En los próximos treinta años Naciones Unidas estima que una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años, frente a una de cada 11 en 2019. Se ha estipulado, por cuestiones de facilidad estadística, que la tercera edad comienza a partir de los 65 años, pero la percepción real de cuándo comienza esa etapa es muy subjetiva. ¿A partir de qué edad se puede considerar realmente que una persona es mayor?

Ahora que se ha prolongado la esperanza de vida la línea de ser mayor es más difusa, pero un deseo universal es vivir en las mejores condiciones de salud posibles. Es por ello que los cuidados de personas mayores y dependientes se han ido también adaptando a la evolución de la sociedad actual, disponiendo de diversos servicios como residencias cada vez más centradas en una atención individualizada, o los servicios de ayuda a domicilio, a través de los cuales los usuarios reciben, en la medida en que lo necesiten, cuidados y acompañamiento de un profesional en su propio domicilio.

Cuidados personalizados: “Las singularidades de las personas siguen estando cuando eres mayor”

Como en cualquier otra etapa de la vida, la salud depende de un buen puñado de factores, que se pueden aglutinar en aquellos que afectan al estado físico y emocional. La empresa de servicios Clece, que gestiona tanto residencias como el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) en diferentes provincias españolas, cuenta con profesionales expertos que proporcionan una atención integral a las personas mayores a las que cuidan.

La compañía basa su metodología asistencial en conceptos como el envejecimiento activo o la Atención Integral Centrada en la Persona (AICP), es decir, una atención a todos los niveles y centrada en las particularidades de cada individuo.

Una parte de los cuidados esenciales para la salud de los mayores es la atención al estado emocional. Aquí es muy importante el trabajo que realizan psicólogos y terapeutas ocupacionales, especialmente en las residencias, ya que los usuarios deben adaptarse a un ambiente nuevo.

“Cuando entran en una residencia están en una situación completamente nueva; muchos de ellos han abandonado lo que ha sido su hogar desde hace muchísimos años y se tienen que adaptar, no solo a un entorno físico, sino también a un nuevo modo de vida. Tienen otros horarios y deben acostumbrarse a vivir con otras personas que no son de su núcleo familiar”, explica Mónica Lafuente, psicóloga en la residencia CleceVitam San Pedro Poveda, en Burgos.

Conseguir una buena adaptación es el objetivo de la psicóloga en estos casos, pero sobre todo “que se sientan escuchados y respetados”, concluye. Esto se consigue a través de sesiones individuales con los profesionales de psicología de los centros y también a través de los talleres grupales que realizan, por ejemplo, las terapeutas ocupacionales, en los que los mayores socializan con el resto de residentes y que contribuyen en gran medida a que se mantengan activos mental y físicamente.

Talleres de musicoterapia, terapia canina, clubs de lectura… Se trata de buscar actividades que despierten sus gustos y aficiones. “Todos tenemos una historia de vida, aficiones e intereses diferentes y no porque cumplas una determinada edad eso desaparece. Esas singularidades de las personas siguen estando cuando eres mayor”, comenta la psicóloga.

Este es un aspecto de la asistencia a los mayores que ha cobrado más importancia, según ha observado Mónica Lafuente en los últimos años: “Se tiene cada vez más en cuenta considerar su individualidad: sus gustos y características personales y no como un colectivo”.

Recuperar las tradiciones

En la búsqueda de actividades que interesen a las personas mayores, una de las que ha resultado ser más exitosa ha sido la cocina, pues “evoca recuerdos en ellos”, cuenta Laura de los Ríos, nutricionista. “Te hablan de su forma de cocinar, de los platos que comían y que nosotros estamos perdiendo”, declara.

En una apuesta por recuperar esa tradición y saber acumulado de los mayores, hace unas semanas se presentó en la Diputación de Valladolid el libro Saboreando recuerdos, un recetario compuesto por una treintena de recetas típicas de la capital castellanoleonesa que han aportado varias usuarias del Servicio de Ayuda a Domicilio de Valladolid.

El recetario se fue construyendo gracias a las indicaciones de las usuarias, que iban recogiendo las auxiliares del SAD gestionado por Clece. En total se recopilaron 131 recetas, de las cuales se seleccionaron las treinta que mejor representaban la cocina tradicional de la zona.

Viendo la buena acogida del recetario, y los beneficios que supone para los usuarios por ser un buen ejercicio de memoria y de estimulación cognitiva, también se han llevado a cabo proyectos similares en los servicios de ayuda a domicilio que gestiona Clece en otras zonas de España como Andalucía o Canarias.