Vecinos de Torelló, tras irrumpir en el pleno municipal de este lunes para protestar semanas de inseguridad en el centro de la ciudad.

Vecinos de Torelló, tras irrumpir en el pleno municipal de este lunes para protestar semanas de inseguridad en el centro de la ciudad. Julio César Ruiz Aguilar.

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Tensión en la Cataluña interior: Torelló estalla contra 25 okupas magrebís que roban e intimidan con la tolerancia del alcalde

Los vecinos han irrumpido en el pleno municipal de este lunes para denunciar "semanas de maltrato"; mientras, la Policía Local se declara "sin efectivos" y ruega ayuda a los Mossos d'Esquadra.

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Torelló (Barcelona)
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El salón de plenos del Ayuntamiento de Torelló nunca había estado tan lleno. Este lunes por la tarde, un centenar y medio de vecinos ocupó los asientos, los pasillos y hasta las escaleras del edificio municipal. El pleno ordinario, convocado para tratar cuestiones de rutina, se terminó convirtiendo en una protesta abierta.

En él, los ciudadanos exigieron explicaciones y hasta la dimisión a su alcalde, Marçal Ortuño i Jolis —Esquerra Republicana—, y a la concejala de Seguridad, Elisabet Viñas i Villena. Fuera de la sala, otro numeroso grupo de vecinos mantenía la presión con gritos.

La tensión era esperada: desde hace unos días circula entre los vecinos de la localidad una grabación en la que un agente de la Policía Local admite que no se puede controlar a un grupo de jóvenes que se ha adueñado de las calles conforme cae el sol.

Nave abandonada en la que, según denuncian los vecinos, viven okupas de origen magrebí que alteran la convivencia vecinal durante las noches.

Nave abandonada en la que, según denuncian los vecinos, viven okupas de origen magrebí que alteran la convivencia vecinal durante las noches. Julio César R. A.

"Se ríen de nosotros. Nos echan. Si no queremos sufrir daños nosotros, no podemos ir…", dice un agente de policía a una vecina que había llamado para pedir ayuda. La llamada, verificada por las autoridades, y en poder de EL ESPAÑOL, se ha convertido en un símbolo de la impotencia del cuerpo, compuesto por turnos nocturnos de apenas dos agentes y un coche para cubrir un municipio de más de 16.000 habitantes.

El aparcamiento tomado

El epicentro de las quejas vecinales es un aparcamiento al aire libre situado entre las calles de Sant Josep y Sant Antoni, junto a una nave abandonada, en el mismo centro de Torelló. De día, parece relativamente tranquilo: chicos jóvenes permanecen sentados en los bancos, fumando, hablando, escuchando música. Pero es aquí donde, según denuncian los vecinos, se reúnen cada noche alrededor de 25 jóvenes, la mayoría de origen magrebí, para perturbar la oscuridad.

El lugar se llena de música a alto volumen, discusiones, carreras de motos y, en ocasiones, peleas. "No podemos dormir. A las tres de la mañana siguen gritando. Es como tener una discoteca debajo de casa", cuenta Enric, un vecino del número 14 de Sant Josep. Otra vecina añade: "No bajamos al coche de noche. Tenemos miedo. Si les dices algo, te insultan".

Las ventanas cerradas no bastan. Los testimonios se repiten en distintos portales de las calles colindantes: ruidos, botellones, desperfectos en vehículos, amenazas. "Esto lleva así semanas, pero ahora es insostenible", resume Jùlia, una mujer que vive cerca del portal de Enric.

El pleno fue intervenido durante poco más de una hora, en la que se debatieron algunos puntos pero difícilmente se llegó a un consenso.

El pleno fue intervenido durante poco más de una hora, en la que se debatieron algunos puntos pero difícilmente se llegó a un consenso. Julio César R. A.

La concentración

La protesta de este lunes comenzó como una concentración frente al consistorio, convocada por vecinos a través de grupos de WhatsApp. A las 18.30 ya había más de un centenar de personas en la plaza, entre ellas militantes de Aliança Catalana —partido independentista de extrema derecha con un discurso abiertamente antiinmigración—, que aprovecharon para exhibir consignas.

El alcalde y la concejala de Seguridad entraron por una puerta lateral mientras los vecinos se comenzaban a reunir en silencio. Poco después, el público irrumpió en el salón de plenos. No hubo espacio para todos. Unas cien personas abarrotaron el interior y otras tantas se quedaron fuera.

