La plaza de la Llotja, en Lleida, fue el lugar donde se sucedieron los hechos.

La plaza de la Llotja, en Lleida, fue el lugar donde se sucedieron los hechos. Andrea G. Cilleruelo

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El violador de Lleida forzó más veces a su hija de 21 años antes de abusar de ella en plena calle: la emborrachaba para agredirla

El detenido, de 40 años y de origen sudamericano, es residente en la ciudad catalana y no era la primera vez que agredía sexualmente a su hija.

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No era la primera vez que lo hacía. El hombre detenido por haber violado presuntamente a su hija de 21 años en plena calle en Lleida delante de su otro hijo, un menor de ocho años, lo habría hecho en más ocasiones.

Así al menos fue como se lo relató la joven a la Guardia Urbana y a la jueza del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Lleida tras la detención de su padre.

Ambos, de origen sudamericano según han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes cercanas a la investigación, presentaban un aparente estado de embriaguez.

Tal y como se ha podido saber tras la declaración de la víctima que adelantó Diario Segre, el hombre la obligaba a beber "para anular sus capacidades". Ahora, el caso está siendo investigado por los Mossos d'Esquadra.

Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del pasado domingo, 5 de octubre, alrededor de las 3:00 de la mañana en plena plaza de la Llotja. Un ciudadano alertó a la Guardia Urbana de lo que parecía ser una pareja manteniendo relaciones sexuales en la vía pública.

Fue entonces cuando la benemérita acudió hasta el lugar donde, al solicitar a ambos la documentación, descubrieron que se trataba de padre e hija.

Además, durante la agresión se encontraba presente el hermano menor de la víctima, un niño de ocho años que circulaba por el lugar con un patinete, siendo también hijo del agresor.

En ese mismo momento, el varón, de 40 años y residente de la ciudad catalana, fue detenido como presunto autor de un delito de agresión sexual con penetración y el menor fue, posteriormente, entregado a su madre.

Arrestado por segunda vez

En la mañana del lunes 6 de octubre, el detenido pasó a disposición del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Lleida. Tras las diligencias correspondientes, la magistrada ordenó su puesta en libertad con cargos.

No obstante, se impusieron medidas cautelares que incluían la prohibición de acercarse a menos de 200 metros de la víctima y la prohibición de comunicación con ella por cualquier vía. Sin embargo, la libertad del agresor duró apenas 24 horas.

El martes 7 de octubre, los Mossos d'Esquadra lo detuvieron nuevamente por quebrantar la orden de alejamiento. Según las fuentes policiales, el arresto se produjo tras una llamada al 112 a las 11:00 horas que alertaba de la presencia del individuo en el inmueble donde reside la joven con su familia.

Según informó primeramente La Vanguardia y posteriormente ha corroborado EL ESPAÑOL, el sospechoso estaba llamando a la puerta donde vive la víctima, violando así las medidas judiciales impuestas el día anterior.

No se solicitó prisión

Esta segunda detención causó mucho revuelo en la sociedad catalana, que se preguntaba indignada cómo era posible que el acusado hubiera quedado en libertad y estuviera sometido tan sólo a una orden de alejamiento de 200 metros.

Por este motivo, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya se vio obligado a aclarar públicamente que la decisión judicial "se ajustaba estrictamente a las solicitudes formuladas por las partes acusadoras".

Es decir, tanto la representación legal de la víctima como el Ministerio Fiscal, subrayando que ninguna de estas partes había requerido medidas más severas como el ingreso en prisión preventiva.

Es importante destacar que cuando la acusación no formula esta petición, resulta excepcional que el magistrado adopte de oficio disposiciones más restrictivas.

Para decretar el internamiento en prisión preventiva deben de darse al menos una de estas tres condiciones: peligro de fuga, riesgo de eliminación de evidencias probatorias o probabilidad de reiteración delictiva.

A pesar de la extraordinaria gravedad de los hechos investigados, se consideró que no existía una probabilidad elevada de que se dieran las dos primeras circunstancias y, para prevenir la tercera se optó por una medida más laxa que la privación de libertad, como es la orden de alejamiento.

"La familia se tendrá que manifestar"

El alcalde Fèlix Larrosa ha sido especialmente vocal sobre las implicaciones del caso. En sus declaraciones públicas, Larrosa subrayó que lo que más preocupa a las autoridades es que se trata de "una familia normalizada" que tenía "un entorno".

"La familia se tendrá que manifestar y nos tendremos que preguntar por qué pasan estas cosas", declaró el alcalde, quien añadió que "detrás de todo esto hay una historia horrorosa".

Larrosa ha ordenado que se realice "un análisis puertas adentro de la situación de este núcleo familiar" para determinar exactamente por qué se llegó a este punto. La investigación continúa abierta por un delito contra la libertad sexual.