José y su hija Débora, afectados por los impagos de su inquilina. RTVE
José (84 años) recupera su vivienda okupada y se la encuentra destrozada: "Estoy en casa de mi hija aguantando"
La inquiokupa dejó de pagar el alquiler durante cinco años, provocó que cortaran la luz y un coste total de 40.000 euros para los propietarios.
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Alquilar tu casa a alguien y darte cuenta de que, cinco años después, te deben 20.000 euros por impagos es una patada en el estómago difícil de encajar. Esto es lo que ha debido sentir José, jubilado de 84 años, cuando se percató de que había una inquilina morosa atrincherada en la casa heredada de sus padres.
Además, cuando pudo recuperar su casa el pasado 17 de abril, comprobó que su inquiokupa había destrozado gran parte de la vivienda, dejando además restos de suciedad y de pis. De este modo, no puede vivir allí y se ve obligado a vivir con su hija Débora.
"Estoy en casa de mi hija aguantando porque no hay luz y no puedo venir a mi casa", ha contado José en el programa Mañaneros 360 de La 1. La inquiokupa, a su vez, se enganchó ilegalmente al consumo de electricidad y, en consecuencia, la empresa cortó la luz de la vivienda, para desgracia del afectado.
Vivienda destrozada
"Todavía seguimos sin luz y casi sin esperanza porque vamos a una oficina, nos dicen una cosa; vamos a otra, y nos dicen algo diferente. Estamos esperando a ver si alguien se anima, nos enchufa y nos da una solución", narra el protagonista, que reside en Murcia.
Todo se remonta a 2020, en plena pandemia, cuando la inquilina alegó que tenía problemas económicos y pidió ayuda a los propietarios. Ellos, en un momento social muy complejo por el avance del virus, le dijeron "que pagara cuando pudiera y que no pasaba nada".
José y su hija durante su intervención en televisión. RTVE
Sin embargo, la inquiokupa se tomó esta deferencia al pie de la letra y, tres años más tarde, cuando fallece la mujer de José en 2023, su hija y él se dieron cuenta de que solo había pagado el primer año del arrendamiento, en 2018. "Nos dijo que tenía problemas bancarios, pero la realidad es que no estaba pagando", explica Débora.
A los impagos se le suman los desperfectos generados y los trámites con abogados, alcanzando una cifra de 40.000 euros de pérdidas que han roto por dentro a una familia que heredó una casa que han tenido que reparar con sus propias manos tras los destrozos.
La reportera le preguntó a José qué le ocurrió cuando acudió recientemente a la vivienda de noche, a lo que el hombre respondió que, "gracias a que los okupas se fueron, he podido arreglarla un poco", pero cuando va de noche tiene que "subir la persiana para que entre luz de la calle" y poder ver.
Este caso es un ejemplo más del fenómeno de la inquiokupación, que consiste en encerrarse en el piso que te han alquilado sin pagar la mensualidad y alegar vulnerabilidad para evitar el desahucio, lo que genera un profundo dolor en las familias afectadas.