Quique, detenido por asesinar a su novia, Ainhoa, en la vivienda que compartían en Librilla (Región de Murcia).

Quique, detenido por asesinar a su novia, Ainhoa, en la vivienda que compartían en Librilla (Región de Murcia). José Verdugo / EE

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Ainhoa, de 19 años, echó a su novio Quique de casa y luego él la mató en Librilla: "Se pasaba el día en la 'play'" y la "controlaba"

La joven mantenía a su pareja que llevaba medio año en paro. "Tenía una relación muy tóxica", subraya una amiga y compañera en Primafrío.

Más información: Quique mató a su novia Ainhoa de 19 años en Librilla por querer romper la relación: él ya intentó suicidarse en marzo

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La sonrisa de Ainhoa le alegraba el día a más de un chófer del Grupo Primafrío, cuando llegaba harto de tanta carretera, para reponer fuerzas en el restaurante donde esta joven trabajaba en la sede de Alhama de Murcia que tiene la afamada multinacional del transporte por carretera.

A sus 19 años, el trabajo se había convertido en la válvula de escape para desconectar de la cruda realidad que le esperaba a Ainhoa al regresar a casa: su novio, Quique, ocho años mayor que ella y más preocupado por controlarla y por jugar a la PlayStation que por encontrar un empleo.

“Nunca llegó a verbalizar que sufriera malostratos, pero sí que es verdad que nosotras notábamos que no mantenía una relación sentimental sana”. “Intentamos hablar con ella varias veces. Le decíamos: ‘Ainhoa, date cuenta de la persona que tienes al lado'". “Simplemente, notábamos que tenía una relación muy tóxica”.

La mujer que habla con EL ESPAÑOL ha compartido “dos años” de trabajo en el restaurante de Primafrío, codo con codo, con esta chica de buen corazón, convertida en la segunda víctima que se cobra la violencia machista en Murcia durante 2025 y la número 32 en términos estatales.

De hecho, el motivo por el que esta persona atiende a este diario de forma anónima, por haber una investigación en curso de la Guardia Civil, no es otro que intentar abrir los ojos a otras mujeres cuya relación siga un patrón similar al de Ainhoa, para que llamen al 016 y denuncien porque eso fue lo que no hizo esta joven.

Un agente de la Guardia Civil, este domingo por la noche, tras inspeccionar la vivienda de la calle Totana donde fue hallado el cuerpo sin vida de Ainhoa.

Un agente de la Guardia Civil, este domingo por la noche, tras inspeccionar la vivienda de la calle Totana donde fue hallado el cuerpo sin vida de Ainhoa. EFE / Marcial Guillén

“Era una chica trabajadora que no tenía problemas con nadie: se llevaba bien con todo el mundo”. “Desde que entró a trabajar, la verdad es que demostró ser superbuena en la hostelería”. “Entró con bastante experiencia”.

Ainhoa aparcó los libros en el instituto y empezó a trabajar en la hostelería, siguiendo el camino del esfuerzo que le enseñó su padre, al frente de una carnicería que gozó de prestigio hasta que bajó la persiana en la Plaza de la Constitución.

“Ella trabajaba en la hostelería desde los 16 años porque no quiso estudiar y entró en Primafrío con 18 años por su currículum”. En el último local donde sirvió de camarera, en La Bodega en Librilla, sus clientes aún la recuerdan por su amabilidad y calidad en la atención. Este bagaje profesional le permitió adaptarse sin dificultadas al restaurante de una de las mayores compañías de Europa de camiones frigoríficos, cuyos conductores proceden de Portugal, entre otros países.

Pero en 2025 empezó a torcerse el buen arranque de Ainhoa en esta nueva aventura laboral. “Ella sumaba una falta al mes en el trabajo, desde principios de año”. “Una hora antes de venir al restaurante, no se presentaba porque decía que estaba mal”. “Aquí intuíamos que ella se peleaba con su novio y no se encontraba bien porque la llevaba loca”.

Tal sospecha de esta compañera en Primafrío y amiga de Ainhoa, se debía a que eran bajas que no superaban las 24 horas. “Un día estaba bien de salud, sin presentar ningún síntoma extraño, y al siguiente no aparecía”. “Eran bajas de un día, por eso lo achacamos a peleas de convivencia”.

Una vista aérea de la sede que tiene el Grupo Primafrío en Alhama de Murcia y que alberga el restaurante donde trabajaba la difunta Ainhoa.

