Educar a los futuros profesionales de la salud en seguridad vial: “Nadie se quiere ver mal”
AESLEME y la Fundación Mutua Madrileña desarrollan un proyecto que enseña qué consecuencias tienen las actitudes imprudentes al volante.
12 junio, 2023 00:58“Nadie se quiere ver mal, pensad en vosotros mismos”, asevera Nuria Pérez, educadora y responsable del departamento de atención a víctimas de accidentes de tráfico de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (AESLEME). Pese a que este consejo se podría extender a todo el mundo, en esta ocasión, la psicóloga y enfermera dirige el mensaje en una conferencia, promovida en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña, dirigida a una clase de 85 personas universitarias.
Y es que Nuria Pérez lo cuenta ante un auditorio de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) abarrotado de futuros profesionales de la salud y lo hace desde su propia experiencia: la de una superviviente. Un accidente de tráfico le provocó una tetraplejia incompleta. “Yo era imprudente, iba mucho en el coche y casi siempre sin cinturón”, explica. Pero lo que causó su pérdida parcial de movilidad no fue eso.
En aquel momento, hace 18 años, aclara, incluso llevaba el cinturón puesto. La razón fue algo que ninguna persona del auditorio sospechaba: una mala postura al sentarse. Tras el accidente, su vida dio un vuelco. Ya no podía seguir trabajando como antes y tuvo que atravesar un largo proceso de recuperación para volver a mover la parte superior de su cuerpo con normalidad.
Los accidentes de tráfico son la cuarta causa principal de muerte externa en España, por detrás de los suicidios, las caídas accidentales y los ahogamientos, sumersiones y sofocaciones, según el INE. De acuerdo con las cifras del último año de la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2022 se produjeron 1.042 siniestros mortales en las carreteras españolas, en los que fallecieron 1.145 personas y otras 4.008 resultaron heridas graves.
Pérez es una de las 26 personas —la mitad de ellas lesionadas medulares por accidentes— que imparten la formación sobre seguridad vial dentro de la campaña Agárrate a la vida, que promueve AESLEME, a través de la convocatoria anual de ayudas a entidades sociales de la Fundación Mutua Madrileña. Paralelamente, ambas entidades colaboran en la campaña Te puede pasar.
“Lo que viví fue un duelo”, explica. Y confiesa a los estudiantes: “De repente tienes que asimilar que ya no te puedes mover”. Dos años después del accidente, Pérez trabajaba en el Hospital La Paz y fue allí cuando coincidió con el fundador de AESLEME, el doctor Juan Ángel García-Reneses, que trabajaba en el área de rehabilitación. Desde entonces ha colaborado con la entidad social impartiendo charlas en universidades, centros educativos y empresas.
Dentro del programa Agárrate a la vida, dirigido a estudiantes universitarios, en 2022, se impartieron 178 conferencias y 5.757 alumnos. Y en el programa Te puede pasar, se desarrollaron 230 conferencias y 8.276 alumnos. Y lo que llevamos de año, 33 conferencias y 1.089 alumnos y 134 conferencias y 4.794 alumnos, respectivamente.
¿Qué preferís?
A mitad de la charla, la formadora lanzó una pregunta a los estudiantes: “Fallecer, sufrir una amputación, una lesión medular o una lesión cerebral, ¿cuál escogeríais?”. Un silencio instantáneo inundó el auditorio: los alumnos no sabían qué responder. Este tipo de preguntas, complementadas con una presentación y material audiovisual, que mostraban la crudeza de los accidentes, fue cómo se desarrolló la sesión.
Pérez recordó la importancia de llevar el cinturón en todo momento, que el asiento más seguro es el de atrás en medio y que durante la circulación había que respetar las distancias y a las personas vulnerables, como ciclistas, motoristas, personas con patinetes y peatones.
“Como conductora me ha servido bastante para darme cuenta de lo importante que es respetar la velocidad, porque en caso de accidente, no es lo mismo ir a 30 que a 50 kilómetros por hora”, destaca Ainhoa, estudiante de segundo del Grado de Enfermería de la UAM y asistente a la charla.
Al final de la conferencia, los estudiantes también tuvieron la oportunidad de probar unas gafas que simulaban un estado de embriaguez para hacerse a la idea de los efectos del alcohol durante la conducción. Y es que, como explica Naiara, la delegada de la clase, la formación fue muy útil para ellas, ya que muchos están sacándose el carné de conducir.
Naiara recuerda haber asistido a distintas formaciones de este tipo en el colegio y el instituto. “Generalmente, cada dos años o así nos daban una charla de seguridad vial”, explica. Pero destaca que esta “es la mejor en la que he estado”. Este tipo de formaciones, reitera, “ayudan a recordar que no solo puedes jorobarte la vida a ti mismo, sino también a los demás”.
Conocimiento vivencial
Pero en lo que coinciden las dos estudiantes sobre la formación en seguridad vial es poder conocer de primera mano la experiencia de una persona que ha sufrido las consecuencias de un accidente de tráfico. “El principal conocimiento que se imparte es vivencial”, explica Rafael Herruzo, catedrático del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAM, fundadorpromotor de la actividad.
Y asegura que para que los estudiantes aprendan estos conocimientos no vale solo con enseñarles la parte científica, sino que hay que hacerlo desde la empatía. “Y los dos profesionales que acuden a impartir las charlas —Nuria y Gustavo— lo saben hacer muy bien”, señala. “Creo que no se puede transmitir de otra manera”, añade.
Después de la conferencia, Nuria Pérez, como víctima de una accidente de tráfico, insiste en que “no creemos que pueda pasarnos”. Y como formadora reflexiona: “La percepción del riesgo de sufrir un accidente de tráfico continúa siendo la misma”.
El caso de los jóvenes es muy paradigmático, explica Pérez: “Durante la adolescencia pensamos que somos inmortales”, y lamenta: “Lo vamos a seguir creyendo siempre”. Pero admite que ahora hay más información de la que había antes.
Al hilo de esta comparación con el pasado, desde EL ESPAÑOL le preguntamos a la profesional sobre los acelerados cambios en la movilidad y qué suponen para la seguridad vial. “Hace 15 años no existían estas nuevas formas de movernos”. Por eso, y lo ejemplifica con los patinetes eléctricos y el uso del casco para evitar lesiones cerebrales, “hay que incidir más”.