Contraluz de Martiño Ramos Soto, también conocido en los círculos de izquierda como 'Martinho o Minho', en búsqueda y captura por violar reiteradamente a una de sus alumnas en un pueblo de Orense.

Contraluz de Martiño Ramos Soto, también conocido en los círculos de izquierda como 'Martinho o Minho', en búsqueda y captura por violar reiteradamente a una de sus alumnas en un pueblo de Orense. El Español.

Reportajes INVESTIGACIÓN

En el refugio de Martiño Ramos Soto, el violador "sádico" de En Marea: "Siempre viene aquí con su hermano, le gusta la playa"

EL ESPAÑOL localiza en Bayona el lugar en el que el condenado por abuso sexual reiterado acude cada pocos meses a desconectar. "No sabemos dónde está, pero no creemos que muy lejos", afirma la Guardia Civil.

Más información: Intentos de suicidio, ingresos en Psiquiatría y 34 kilos de peso: así dejó Martiño, el "sádico" de En Marea, a la niña que violó.

Publicada

Llueve sobre mojado en Bayona. Las nubes se arrastran desde el Atlántico y la niebla se posa sobre las playas como una manta húmeda. A media tarde, entre la lluvia fina y el olor a salitre, el nombre de Martiño Ramos Soto (Orense, 1975) empieza a ser pronunciado en los bares y en el paseo marítimo.

Algunos responden voz baja, otros prefieren no pronunciarlo. En esta villa costera de unos 12.000 habitantes, donde todos parecen conocerse, hay quien asegura que el violador condenado y exlíder de En Marea, hoy en búsqueda y captura, ha pasado aquí buena parte de los últimos años.

"Siempre viene con su hermano, le gusta la playa", cuenta a EL ESPAÑOL un vecino que lo ha visto en más de una ocasión. "En verano y en invierno. Se quedaba unos días y luego desaparecía".

El hermano de Ramos Soto, según confirman varias fuentes, reside en la zona. Ambos eran vistos en los alrededores de la playa de Santa Marta y en las terrazas próximas al puerto, donde Martiño solía pedir café y leer solo.

"Era muy hermético con su vida personal. Decía que era profesor de primaria en Orense, pero nunca hablaba en profundidad", recuerda, en conversación telefónica, una mujer que coincidió con él.

Martiño, micrófono en mano, habla en una plaza de Orense ante la expectación de decenas de personas.

Martiño, micrófono en mano, habla en una plaza de Orense ante la expectación de decenas de personas. El Español.

Hoy nadie sabe con certeza dónde está. Fuentes de la Guardia Civil explican que el agresor tuvo bastante tiempo para preparar una huida: "Desde que la Audiencia Provincial se entera de su posible fuga hasta que la Fiscalía solicita su detención pasa bastante tiempo. Cuando vamos a por él ya no se encuentra en su domicilio".

Este periódico no ha podido confirmar, a través de canales oficiales del Instituto Armado, si el dispositivo de búsqueda actual se ciñe sólo a España o si también comprende diligencias en otros países como Portugal; a menos de una hora en coche de la residencia del fugado.

En cualquier caso, Ramos Soto ya no pasa desapercibido en Bayona, no al menos después de la repercusión mediática que ha obtenido el caso. Su vehículo, un Citroen Xsara Picasso de color verde oscuro, se ha quedado guardado en la retina de todos los residentes.

Aunque no se descarta que haya cambiado su aspecto físico, la última vez que fue visto lucía su característico pelo largo, que sujeta con un moño.

El profesor respetado

Hace apenas un mes, Martiño Ramos Soto —50 años, natural de Orense, profesor de música y referente de la izquierda gallega— debía ingresar en prisión para cumplir una condena firme por abusos sexuales reiterados. La Guardia Civil no lo encontró en su domicilio. Se había dado a la fuga.

La víctima, a la que dio clase durante siete cursos en un colegio público de Orense, era una niña de doce años cuando comenzaron las agresiones.

Hoy tiene veinte y arrastra las secuelas físicas y psicológicas de aquel infierno: ingresos psiquiátricos, intentos de suicidio y apenas 34 kilos de peso cuando tuvo que ser hospitalizada, como adelantó en exclusiva EL ESPAÑOL.

Según la sentencia, Ramos Soto "disfrutaba haciendo daño". La violó al menos diez veces, pegándole puñetazos, bofetadas y azotes "a modo de práctica sádica".

