La construcción de uno de los pozos de Sierra Leona.

La construcción de uno de los pozos de Sierra Leona. Cedida

Sociedad

Agua potable y educación: un proyecto de Arcores busca abastecer tres escuelas en la zona rural de Sierra Leona

La falta de saneamiento del país provoca problemas de higiene y de salud generalizados en la población y afecta especialmente a los niños. 

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Sierra Leona tiene un ciclo hidrológico muy marcado; medio año de lluvia constante y otro medio en el que no cae nada. Además, los ríos y arroyos muchas veces están contaminados por animales, desechos de los pueblos cercanos y un sistema de saneamiento deficitario. Estas faltas se acentúan en las zonas rurales. 

Fundación Mutua Madrileña y Arcores han unido fuerzas para intentar solventar el problema en tres aldeas del sudeste del país africano. En colaboración con organizaciones locales, quieren hacer pozos en las escuelas que beneficien a los vecinos y fomentar los estudios de los niños. 

En muchas ocasiones, las familias —normalmente mujeres y niñas— tienen que desplazarse kilómetros hasta una fuente de agua limpia. Con frecuencia estas son muy turbias y con barro en tiempo de lluvias o están estancadas en época seca y no se recomienda su consumo. Esto, además, provoca que muchos niños dejen la escuela a edades tempranas para ayudar con las tareas del hogar. 

El agua es el medio más común por el que se transmiten enfermedades. Los virus se desarrollan rápidamente en el medio acuático y se esparcen por todos los lugares por donde pasa la corriente. Además, en las zonas pantanosas crece una vegetación que es el hábitat perfecto para mosquitos e insectos, portadores de patógenos como el cólera. 

Pozos de agua limpia

Por eso tener una fuente de agua limpia es esencial en estas comunidades. Con este proyecto abordan el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 3, salud y bienestar, y el ODS 6, agua limpia y saneamiento

Pero el proyecto no se queda solo en la financiación y construcción de los fosos, porque también desarrollan unos talleres educativos sobre higiene y salud. Muchas veces las comunidades tienen interiorizado la utilización del agua para diferentes usos, por ejemplo bañarse con la misma con la que friegan. Esas costumbres facilitan la transmisión de infecciones. 

Integrantes de Bombali, donde se instalará uno de los pozos.

Integrantes de Bombali, donde se instalará uno de los pozos. Cedida

Además, por el lado sanitario condiciona mucho el cuidado de enfermos y ancianos. No solo por el hecho de beber agua saneada, sino a la hora limpiar los utensilios con los que trabajan. 

Se espera que el proyecto beneficie directamente a casi 2.000 personas, pero indirectamente a más de 10.000 vecinos de las aldeas de alrededor. 

Árboles y huertos

El plan tiene aristas que contemplan su uso más allá. Por un lado, dedicarán el agua a la reforestación y a plantar árboles alrededor de las escuelas. Esto ayudará a la conservación de los hábitats y favorecerá la recuperación de la biodiversidad, además de proporcionar un lugar fresco en la época seca.

Se pretende que los árboles que planten sean frutales y estarán al cargo de los propios estudiantes que se responsabilizaran de su cuidado y de recoger los frutos. Y no solo eso, también se busca que este modelo se pueda replicar en otras escuelas y sirva de ejemplo.

Además, en línea con los árboles frutales, se quiere implantar un huerto escolar. Esto puede ayudar a garantizar la seguridad alimentaria y enseñará a los estudiantes el valor nutricional de la comida y los diferentes usos, nutritivos y medicinales, que tienen los productos que ellos mismos cultiven. 

Los beneficios que puede sacar una aldea del agua son muchísimos. A partir de tener una fuente fiable y regular de este elemento básico se construirá todo lo demás.