Una vista aérea de la sede que tiene el Grupo Primafrío en Alhama de Murcia y que alberga el restaurante donde trabajaba la difunta Ainhoa.

Todas esas ausencias no cuadraban en su perfil profesional ni en su personalidad responsable, tras un primer año en el que destacó en sus turnos rotativos de mañana, tarde y noche. Unas veces, sirviendo desayunos y menús diarios. En otras ocasiones, limpiando el restaurante. Incluso asignando habitaciones en el hotel que hay en la sede de Primafrío para sus conductores.

- ¿Puede ponerme algún ejemplo de la relación tóxica que aparentemente mantenía Ainhoa con su novio?

- Él la controlaba un poco. Nada que nos hiciera preocuparnos mucho, aunque sí estábamos pendientes de ella y tratábamos de que hablara con nosotras. Pero ella no entraba en razón: era su novio y no pensaba que fuera capaz de hacerle daño. Había días que ella llegaba cohibida al trabajo.

Alguna vez, Ainhoa mencionó que le gustaba su trabajo porque se refugiaba y no tenía ganas de regresar a su casa porque su novio era vago, no colaboraba con las tareas domésticas y ella estaba cansada. 

Cada vez que se peleaban, ella llegaba al restaurante con una cara fatal. Si alguna vez, ella tardaba en responderle a un Whatsapp [por la carga de trabajo en el restaurante], él le echaba en cara que no respondía a los mensajes. Y si un día, el turno se le alargaba media hora, él le escribía enseguida.

Ella no tenía carné de conducir y su novio la llevaba y la traía, pero cuando ella estaba de noches, muchas veces se le olvidaba que tenía que venir a recogerla y la dejaba aquí tirada durante dos horas. Eso lo han contado muchos compañeros.

Quique y Ainhoa, antes de la tragedia que ha conmocionado a Librilla.

Quique y Ainhoa, antes de la tragedia que ha conmocionado a Librilla.

La guinda a este panorama era la economía doméstica. "Ella era la que económicamente tiraba de su novio porque llevaba mucho tiempo sin trabajar". Los dos convivían en una vivienda de la calle Totana, todos los meses debían pagar el alquiler, y parece que su nómina de camarera, “de unos 1.300 euros mensuales”, constituía el principal motor de la liquidez de esta pareja. Creo que el novio llevaba medio año sin trabajar”.

Todo ello, a pesar de que ella tenía 19 años y su novio, 27 años. A lo que se suma que Manuel Enrique G. T. (1998) también tenía experiencia detrás de una barra para trabajar en la hostelería. De hecho, llegaron a trabajar juntos en una cafetería del pueblo. “Ella contaba que él iba a entrevistas de trabajo y cuando le llamaban para contratarlo, no se presentaba en su puesto”. Se quedaba en casa dándole a la 'play' o haciendo pinitos musicales como mezclador de remixes.

El guion que sigue este crimen machista es similar al de otras víctimas mortales que no figuraban en el Sistema VioGén porque no denunciaban o no eran conscientes de que su relación estaba presidida por la violencia de género, al no haber agresiones físicas, solo un juego psicológico que te ata al maltratador de forma sibilina e imperceptible.

La pareja residía en una vivienda de la calle Totana en Librilla.

La pareja residía en una vivienda de la calle Totana en Librilla. Google Maps

La Guardia Civil ha confirmado que no había denuncias previas entre ambos jóvenes. Quique no tenía antecedentes, pero sí un dato llamativo en su historial: el pasado mes de marzo, intentó quitarse la vida tras marcharse de la vivienda que ambos compartían en la calle Totana. "El motivo que él alegaba era una depresión, a causa de una relación sentimental", según detallan fuentes próximas a la investigación. "Fue trasladado voluntariamente a La Arrixaca para valoración y tratamiento". 

Este incidente pudo ser la típica treta de maltratador, para mantener la relación, chantajeando emocionalmente a su víctima, pero la Policía Judicial deberá aclararlo buceando en su historial clínico. Lo que es evidente es que Ainhoa siguió con Quique tras su suicidio frustrado por la Guardia Civil y siete meses después la mató. Este crimen machista estuvo precedido de una decisión que podría ser el móvil por el que Quique asfixió a su novia.

Ainhoa anunció en su trabajo que este jueves decidió romper la convivencia, cansada de todo, y el viernes no fue a trabajar al restaurante. "En el último turno que tuvimos, el jueves pasado, sí que nos contó que había echado de casa a su novio", según confirma esta compañera. "No sé si había roto la relación, pero sí habían dejado de convivir". "A raíz de ahí, al día siguiente, ella no acudió a su turno del viernes, de doce del mediodía a ocho de la tarde".

