A. Tejedor, a su paso por el sendero donde el empresario catalán perdió su vida: He visto cómo caen piedras de la montaña pero jamás a alguien caerse.

A. Tejedor, a su paso por el sendero donde el empresario catalán perdió su vida: "He visto cómo caen piedras de la montaña pero jamás a alguien caerse". Julio César R. A.

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El guarda de Montserrat añade incertidumbre a la muerte de Isak Andic: "Donde cayó no ha habido accidentes en 60 años"

El hombre, ya jubilado, explica a EL ESPAÑOL que durante su vida laboral al frente del Patronato de la Montaña de Montserrat no ha visto ningún incidente en ese lugar, al que acuden niños en visitas escolares.

Más información: Anatomía de una caída: en el desfiladero donde murió Isak Andic con su hijo como único testigo el día que iban a reconciliarse.

Collbató (Barcelona)
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El hombre que conoce mejor que nadie los senderos de Montserrat no entiende cómo pudo ocurrir. "Por ese camino pasan más de 100.000 personas al año. Nunca se ha caído nadie", dice con serenidad. Su nombre completo prefiere no verlo publicado en este reportaje: está jubilado, ronda los 75 años y asegura que no quiere "ser famoso por esta desgracia".

Durante más de tres décadas trabajó en el Patronato de la Montaña de Montserrat, donde se encargaba del mantenimiento de los senderos y de la seguridad de las rutas más transitadas. Y hay algo que repite con asombro: "Donde cayó ese señor no ha habido accidentes en 60 años".

Se refiere al tramo de Les Feixades, una senda estrecha que serpentea entre Collbató y el monasterio, con vistas a un barranco de vértigo. Por allí caminaban el 14 de diciembre de 2024 Isak Andic, fundador de Mango, y su hijo Jonathan, cuando, según el relato de éste, el empresario resbaló y cayó más de 150 metros al vacío.

Ubicación exacta del sendero que parte desde las cuevas del Salnitre en Collbató hasta el monasterio de Montserrat en el que se produjo el incidente.

Ubicación exacta del sendero que parte desde las cuevas del Salnitre en Collbató hasta el monasterio de Montserrat en el que se produjo el incidente. Julio César R. A.

La muerte del magnate fue calificada desde el principio como accidental, pero diez meses después, la causa judicial ha virado hacia una hipótesis más incómoda: la del homicidio.

"Nunca ha pasado nada ahí"

El guarda, de voz ronca y pausada, asegura nuevamente a EL ESPAÑOL —como ya hizo hace 10 meses— que conoce "cada piedra" del lugar. "Es un camino histórico, creado en 1904 para pasar con caballos. Muy estable. Por ahí van niños en excursiones escolares. Jamás ha habido una caída, ni un susto grave, ni nada parecido", explica.

Durante su etapa activa en el Patronato, A. Tejedor —así lo llamaremos— fue testigo de rescates y accidentes en otros puntos de la montaña.

"En Montserrat hay zonas realmente peligrosas, pero no esa. Les Feixades es un camino seguro, solo hay que tener sentido común. No entiendo cómo alguien puede despeñarse allí. A no ser que tropiece justo en el borde y nadie pueda reaccionar, pues sí hay una caída libre importante".

Sus palabras no son prueba de nada, pero añaden incertidumbre a un caso que se ha convertido en uno de los más enigmáticos del año en Cataluña. Su testimonio coincide, además, con los datos del Departament d’Interior: Montserrat registra una media de 92 rescates anuales, y solo un 2,2% de ellos son mortales.

Ninguno, según los registros y los vecinos de la zona, se había producido en ese punto exacto del camino donde perdió la vida el fundador de Mango.

Las escaleras del aparcamiento de Collbató inician el recorrido hacia el sendero donde se produjo el suceso.

Las escaleras del aparcamiento de Collbató inician el recorrido hacia el sendero donde se produjo el suceso. Julio César R. A.

Un lugar sin margen

Les Feixades es una senda de apenas un metro de ancho en algunos tramos. El suelo es de piedra irregular, algo resbaladizo tras las lluvias, y a la derecha se abre un cortado vertical que deja ver la extensión del macizo. Aquel sábado 14 de diciembre amaneció despejado, con buena visibilidad y viento leve. El terreno, según los bomberos que participaron en el rescate, estaba "moderadamente húmedo", pero no en condiciones excepcionales.

