La identificación enviada por este miembro de las fuerzas especiales rusas a EL ESPAÑOL.
Diario y muerte de un 'spetsnaz' ruso en el infierno de Ucrania: "Los oficiales mienten; nuestra única misión aquí es morir"
EL ESPAÑOL logra el testimonio de un soldado de las fuerzas especiales del Kremlin que retrata con su móvil en una isla de Jersón la situación desesperada de las tropas, antes de ser alcanzado por dos balas perforadoras ucranianas.
Más información: El régimen de Putin adoctrina a menores españoles en el mismo campamento de Crimea al que llegaban los 'niños de la guerra'.
"Hemos llegado a la zona de islas, en el óblast de Jersón, junto a Antonovka, y puedo ver frente a mí la orilla del río Dniéper", dice un soldado ruso de las fuerzas especiales del 24º regimiento (70ª división, 18º ejército).
A este soldado de aquí en adelante se le citará con el nombre ficticio de Fiódor, para no exponerle. Por la manera en la que habla, salta a la vista que está aterrorizado: "¡Es absurdo enviar aquí grupos de hombres! Casi nadie llega hasta la posición. Tenemos que saltar sobre los 200 [muertos] y los 300 [heridos]".
"Todo esto es un pantano y es imposible transportar el equipamiento. Mantener aquí las posiciones es imposible. Si a alguno de nosotros se le ocurre disparar, nos llueven inmediatamente bombas de racimo, morteros, fuego de ametralladora y la Baba Yaga [drones artillados]. ¡Nos golpean con todo lo que tienen! Por favor, informen a los altos mandos: ¡Los supervivientes deben ser evacuados o los aniquilarán a todos!"
Fiódor ha arriesgado su vida conectándose a las redes para denunciar la corrupción, la estupidez, la decadencia y la arrogancia de los oficiales de su regimiento. No sabe que habla con el equipo de investigación de EL ESPAÑOL.
Una de las fotos enviadas por este miembro de las fuerzas especiales rusas a EL ESPAÑOL.
Cree en realidad que ha logrado conectar con funcionarios de la Fiscalía Militar de Rusia. Sus palabras son una prueba irrefutable de las condiciones desesperadas que enfrentan las fuerzas rusas en una de las zonas más contestadas del conflicto ruso-ucraniano.
Desde que comenzó la invasión a gran escala, este diario ha usado técnicas de suplantación de identidad para quebrantar la censura informativa del régimen ruso.
Es la única forma que existe en Occidente de abrir una ventana por la que mirar dentro del opaco y siniestro ejército de Rusia. Cuando concluya el conflicto, se escribirán cientos de libros sobre la degradación moral de los generales del dictador y la miseria de las guerras -y muy particularmente de esta- y espeluznantes relatos como este apuntalarán esas denuncias.
Todas las conquistas territoriales rusas se sustentan sobre pilas de cuerpos y sobre el mayor de los desprecios de los oficiales por la vida de hombres como Fiódor. Los propios rusos son las primeras víctimas de un ejército de abyectos miserables.
Alcanzado en el abdomen
Este diario conoce su identidad, número de pasaporte, datos personales, grabaciones en vídeo y número de placa, pero ha modificado su nombre y algunos de sus datos para impedir su identificación, aunque se sospecha que podría estar ya muerto.
La identificación militar de Fiódor [nombre ficticio].
La última vez que EL ESPAÑOL logró establecer una conexión con él le habían alcanzado dos balas perforadoras en el abdomen; tenía una pierna lesionada y el talón muy dañado. Intentó solicitar asistencia médica, pero evacuarlo de la isla era literalmente imposible. De eso hace ahora alrededor de una semana (en torno al día 20 de este mes de julio).
"Estamos en el pueblo de Alyoshki", nos aclaró. "El comandante del segundo batallón envía a los soldados a misiones de combate que pueden durar meses, pero reporta diez días solamente para escatimar los pagos por tareas de combate".
