Teresa González, la auxiliar de ayuda a domicilio asesinada en Porriño.

Teresa González, la auxiliar de ayuda a domicilio asesinada en Porriño. Europa Press

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Teresa, la auxiliar asesinada a hachazos por el carnicero Enrique, de 73 años: lo había denunciado por acoso sexual

En el momento de la detención, el presunto asesino se encontraba en estado de desorientación, por lo que fue enviado al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Más información: El alcalde de O Porriño (Pontevedra) confirma que la empresa sabía del rechazo de la víctima a trabajar en la casa del crimen

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El martes 29 de julio, alrededor de las nueve de la mañana, Enrique Leirós, de 73 años, acabó con la vida de Teresa de Jesús González, de 48 años, auxiliar de ayuda a domicilio del Ayuntamiento de Porriño, propinándole varios hachazos, uno de ellos en la cabeza. Teresa era vecina de Mos y trabajaba desde mayo de 2023 en el domicilio de esa familia en Atios, Pontevedra, atendiendo a la mujer de Enrique tras haber sufrido un ictus.

La mañana del 29, Enrique esperó a Teresa, como cada día que ella iba a trabajar, en la explanada de acceso a la finca donde vivía. Sin embargo, el grito de la auxiliar de ayuda a domicilio sería la última vez que se escuchara en el municipio de Porriño. Teresa murió en el acto. Los agentes, cuando llegaron al lugar del suceso, encontraron al varón sentado en una esquina y presentaba manchas de sangre en el cuerpo y la ropa.

"Teresa era muy buena persona y tenía mucha vocación por lo que hacía, no se merecía este final. En cuanto a Enrique, se rumoreaba que, desde hace semanas, ya no estaba bien", cuenta a EL ESPAÑOL una fuente vecinal de Leirós.

Exterior del domicilio donde se ha producido el asesinato.

Exterior del domicilio donde se ha producido el asesinato. Europa Press

Una sobrina de la mujer de Enrique, que fue a visitar a su tía esa mañana por ser las fiestas del pueblo, se encontró "todo el pastel" y llamó de inmediato a la Guardia Civil, que se personó en el domicilio y lo arrestó como presunto autor material del crimen. Leirós tuvo que ser trasladado al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo para evaluación psiquiátrica por encontrarse en el momento de la detención en evidente estado de desorientación. Según relatan varios testigos, a Enrique se le conocían algunos episodios de demencia.

El asesino había dedicado toda su vida al sector cárnico y actualmente disfrutaba de su jubilación, no obstante, una semana antes de cometer el crimen, Leirós había solicitado el alta voluntaria del hospital. Fue ingresado por motivos de salud mental, pero, contrario a la opinión de su familia, decidió regresar a la casa familiar junto a su mujer.

"Los hijos estaban en contra del alta porque no lo veían bien, pero tú no puedes retener a alguien en contra de su voluntad. Es muy complicado porque, aunque tu padre siga ingresado, tu madre no puede quedarse sola. Teresa cuidaba de ella, pero sólo ocho horas. El resto del día, al ser una persona dependiente, necesitaba a su marido", aclara la fuente.

La Consejera de Política Social, Fabiola García, ha confirmado que tanto una psicóloga como una trabajadora social están a plena disposición de la madre de Teresa, así como la derivación a un centro residencial de la mujer de Enrique.

Denuncia acoso sexual

En la víspera del asesinato, Teresa comunicó a la empresa Aralia -para la que trabaja- la situación de acoso sexual que había vivido por parte de Enrique Leirós ese día 28 de julio y su renuncia a volver a trabajar en ese domicilio. La empresa insistió en que debía acudir igualmente a realizar su trabajo porque "tenía una función social", por lo que solicitó ayuda al sindicato CIG.

Al estar afiliada a ese sindicato, la auxiliar se puso en contacto por WhatsApp con ellos para gestionar cómo debía actuar. La respuesta que recibió fue que debía ir a Aralia, firmar la renuncia a ese hogar y justificar el motivo.

Tanto la empresa como el sindicato han confirmado la versión de la víctima. "No sé qué fue lo que pasó, pero ella quería renunciar a ese domicilio, según me comunicó por WhatsApp el lunes por la mañana", ha comentado Mercedes Domínguez, la responsable de la CIG en Porriño.

Desde el sindicato se ha exigido un cambio de protocolo para que, en casos como el de Teresa de Jesús, se inicie de inmediato anular el servicio a ese domicilio. El subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, ha insinuado que este caso no tiene indicios "en principio" de ser violencia de género como causa de la muerte.

En la manifestación convocada por la CIG ante la sede del consistorio porriñés este miércoles 30 de julio, el sindicato ha solicitado que el Ayuntamiento de Porriño paralice el SAF "mientras no se garantice la seguridad" de las empleadas.

"Con Teresa llegamos tarde. Su palabra no valió para suspender el servicio. Siempre prevalecen otros derechos antes del derecho de las mujeres", ha lamentado Domínguez en relación a la denuncia interpuesta por Teresa horas antes de que la asesinaran.