En ese entorno, padre e hijo caminaban hacia el aparcamiento de Collbató, tras una ruta de más de dos horas. Jonathan iba unos pasos por delante. Dijo haber escuchado un golpe seco, piedras que rodaban, y al girarse ya no vio a su padre. Lo que ocurrió en ese instante —un resbalón, un mal paso, una distracción— sigue siendo la gran incógnita.

Durante semanas, los Mossos d’Esquadra mantuvieron abierta la versión de un accidente. La autopsia preliminar confirmaba la causa: una caída. Sin embargo, en enero, la unidad de investigación de Martorell decidió volver a interrogar a Jonathan Andic. En esa segunda declaración, realizada con abogado, detectaron contradicciones.

Isak Andic y su hijo Jonathan durante una presentación de la marca.

Isak Andic y su hijo Jonathan durante una presentación de la marca. Archivo.

El hijo del empresario no supo precisar con exactitud su posición ni la de su padre en el momento de la caída. Tampoco coincidía la ubicación del coche con la descrita por los agentes en la inspección ocular. Y hubo un punto que despertó especial atención: primero negó haber tomado fotos durante la caminata, pero luego se comprobó que sí las hizo.

A partir de esas incongruencias, los Mossos solicitaron al juzgado investigarle como presunto autor de un homicidio. Pidieron también rastrear la geolocalización de los teléfonos de padre e hijo y realizar un volcado del terminal de Jonathan.

La jueza aceptó solo parcialmente la solicitud: permitió la extracción de datos del móvil y la localización de antenas. Con esa información, la policía elaboró un informe entregado en junio. Este documento, según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, detallaba los tiempos de las llamadas, los movimientos registrados y entrevistas al entorno familiar.

El detalle de la llamada

El informe también recoge un elemento llamativo: tras la caída, Jonathan no llamó primero al 112, sino a Estefanía Knuth, pareja de su padre y su madrastra. Solo después contactó con emergencias.

Ese orden temporal —que él mismo admitió— ha sido analizado con detalle por los Mossos para determinar cuánto tiempo transcurrió entre la caída y la llegada del aviso.

No se trata, insisten fuentes del caso, de una prueba de culpabilidad, pero sí de un elemento que obliga a revisar los tiempos. En un suceso sin testigos, cada minuto importa.

El móvil de Isak, dañado por la caída, apenas conserva datos. El de Jonathan, en cambio, sí permitió extraer metadatos que muestran actividad de cámara y localización en momentos clave. Los agentes intentan cruzar esa información con su relato para comprobar si todo encaja.

Jonathan Andic, a la llegada del entierro de su padre, Isak.

Jonathan Andic, a la llegada del entierro de su padre, Isak. GTRES.

La familia de Andic, por su parte, mantiene una postura pública prudente. En un comunicado, expresó lo siguiente:

"La investigación está residenciada en el cuerpo policial. Se mantiene secreta y, procesalmente, en este momento no se ha dirigido ni se dirige contra ninguna persona concreta. Como se ha declarado con anterioridad, la familia Andic seguirá colaborando, como hasta ahora, con las autoridades competentes".
Dentro de la empresa, la dirección intenta transmitir calma. Toni Ruiz, actual presidente y consejero delegado, ha asumido el liderazgo con un mensaje de continuidad.

El lugar intacto

Mientras tanto, el camino de Les Feixades sigue abierto. Ninguna señal advierte del suceso. Los excursionistas pasan, miran al horizonte, y apenas se detienen unos segundos. Solo los que conocen la historia se asoman con cautela al borde, intentando imaginar lo ocurrido.

El guarda, que ya no sube con la frecuencia de antes, sigue pensando en ello. "Es un sitio tranquilo, muy bonito. Por eso me cuesta creerlo", dice. "He visto muchos rescates en mi vida, pero nunca uno así. Si se hubiera caído en otro punto, entendería el accidente. Pero ahí, no. Ahí no".

Diez meses después, la montaña sigue impasible. Y su silencio pesa más que nunca.