"Pido una investigación interna sobre el comandante del segundo batallón, con rango de coronel. Desconocemos todavía su apellido pero le conocemos con el alias de Svaker. Todos los chicos esperamos que nos ayuden".
A iniciativa propia, el soldado salió de su posición mientras charlaba con los periodistas de EL ESPAÑOL y comenzó a hacer fotos del fúnebre paisaje que le estrangulaba. "Cada minuto caen bombas sobre nosotros", se quejaba.
"Ametralladoras disparan desde ocho posiciones. Todo es fuego ucraniano. Activaré mi geolocalización bajo mi responsabilidad y les mandaré capturas".
El reportaje gráfico que acompaña a esta información es muy posiblemente la obra póstuma de un soldado ruso a quien cabe deducir que ha fallecido. Lo verdaderamente gore no son los cuerpos esparcidos por el campo de batalla sino la inmoralidad suprema de la tiranía rusa que abastece la picadora de carne.
"Si yo no informo de esto, ningún coronel lo hará", nos dijo. "Aunque esté en la 6ª compañía, yo me considero un explorador. Mi misión era llegar; ver con mis propios ojos; escuchar a los que no han muerto todavía y transmitirlo arriba. Arriesgué mi vida para que el gobierno (de Rusia) tenga información clara de la situación del frente".
Antes de combatir junto a Jersón como un spetsnaz (denominación rusa de las 'tropas de propósito especial' o fuerzas especiales), Fiódor prestó servicio en una unidad de inteligencia militar del FSB desplegada en el Lejano Oriente.
Según consta en su cartilla militar, nació hace 36 años en la ciudad de Gubaja (Perm). En 2013 fue condenado por robo con violencia y, tras su liberación, firmó un contrato con el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa.
Fiódor fue reclutado por uno de los mejores cuerpos del ejército del Kremlin. El 24º Regimiento de la 70ª División es una unidad clave de las fuerzas terrestres rusas en el actual teatro de operaciones en Ucrania.
Esta formación es reciente: fue creada en 2023 y asignada dentro del 18º Ejército, que a su vez fue establecido en Crimea ese mismo año para fortalecer la defensa y el control ruso sobre la región sur de Ucrania y el eje de Jersón.
Le pedimos que describa la verdadera situación en la ciénaga desde donde transmite, agazapado: "Estamos enterrados y sobreviviendo como ratas mientras nos cazan los drones ucranianos. Las compañías cuarta, quinta y sexta están casi aniquiladas. Miren ustedes las fotos. Solo hay cadáveres. El lugar está cubierto de cuerpos recientes".
"Nos matan a diario. No podemos mantener las posiciones. Los ucranianos están a apenas 500 metros. Quienes les informan de que aquí todo está bien, mienten para conservar sus galones. Repito: ¡solo hay cadáveres! Que venga un general y lo vea. Nadie llegará. Este lugar debe ser destruido con artillería pesada. Sus fortificaciones están al otro lado del Dniéper, construidas con cemento".
La ubicación precisa del soldado es una de las cuatro islas del río Dniéper próximas al puente de Antonivka. Los rusos están tratando de alcanzar la otra orilla ahora mismo y han intensificado esta semana la ofensiva sacrificando para ello a cientos de sus mejores hombres. Como este periódico dispone de los pantallazos de geolocalización que el soldado le envió, también conoce sus coordenadas militares precisas.
Una de las capturas que Fiódor [nombre ficticio] ofreció a EL ESPAÑOL.
Éstas revelan información crucial sobre su ubicación exacta en el delta del río Dniéper donde pronunció presumiblemente sus últimas palabras: "De cada grupo que han enviado aquí apenas queda un hombre vivo".
"Mandaron a nueve soldados del 127º regimiento y solo tres llegaron vivos. El comandante ni se molestó. ¿Entienden la situación? Y somos las malditas fuerzas especiales... ¿Para qué traer aquí a las fuerzas especiales? ¿Para fabricar más muertos?".
