Manuel Espinar, Presidente de la Confederación de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana; a la derecha, un local sin turistas.

Manuel Espinar, Presidente de la Confederación de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana; a la derecha, un local sin turistas. Claudia Estévez EL ESPAÑOL

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Espinar, experto en hostelería, advierte de que las terrazas están cada vez más vacías de turistas: "Gastan en alojamiento"

El aumento de los costes, los cambios en el consumo y la desestacionalización del turismo han provocado una situación de crisis durante este mes de agosto.

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La masificación turística está siendo uno de los temas más recurrentes del verano. Ciudades como Barcelona, Valencia o las Islas Baleares son tres de los destinos más populares para pasar las vacaciones estivales.

Según datos provisionales publicados el 1 de agosto de 2025 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), España recibió en junio un total de 9,5 millones de turistas internacionales. Y durante la primera mitad del año, el número de visitantes aumentó un 4,7% respecto al año pasado.

Sin embargo, no está siendo el mejor verano para este tipo de ciudades. Eso sí: la situación no es tan alarmante como podría parecer a juzgar por diversos análisis realizados recientemente. La realidad es que se consume menos, aunque los niveles siguen siendo aceptables.

Bar en Valencia.

Bar en Valencia. EFE

El aumento en el número de visitantes no se ha visto muy reflejado durante los meses más intensos del verano en el gasto turístico, tal y como confiesan hosteleros de las Islas Baleares y de la Comunidad Valenciana a EL ESPAÑOL.

"Agosto es el mes más caro en la oferta vacacional de Baleares y la gente gasta su presupuesto en el alojamiento y luego reduce el gasto en la oferta complementaria. Según nuestras cuentas, en nuestro caso hemos notado un 10% menos de caja con respecto a julio", explica Lorena Coelho, directora de comunicación de la empresa MarSenses Hotels&Homes.

Al igual que Lorena, Manuel Espinar, Presidente de la Confederación de Hostelería y Turismo de la Comunidad Valenciana, y hostelero de profesión, refuerza la idea generalizada de que el turista ya no invierte su dinero en la industria de servicios alimentarios como era habitual hasta ahora.

"El gasto en restauración ha sufrido un estancamiento. Hay menos ocasiones de consumo y el gasto de las familias en restauración y ocio está siendo muy controlado y contenido, lo que redunda en una menor rentabilidad, sobre todo para los pequeños establecimientos".

Más turismo, menos gasto

Lorena Coelho reconoce que su empresa -formada por hoteles, apartamentos y restaurantes principalmente- no ha experimentado una disminución en la ocupación, pero sí ha observado una reducción en el número de clientes en sus restaurantes.

Dado que buena parte de sus clientes ya residen dentro de los alojamientos de su propio complejo, esa caída, aunque sea ligera, resulta bastante significativa y refuerza la idea general que subyace: no hay menos turistas, sino que estos están destinando su dinero a otras actividades y no al consumo habitual en bares y restaurantes.

Por eso, esta crisis está golpeando, sobre todo, a los hosteleros más humildes. "Los pequeños negocios son los más perjudicados ya que tienen menos margen para absorber la subida de costes. En muchos casos, están atravesando un verano más complicado".

Al final, "los establecimientos sin acuerdos previos de aprovisionamiento o sin capacidad de diversificar su oferta" como suelen ser estos negocios "están en una posición más complicada", comenta la directora de comunicación de MarSenses Hotels&Homes.

Según África Barroso, empleada de un supermercado en Ibiza, "muchos turistas vienen al supermercado y consumen allí mismo en la tienda la comida preparada que vendemos".

"También creo que la gente está ahorrando a la hora de comer fuera para no tener que dejar la fiesta; aunque es cierto que comer fuera y salir de fiesta resultan incompatibles desde el punto de vista económico".

Otro factor que está jugando un papel fundamental en esta pequeña situación de crisis es la subida generalizada de costes -materias primas, suministros, energía y alquileres- que afecta de manera más directa a los pequeños negocios.

Estos establecimientos tienen menos margen de negociación con proveedores y menos capacidad para absorber estos incrementos sin que repercutan en los clientes. "La rentabilidad de los establecimientos está mermada por el incremento de costes de las materias primas", asegura Manuel Espinar.

Además, en uno de los veranos más difíciles para los hosteleros desde la llegada de la Covid-19, a los pequeños y grandes empresarios les toca lidiar también con un problema relacionado con sus plantillas. Ahora es más difícil mantener a los empleados que en años anteriores.

"El coste laboral ha aumentado, tanto por la subida de salarios como por el coste de vida. Especialmente en Baleares ha subido muy destacadamente y es algo que, en parte, todo empresario debe asumir y tener en cuenta para poder atraer y retener talento", explica Lorena Coelho.

Otra forma de viajar

Manuel Espinar apunta que uno de los dilemas de los bares y restaurantes es la escasa presencia del turismo nacional. Esta reducción ha afectado significativamente sus ingresos, ya que muchos españoles han optado por pasar sus vacaciones de verano en el extranjero, debido a la subida de costes registrada en España.

"La salida de españoles al extranjero ha sido muy importante este verano y esta circunstancia resta ocasiones de consumo en restauración en el tramo de vacaciones que disfrutan en España". Si las vacaciones se producen fuera de nuestras fronteras, el gasto también se queda allí, ya que a su regreso, las familias se ven obligadas a acrecentar su nivel de ahorro.

"La incertidumbre general está reduciendo la propensión al consumo de las familias y eleva a máximos los niveles de ahorro en nuestro país. La fiscalidad, el incremento de las cotizaciones a la Seguridad Social y no deflactar el IRPF han mermado la capacidad de gasto de las familias".

A la reducción del turismo nacional en verano se une también una menor presencia del turista foráneo que acentúa esa crisis que empiezan a sufrir los pequeños hosteleros. "El ritmo de crecimiento del turismo internacional se ralentiza, los crecimientos son inferiores al año pasado".

Arrocería Hispania, local de Manuel Espinar.

Arrocería Hispania, local de Manuel Espinar. Cedida

Uno de los motivos por los que deciden no gastar en hostelería es porque el turismo está experimentando "una desestacionalización" ya que los turistas no se concentran exclusivamente en los meses estivales, sino que reparten sus viajes a lo largo del año.

Espinar confirma que "el incremento de la actividad turística en otras épocas del año resta en cierto modo días de vacaciones al verano". Del mismo modo, también los pequeños comercios se han visto afectados por la ola de calor histórica que ha sufrido España durante el verano 2025.

Entre el 3 y el 18 de agosto, el país ha registrado una anomalía térmica de +4,6 grados centígrados, la más intensa registrada hasta la fecha según instituciones como la Agencia Estatal de Meteorología.

Esta circunstancia ha alterado los hábitos de consumo. En contra de lo que pueda parecer a juzgar por la opinión pública generalizada de que el verano es para ir a la playa, los expertos aseguran que "las altas temperaturas no ayudan al consumo en las terrazas".

Por último, tal y como se recoge en el Instituto Nacional de Estadística, durante el inicio de este verano, los precios de los restaurantes, cafeterías y hoteles subieron en un 5% en zonas como las Islas Baleares con respecto al mismo mes del año pasado.

Según dicha fuente, el porcentaje se ha incrementado en un 30% en comparación con los datos del año 2019, antes de que la pandemia provocada por la Covid-19 alterara todo.

Con la vuelta del turismo en masa, los precios empezaron a subir de forma considerable en las zonas más turísticas como Palma. Sin embargo, todos estos nuevos factores han sido un freno para ese crecimiento y han provocado que este verano se haya producido una reseñable recesión en el consumo.