La última vez la dejó "desnuda y casi inconsciente" en un monte. La investigación probó que la captó a través de redes sociales, haciéndose pasar por un joven que la apoyaba en momentos de vulnerabilidad. Luego reveló su identidad: era su propio profesor. La menor, disociada y aterrada, tardó años en contarlo.

En julio de 2025, el Tribunal Supremo confirmó la condena y ordenó su ingreso inmediato en prisión. Pero cuando los agentes acudieron a su domicilio, ya no estaba. Su teléfono fue dado de baja, según describieron a este periódico fuentes cercanas, no notificó nuevo domicilio y desapareció sin dejar rastro. Desde entonces, está en búsqueda y captura.

El refugio en Bayona

Los rastros de Ramos Soto se repiten en los mismos lugares: las playas de Santa Marta y Ladeira, los caminos que conectan con Nigrán, los bares con vistas al mar donde pasaba horas leyendo. "Siempre venía fuera de temporada, en enero, en marzo, cuando no había nadie", cuenta un camarero de una sidrería cercana, que lo recordó tras ver su imagen compartida por redes sociales.

Vecinos de Bayona caminando en las cercanías del Castillo de Monterreal, este miércoles.

Vecinos de Bayona caminando en las cercanías del Castillo de Monterreal, este miércoles. Julio César R. A.

Otros testigos recabados por el ESPAÑOL también aseguran haberlo visto en festivales de verano como el Viva Nigrán o el Costa Feira de Sanxenxo, a apenas una hora por carretera. "Era muy de música, muy de conciertos. Nunca llamaba la atención, pero ahora todo encaja", dice otra mujer del municipio.

Su hermano, residente en Pontevedra, sería su vínculo más estable. "Es una persona que conoce bien la zona, que puede pasar desapercibida y que no despierta sospechas fuera del ámbito judicial", explican fuentes del caso.

El feminista de Orense

Durante años, Ramos Soto fue una figura reconocida en los círculos progresistas de Galicia. Militó activamente en Izquierda Unida, se integró en En Marea, llegó a formar parte de su comité electoral y hasta se presentó a las municipales con Ourense en Común, el movimiento ciudadano absorbido por la confluencia.

En redes sociales se definía como "feminista y defensor de la educación pública". Participaba en debates, escribía sobre igualdad y compartía campañas condenando la violencia machista.

Martiño Ramos Soto, junto a Alberto Garzón, exlíder de Izquierda Unida, en una reunión de trabajo en Orense. Según informó Europa Press, a ésta también acudió Yolanda Díaz, actual ministra del Gobierno de España.

Martiño Ramos Soto, junto a Alberto Garzón, exlíder de Izquierda Unida, en una reunión de trabajo en Orense. Según informó Europa Press, a ésta también acudió Yolanda Díaz, actual ministra del Gobierno de España. El Español.

Bloguero tenaz, detrás de él dejó una huella semiescondida bajo seudónimos de publicaciones en Internet sobre música regional gallega. "Era un hombre con discurso, con facilidad de palabra", recordó una antigua compañera. "Parecía comprometido. Por eso lo que ha salido a la luz nos dejó helados".

Otra mujer con la que mantuvo contacto lo define así: "Siempre estaba dándote lecciones morales. Era muy de izquierdas, muy de teorías sobre empatía y justicia. Pero luego descubres quién era realmente".

Fuera de ese entorno político, apenas se le conocían relaciones. Estaba separado y tenía una hija adolescente de edad similar a la víctima. Su círculo íntimo se reducía a familiares y pocos amigos. En Bayona, quienes le trataban lo recuerdan como "un tipo educado, de conversación suave y mirada triste".

Entre el rumor y el mar

Al caer la tarde, la lluvia da paso a una claridad fría. En Bayona sale el sol, y el mar golpea manso contra las rocas. En la playa, una mujer pasea a su perro. Preguntada, dice haber visto a un hombre con gorra y abrigo oscuro, "muy parecido al de la foto", hace un par de semanas. "Caminaba solo, mirando al suelo". Pero no está segura de si es él.

Hay una posibilidad de que el hombre más buscado de Galicia esté aquí, entre ellos. En las calles húmedas, entre la bruma y los bares cercanos al puerto, su nombre y su imagen ahora se deslizan como un rumor persistente.

En Bayona llueve sobre mojado. Y mientras la Guardia Civil lo busca, el profesor que destruyó la vida de una niña de doce años podría seguir caminando entre la niebla. En el mismo refugio donde solía venir a "desconectar". O puede, quizás, se haya ido más lejos.

¿Tienes más información sobre Martiño Ramos Soto? Puedes escribir de forma confidencial a julioc.ruiz@elespanol.com