Las coordenadas que nos proporciona Fiódor corresponden al sistema UCS-2000 / LCS-65 (EPSG:9859), específicamente diseñado para la región de Jersón. Éstas le sitúan en un área que comprende un laberinto de islas cubiertas de cañaverales de 10 kilómetros de ancho.
Sabemos que las fuerzas rusas han concentrado esfuerzos en la isla Velykyi Potomkin (ahora Velykyi Vilkhovyi), la isla Nestryha y las islas Bilogrudyi, Kozulyskyi y Zabych.
Se trata de un punto de cruce estratégico porque controlar las islas del Dniéper significa también controlar el río y sus orillas. Tan solo entre los días 7 y 13 de este mes, se han producido 42 asaltos rusos.
La mayoría de estas operaciones se realizan en grupos de cinco personas a bordo de un bote, con cobertura de guerra electrónica. La distancia entre ambos bandos en esta zona pantanosa es, como señaló el soldado, de apenas medio kilómetro.
"Aquí quedamos 45 personas", alcanzó a transmitir antes de que lo reventaran las balas de los defensores ucranianos. "La semana pasada mataron a tres de los nuestros. Nadie los pudo sacar. Aquí morir es la única misión posible".
"Hace dos días extrajimos dos cadáveres de un ataque de mortero. Los drones kamikazes ucranianos los hacen explotar para no dejar restos. El hedor en los pantanos es insoportable. Muchos murieron en el camino. Llegar ya es una hazaña".
Baja moral rusa
Los rusos están desesperados. "No importa que nos escondamos porque los drones nos encuentran", aseguraba Fiódor. "Los ucranianos controlan cada metro con REB (los sistemas de interceptación de guerra electrónica)".
"Un dron arrojó el otro día una bomba incendiaria contra un camarada mientras dormía y murió quemado. Frente a nosotros, han construido auténticas fortificaciones con excavadoras. Nuestros morteros no sirven de nada contra eso. Por la noche, los drones se ciernen sobre nosotros, esperando a que alguien 'vaya al retrete'".
Una imagen de un cadáver enviada por Fiódor [nombre ficticio] a este diario, en suelo ucraniano.
El testimonio de Fíódor corrobora asimismo que hay docenas de soldados rusos que se están negando a acatar las órdenes suicidas de cruzar el río Dniéper. Las fotografías que hizo para nosotros demuestran que ha habido pérdidas masivas en todos los intentos anteriores de asalto.
EL ESPAÑOL sabe, además, que los propios soldados rusos están saboteando las embarcaciones para evitar misiones. Su situación es tan desesperada que a menudo sobreviven bebiendo el agua estancada.
"Cada vez que intentamos utilizar los equipos REB nos identifican y bombardean el cuadrante", proseguía el soldado.
"Repito: Jersón debe ser arrasado con artillería pesada. Ya envié coordenadas. Pero saquen a los vivos antes. El mando del 24º regimiento miente. Dicen que mantenemos posiciones, pero todo son grandes mentiras. Nos piden que hagamos fotos en la orilla del río y nos escondamos luego tierra adentro para aparentar que controlamos esta zona".
Desde que comenzó la invasión a gran escala, este diario ha conducido varias investigaciones sobre las condiciones internas del ejército de Rusia sirviéndose de los únicos procedimientos a nuestra disposición para poner algo de luz sobre la barbarie.
Gracias a ello, EL ESPAÑOL ha acumulado montañas de pruebas y testimonios sobre la iniquidad de los oficiales de Moscú, sus crímenes de guerra, la corrupción y la brutalidad. Si se ensañan con sus propios hombres, ¿por qué habría de cumplir las convenciones de Ginebra?
Inevitablemente, uno se pregunta por qué hablan los soldados rusos, a sabiendas de los riesgos que ello entraña. Porque la moral en el bando del Kremlin está en caída libre.
Porque el cansancio físico y psicológico, la falta de avances en el campo de batalla y la alta mortalidad han acentuado la sensación de futilidad. El fervor patriótico se debilita cuando la guerra muestra su rostro genuino.
