y el premio quedó en las arcas del Estado.

El dinero de los premios no vendidos se destina a fondos públicos, contribuyendo al bienestar social en vez de repartirse entre jugadores.

Ya en pleno diciembre y la Navidad acercándose cada vez más, el sorteo extraordinario de Lotería del próximo 22 de diciembre cobra todo el protagonismo y se convierte en uno de los principales atractivos de la temporada navideña.

Esa ilusión de adquirir un tan ansiado décimo para jugar de forma individual o compartirlo con familiares, amigos o compañeros del trabajo.

Así, desde su fundación en 1812 hasta la actualidad, la Lotería de Navidad se ha convertido en una de las tradiciones navideñas más populares en la cultura española. Quizás casi tanto como darse regalos o comer polvorones.

De tal manera, ahora que empieza la cuenta atrás para el sorteo celebrado en el Teatro Real, surgen diferentes dudas entre los jugadores a la hora de adquirir un décimo y poner sus sueños a volar.

Desde en qué bancos se pueden cobrar los premios hasta qué ocurre cuando el premio sí se lo lleva un número que nadie ha comprado.

Hacienda siempre gana

Una de las dudas que surgen, antes de que se celebre el sorteo, tiene que ver con el supuesto de que el número premiado con el 'Gordo' no se haya vendido. Cada año se venden millones de décimos pero, ¿qué pasaría en estos casos?

Efectivamente, nadie se llevaría el premio y a la vez se lo llevarían todos. El verdadero Gato de Schrödinger y que tiene una explicación. Cada sorteo navideño incluye 100.000 números que salen a la venta (del 00000 hasta el 99999) y a su vez cada número tiene su propia serie compuesta por diez décimos.

Esto si se traslada a las 198 series de cada número, significa que se venden en su totalidad 198 millones de décimos. O por lo menos salen a la venta de cara al público, ya sea de manera presencial en alguna administración o a través de su página web.

Por tanto, con tantos números de lotería y la alta demanda que hay por parte de la población, no es precisamente fácil que un número no vendido se lleve el premio 'Gordo'. No obstante, no por eso imposible.

El 22 de diciembre de 1931, el sorteo navideño celebrado durante los primeros meses de la II República dio como ganador al 24.717. Este décimo tenía un premio de 30 millones de pesetas que habría alegrado a más de un español.

Sin embargo, para sorpresa de todos, este número no se llegó a vender y se quedó en reserva, es decir, entre aquellos números que no se llegan a vender. Como consecuencia, fueron para el arcas del Estado.

Hasta el día de hoy la normativa es similar, por lo que si el décimo cayese en un número que no se vendiese o tuviese algunos décimos que no llegaron a ver comprador, en ese caso pasan a ser propiedad del Estado. Es decir, que el premio pasaría a ser totalmente de la Administración.

Y es así de acuerdo con el art. 9 de la Instrucción General de Loterías, que dice lo siguiente: "Los billetes que resulten sobrantes por falta de venta, así como los que se declaren nulos, quedan por cuenta de la Hacienda".

Esto significa que el coste lo asume la Agencia Tributaria mientras que los premios no se reparten entre los jugadores, en su lugar van al Tesoro Público, por lo que se convierte en un ingreso para Hacienda.

No hay un ganador en específico porque es dinero que se suma a los fondos públicos para mantener el bienestar social. No gana nadie pero a la vez ganamos todos.