- ¿Cómo reaccionaron ustedes?

- La intentamos localizar. Nos dijo que no se encontraba bien y que no iba a venir a trabajar. Ese viernes, supimos de ella porque habló con varios compañeros. Mandó un parte de baja y ese documento solo se lo entrega el médico a la persona afectada.

Centro de salud de Librilla.

Centro de salud de Librilla.

EL ESPAÑOL ha podido conocer el contenido de la conversación que se produjo por WhatsApp y que a priori, pone de manifiesto que Ainhoa seguía con vida el viernes por la mañana. Este es el mensaje que envió al trabajo: Tengo dolor de cabeza. Estoy mareada’. A continuación, aportó un parte del centro de salud donde un facultativo le diagnostica una cefalea. "A partir de ahí, ya no supimos nada de ella".

Precisamente, una de las claves de la investigación de la Policía Judicial se centra en aclarar, a través de la autopsia, a qué hora y qué día del pasado fin de semana fue asfixiada Ainhoa en la vivienda de la calle Totana que compartía con Quique. El informe forense también determinará si este veinteañero llegó a convivir unas horas con el cuerpo sin vida de su novia, antes de atiborrarse de pastillas, para fallar en su segundo intento de suicidio.

El teléfono móvil de Ainhoa dejó de interaccionar con sus compañeras del restaurante de Primafrío, a partir de las siete de la tarde de este sábado. Tal situación está documentada porque trataron de contactar con esta joven, vía WhatsApp y con llamadas, para ver si podía suplir a una camarera que estaba indispuesta y el domingo no podría acudir al restaurante. Los mensajes no eran leídos y el teléfono daba línea, pero la chica no lo cogía.

Este dato es relevante porque una fuente próxima a la investigación asegura que Manuel Enrique G. T., de 27 años, ingresó ese mismo día en el Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia. "El chico intentó suicidarse el sábado 25 de octubre". "Reconoció el crimen a sus dos hermanas". "El domingo le dieron el alta y le detuvieron en el hospital".

El arresto se produjo después de que un familiar de Quique acudiera al inmueble de la calle Totana, a las tres de la tarde del domingo, y confirmara la tragedia. "Los padres de la chica estaban en la casa, con el cadáver en el salón, cuando llegó una patrulla". La escena fue terrible.

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, durante el minuto de silencio en San Javier.

El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, durante el minuto de silencio en San Javier. CARM

 

Este lunes, se le dedicó un minuto de silencio a Ainhoa en las instalaciones del Grupo Primafrío. También en los ayuntamientos de Librilla o San Javier, este último, presidido por el eje del Ejecutivo regional, Fernando López Miras, que condenó su crimen machista: "La violencia de género tiene que ser erradicada y, entre todos, debemos trabajar para conseguirlo".

La Policía Judicial baraja que Quique asfixió a su novia mientras dormía, como supuesta venganza por dejar la relación. "Terminaron la relación días atrás", según corroboran fuentes de la Guardia Civil, en sintonía con el testimonio de esta compañera de trabajo y amiga de Ainhoa. 

EL ESPAÑOL ha contactado con un familiar de la fallecida y del homicida, pero han declinado ofrecer su versión de los hechos. "El pueblo está consternado", resumen dos comerciantes, amigos de la pareja. "Llevaban más de tres años de relación". "Estamos muy mal por lo sucedido".

Versículo bíblico

En el perfil de Instagram de la joven asesinada figuran los números 12:17:18 que podrían aludir a este versículo bíblico: "No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres [...]". Este pasaje apela a vivir en paz con todos y a responder a la agresión con bondad.

Pero parece que Ainhoa, de 19 años, se cansó de soportar el mal de Quique, de 27 años, y él la castigó con la muerte, volviendo a demostrar su cobardía dos veces seguidas. La primera, al asfixiarla mientras dormía, y la segunda, al no tener agallas para suicidarse porque para quitarse la vida hay que ser valiente y este veinteañero pidió auxilio para acabar ingresado en La Arrixaca.

“Ainhoa era una niña superbuena sin un círculo de amistades ni un grupo de amigos al que acudir. Ese era uno de los motivos por los que veíamos que tenía una relación tóxica”. “Las palabras más malas que podía decir de su novio era que no hacía nada y que solo jugaba a la PlayStation”.