Muchos soldados han reconocido a lo largo de estos tres años en conversaciones con este periódico la falta de motivación y la pérdida de fe en el liderazgo militar y político.
Como la atmósfera mental en las filas rusas se encuentra a muchas millas de la retórica del Kremlin, los mecanismos disciplinarios son implacables: hay sanciones severas, cárcel por deserción, y casos documentados de oficiales que amenazan o golpean a sus subordinados para evitar críticas o denuncias.
Una de las zonas próximas al Dniéper por las que se desplazaba Fiódor [nombre ficticio].
Y esa es justamente la razón por la que los soldados, socavados por la desesperanza, buscan a veces comunicarse directamente con instancias superiores, desde familiares o periodistas hasta organismos oficiales, para exponer los abusos y el abandono.
Este tipo de denuncias se transmiten a menudo de forma clandestina, usando grabaciones, mensajes parciales o testimonios escritos por miedo a represalias directas. En no pocos casos, la denuncia se canaliza a través de esposas y de madres. Ni siquiera Putin se ha atrevido todavía a ensañarse descaradamente con las mujeres de los soldados.
Cuando Fiódor decidió comunicarse con el equipo de EL ESPAÑOL pensando que conversaba con la Fiscalía Militar de Rusia, no ignoraba que la reacción habitual de la cadena de mando superior es el castigo fulminante de quienes denuncian.
Se han documentado juicios penales o administrativos contra soldados rasos por difundir información "falsa" o "desacreditar" al ejército. Las condenas que se imponen son ejemplarizantes. Son también comunes las palizas y las torturas.
Sembrado de cadáveres
La represión se ejerce incluso cuando las críticas provienen de altos mandos, como ocurrió con el general Iván Popov, relevado tras exponer la situación real del frente. El sistema militar ruso promueve el silencio y castiga la verdad incómoda. Las quejas se tienden a ocultar o desestimar.
"Hoy iré al punto 55", nos dijo Fiódor al término de la última de nuestras conversaciones. "Intentaré grabar con grabadora testimonios de quienes llevan aquí tres meses. Pregunté por tres cadáveres. Siguen en la posición 49. Es una zona completamente expuesta y es imposible acercarse. Todos los ataques salen de Pridniprovske, Antonovka y Jersón. Allí hay entre 20.000 y 25.000 enemigos".
Las coordenadas que dio a EL ESPAÑOL proporcionan información de inteligencia de alto valor porque, no solo señalan la ubicación exacta de fuerzas rusas en el delta, sino que confirman la crisis de moral en sus unidades y sus limitaciones logísticas y de suministro.
Es obvio que el objetivo estratégico de los rusos es establecer cabezas de puente. Se infiere igualmente de esta información que hay alrededor de trescientas embarcaciones rusas preparadas para cruces fluviales.
La combinación de miedo visceral, crisis moral y abandono institucional ha convertido el frente ruso en Ucrania en un entorno de represión y silencio forzado, donde la denuncia es vista como una amenaza mayor aún que el enemigo.
El miedo a morir abandonados por sus superiores, combinado con humillaciones y abusos, alimenta la rabia y el sentimiento de impotencia. Algunos soldados optan por autolesionarse, desertar o huir antes que regresar al frente bajo sus corruptos e incompetentes oficiales.
Antes de despedirse, el spetnatz acertó a decir: "Nosotros estamos en los puntos "M", la mayoría son rutas por las que anduvimos para llegar al Dniéper. Solo tenemos rifles automáticos. No hay defensa".
"Detrás de nosotros está nuestra artillería, pero no sirve de nada contra sus búnkeres de hormigón. Estoy tratando de subir un vídeo para mostrárselo porque Internet aquí es casi inexistente. Lo he intentado".
"Solo pedimos que digan la verdad: Jersón no es nuestro. No mantenemos ninguna posición. No tenemos con qué responder. Jersón jamás fue tomado desde el Dniéper. Ellos están en alto. Controlan el cielo. Cada metro está en su mira. Nuestro mando miente".