El pleno arrancó con normalidad, pero cuando el alcalde intentó abordar puntos ajenos a la seguridad, los vecinos comenzaron a interrumpir. "Queremos hablar de lo que pasa", gritó un hombre desde el fondo. Los murmullos se convirtieron en gritos, y el pleno quedó paralizado. Hubo amenazas de suspensión, pero los concejales accedieron finalmente a alterar el orden del día.

El alcalde de Torelló, Marçal Ortuño (ERC), durante el pleno interrumpido por los vecinos.

El alcalde de Torelló, Marçal Ortuño (ERC), durante el pleno interrumpido por los vecinos. Julio César R. A.

El debate fue muy, pero muy, bronco. La tónica general por parte de los vecinos fue un reclamo de más efectivos policiales y mayor presencia nocturna. Los dirigentes del Ayuntamiento trataron de explicar por qué no es del todo posible. El resto de concejales permanecieron en silencio, tratando de aguantar una situación que por momentos se tornó agresiva. "Si ustedes no pueden solucionarlo, díganlo ya, así lo haremos nosotros", gritó uno de los vecinos, seguido de los aplausos del resto.

La sesión también sirvió de escenario para intervenciones de corte populista. El líder local de Aliança Catalana interrumpió varias veces con propuestas inviables legalmente, como redirigir partidas presupuestarias directamente a la contratación de más policías. Sus palabras, sin embargo, fueron recibidas con aplausos.

La posición del Ayuntamiento

La concejala de Seguridad, Elisabet Viñas, pidió calma y reiteró que la inseguridad es "una prioridad". Recordó que la Policía Local ha actuado en numerosas ocasiones y que los jóvenes han sido detenidos "muchas veces", aunque las medidas judiciales no prosperan.

En un mensaje privado que ya circulaba entre los vecinos, Viñas admitía que "las leyes no son lo bastante contundentes ni la justicia lo bastante rápida para sacarnos a esta chusma de encima". El alcalde, Marçal Ortuño, aseguró que el consistorio trabaja con los Mossos d’Esquadra y con la Generalitat para reforzar la seguridad.

El Ayuntamiento ha convocado cinco nuevas plazas de policía local y ha solicitado la instalación de más cámaras de vigilancia en la zona. "Sabemos que la situación es difícil, pero no estamos de brazos cruzados", afirmó.

Un vecino estalla, ante la intensa mirada de un Policía Local: Si no pueden resolverlo ustedes, lo resolveremos nosotros en tan sólo dos días.

Un vecino estalla, ante la intensa mirada de un Policía Local: "Si no pueden resolverlo ustedes, lo resolveremos nosotros en tan sólo dos días". Julio César R. A.

La policía, en silencio

La Policía Local de Torelló declinó hacer declaraciones a este diario tras el pleno. Fuentes de los Mossos cuentan a EL ESPAÑOL que "el cuerpo está dispuesto a colaborar en todo lo que sea necesario para garantizar la seguridad ciudadana", aunque no explicaron cómo.

A través de la protesta vecinal se dejó al descubierto lo que parece ser, en toda regla, un pueblo fracturado: muchos vecinos reclaman soluciones inmediatas, otros repiten proclamas xenófabas y partidos políticos tratan de capitalizar el malestar. La Policía Local se declara sobrepasada y el Ayuntamiento —en manos de Esquerra Republicana— busca ganar tiempo sin ofrecer soluciones.

El único vehículo policial municipal disponible durante las noches.

El único vehículo policial municipal disponible durante las noches. Julio César R. A.

Después del pleno, la plaza frente al Ayuntamiento seguía llena. Algunos vecinos se abrazaban, otros discutían entre sí. "Queremos dormir tranquilos, nada más", decía una mujer mayor, con muletas, sentada en silla durante el pleno.

En el lugar, otros inmigrantes apoyaban la causa: "No se trata de nacionalidad ni de origen, sino de maldad o bondad". La frase sonaba simple, casi ingenua, pero resumía lo que ha llevado a Torelló a un punto de ebullición.

La sensación de que, por la noche, el pueblo —el mismo que fue levantado por el fenómeno migratorio desde otras comunidades españolas en el siglo XX y posteriormente por la migración procedente de América Latina y norafricana en el siglo XXI— ya no les pertenece.