En la izquierda, la imagen con la que se difundió la desaparición de Lionel. A la derecha, cómo Salvamento Marítimo lo encontró en alta mar: aferrado a la moto de agua que manejaba hasta que falló, ya volcada.

En la izquierda, la imagen con la que se difundió la desaparición de Lionel. A la derecha, cómo Salvamento Marítimo lo encontró en alta mar: aferrado a la moto de agua que manejaba hasta que falló, ya volcada. E. E.

Reportajes

Lionel, el náufrago canario que pasó 2 noches sobre una moto de agua a la deriva en alta mar y "luchó con todo" para contarlo

El joven de 27 años fue avistado por un avión de Salvamento al sur de Gran Canaria después de que su embarcación se averiase. "Había muchas olas y me lo hicieron pasar muy mal", cuenta.

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Desde el cielo, a media mañana, el Atlántico parecía un desierto azul. Nada se movía salvo la espuma blanca de las olas que rompían con desorden. El avión de Salvamento Marítimo, el Sasemar 103, barría con sus ojos mecánicos cada palmo de agua. En la cabina, los pilotos estaban a punto de resignarse a otro vuelo sin novedades cuando vieron un gesto improbable: un brazo levantado, apenas un destello humano en la inmensidad.

Era Lionel Ramírez. Aferrado a una moto de agua volcada, con la piel enrojecida por el sol y el cuerpo exhausto. Había pasado dos noches y un día a la deriva, a quince millas náuticas de Arguineguín. Tenía hambre, sed, mareos. Y, sin embargo, en el último aliento de su resistencia todavía encontraba fuerzas para agitar la mano.

La historia había comenzado la noche del lunes. Lionel, 27 años, complexión fuerte, pasado en la lucha canaria y la lucha libre, estaba con tres amigos en una motora cerca de la central térmica de Juan Grande. Remolcaban una moto de agua cuando, de pronto, se soltó. Lionel decidió lanzarse al mar para subirse a ella y conducirla hasta la costa.

Localización geográfica donde desapareció Lionel, en el sureste de Gran Canaria.

Localización geográfica donde desapareció Lionel, en el sureste de Gran Canaria.

La primera noche

El plan parecía sencillo: llevarla a Castillo del Romeral y reencontrarse después con sus compañeros. Pero el mar se encargó de arruinar la lógica. El viento empujaba fuerte hacia el suroeste y la moto comenzó a fallar. Lionel consiguió arrancarla de nuevo y siguió unos metros, pero la corriente lo alejaba sin tregua. En la oscuridad, con las olas zarandeándolo, entendió que el reencuentro no llegaría.

Sus amigos volvieron a buscarlo, pero ya no había rastro de él ni de la moto. A las 22:47, una llamada al 112 activó la alerta: un joven desaparecido en el mar. Esa primera noche fue la más dura. “Había muchas olas y me lo hicieron pasar muy mal”, contaría después a su madre.

Lionel nadaba y, cuando el cansancio lo vencía, se amarraba con la mano a la moto para no perderla. El océano era un animal gigante que respiraba bajo él. El miedo, un zumbido constante en la cabeza.

Efectivos de Cruz Roja y Salvamento Marítimo implicados en el rescate de Lionel.

Efectivos de Cruz Roja y Salvamento Marítimo implicados en el rescate de Lionel. E. E.

El operativo

El aviso movilizó a Salvamento Marítimo y a la Guardia Civil. Embarcaciones, helicópteros, voluntarios. Durante dos días rastrearon el litoral sureste de Gran Canaria, desde Santa Lucía de Tirajana hasta San Bartolomé.

La familia se unió a la búsqueda: los amigos de Lionel salieron con pequeñas barcas; su madre, Natividad Collado, pedía más medios. "No sabía que también la Cruz Roja buscaba a mi hijo. Agradezco muchísimo su trabajo", dijo luego, entre lágrimas y alivio.

El martes por la mañana, las tareas se reanudaron sin descanso. El mar seguía hostil, las corrientes cambiaban de dirección, el sol castigaba a los equipos aéreos. Nada. Hasta que llegó el miércoles, sobre las 11:30. Desde el avión vieron a Lionel, un punto diminuto en un océano inmenso, agitando la mano.

El Centro de Coordinación activó a la Guardamar Urania y al helicóptero Helimer 215. A las 12:38, la Guardamar lo recogía del mar. Lionel estaba vivo. Tenía el rostro quemado, el pecho dolorido de tanto apoyarse sobre la moto, calambres en las piernas.

Aferrado a la moto de agua volcada. Así fue encontrado Lionel Ramírez, en un vídeo difundido por Salvamento Marítimo.

Aferrado a la moto de agua volcada. Así fue encontrado Lionel Ramírez, en un vídeo difundido por Salvamento Marítimo. S. M.

Pedía agua, pedía calmantes, pedía descansar. En tierra lo esperaba una ambulancia y una madre que no había dormido en dos días. "Lo primero que me dijo fue que quería ver Netflix", relató Natividad con una risa temblorosa, mezcla de incredulidad y alivio. Su hijo, con el cuerpo maltrecho, había encontrado en esa frase una forma de romper el miedo.

En el hospital San Roque de Meloneras, donde permanece ingresado en la UCI, los médicos hablan de un cuadro severo de deshidratación y quemaduras solares, según informa La Provincia. Nada grave, aunque necesitará varios días para recuperarse.

Él mismo relató que la segunda noche fue la más desesperante: el sol del día había agrietado su piel, el agua de mar le ardía en las heridas, la corriente seguía arrastrándolo mar adentro. Se subía a la moto para descansar, se bajaba para nadar, volvía a subirse cuando los brazos ya no respondían.

"Siempre tuvo claro que lo iban a rescatar", dice su madre. Su abuelo José añade que, cuando por fin lo vio en el muelle, “nos dio ánimos a nosotros”. Rosario, la abuela que cumplía años al día siguiente, repite que su nieto le dio “el mejor regalo de su vida”.

Lionel, tras ser rescatado por Salvamento Marítimo.

Lionel, tras ser rescatado por Salvamento Marítimo. Radio Televisión Canaria.

Un héroe inesperado

La isla entera lo recibió como un héroe. No porque buscara serlo, sino porque encarnó lo contrario al miedo. Lionel resistió al mar y devolvió un final distinto a la historia que todos temían. "Quien lo conoce sabe que es un guerrero, luchó con todo", dijo un amigo. Y en Arguineguín, donde la espera se volvió interminable, la noticia de que estaba vivo se celebró como una victoria colectiva.

La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer qué ocurrió esa noche en la motora y qué hicieron sus amigos en las horas posteriores. La moto de agua, mientras tanto, no ha aparecido. Es probable que se hundiera, llevándose consigo los últimos rastros de la odisea.

Cuando José Collado abrazó a su nieto, rompió en llanto. No de miedo, ya no, sino de alivio. "No dormí en dos noches, ¿cómo iba a hacerlo?". En sus manos temblorosas llevaba la promesa que le había hecho a la Virgen del Pino: ir caminando hasta su santuario si el muchacho aparecía con vida. “Se lo pedí, y aquí lo tenemos”, dijo, todavía incrédulo.

Lionel Ramírez sobrevivió al mar, y Gran Canaria entera lo esperaba en el muelle. La moto, hundida en algún lugar del Atlántico, fue su cruz y su salvación. Dos noches y un día después, la isla ya tenía otra historia que contar: la del joven que agitó un brazo en medio del océano para recordar a todos que la vida, incluso al borde del naufragio, se aferra con uñas y dientes.