
Imagen de una operacion antidroga con una autocaravana en la que se encontraron 534 kilos de cocaína.
La coca ahora viaja en autocaravanas que conducen portugueses para el narco: ¿para Marlaska son casas o vehículos?
Era una Ford-Benimar Tessoro 481. Una autocaravana. Fue interceptada nada más pasar el control de la Guardia Civil, previo a su embarque para cruzar en ferry hasta Algeciras. Los dos hombres, uno de 48 y otro de 70, y de nacionalidad española empezaron a responder duditativos y nerviosos a las preguntas de los agentes. El pase de los perros, con su olfato, fue definitivo: enseguida marcaron que en la autocaravana había hachís.
Pero para proceder al registro, las autocaravanas son consideradas, si están paradas, vivienda. Por ello hace falta una autorización judicial para poder acceder a ella. Los agentes de Ceuta ya intuían, por los nervios de los perros, que iba cargada hasta los topes.
Lo que no imaginaban que, con la autorización judicial en la mano y conforme iban desmontando el sistema de dobles fondos, iban a encontrar la friolera de 635 kilos de hachís. Los dos hombres ingresaron en prisión hasta la espera de juicio. Pueden caerles hasta cuatro años de cárcel.
Ocurrió a finales del mes pasado, pero no es ni mucho menos un caso aislado. Las narcoautocaravanas son utilizadas con frecuencia para realizar portes de droga. "Lo hacen sobre todo, y últimamente, los portugueses", cuenta a EL ESPAÑOL un curtido agente de la Guardia Civil. ¿El destino de este agente? Tráfico.
Es ahí, circulando por carretera, donde las autocaravanas no son consideradas vivienda, sino vehículos, y pueden proceder a su registro sin autorización judicial porque prevalece la comisión de posibles delitos. "Hay de todo. Autocaravanas, caravanas de las que tira un vehículo, furgonetas camperizadas... el narco va por delante. Siempre".
La picardía
Ya ahí, en carretera, comienza a contar la experiencia y la picardía del agente. "Te bajan la ventanilla y ya intuyes. En ocasiones hasta hueles. Pides la documentación del vehículo, luego sigues con la alcoholemia, y ya luego el registro. Ponen pegas, pero es que en carretera, se pongan como se pongan, son vehículos y no viviendas. Para ello contamos con permisos de controles autorizados por las respectivas delegaciones de Gobierno".
Son escurridizas: cuando se pillan grandes alijos es porque pasan por un control, por ejemplo, fronterizo, o de drogas. Las marca el olfato de un perro y se las inmoviliza esperando el permiso judicial. "Se pide al juzgado de guardia que corresponda en el lugar donde se haya detenido", relata otro agente. Eso sí, matiza que si se quiere rapidez, la petición tiene que estar bien fundamentada. "Si lo está, el juez lo puede autorizar ipso facto".
También se las detecta cuando se está investigando una trama delictiva que ya cuenta con un mandato de un juez. "De otro modo no hay quien las coja", precisan las fuentes consultadas. "Es dificilísimo"
Eso ocurrió en diciembre pasado, en el marco de la Operación Ergu, cuando la Guardia Civil ya investigaba una trama que introducía cocaína traída desde Iberoamérica vía Portugal. En la estación de servicio de un diminuto pueblo salmantino, Robliza de Cojos, pudieron registrar una autocaravana -otra Ford Benimar- que llevaba 600 kilos de cocaína.
La mercancía iba en dobles fondos, y sus ocupantes se dirigían al País Vasco, y de ahí, para ser distribuida a otros países europeos. España era el “punto de almacenaje y posterior distribución”. la estructura movía la droga mediante diversos medios de transporte.
Lo de la autocaravana tenía su por qué: realizaban los portes en plenas navidades, cuando hay mucho más tráfico en carretera, buscando pasar más desapercibidos y, al mismo tiempo, transportar muchos kilos.
-¿Por qué son de Portugal?
-Porque aquí el narco está más cercado, y están abriendo nuevos campos. Y hay otro ambiente que aquí ya no existe. Las fabricación de narcolanchas no está prohibida en Portugal, por ejemplo.
Otra vía utilizada por los narcotraficantes es enviar la autocaravana a Iberoamérica y traerla cargada. Ocurrió en otra operación, la Keja-Ojo Salado, en 2022 en el País Vasco, cuando se inacutaron 435 kilos de cocaína en una autocaravana. El vehículo viajó en barco a finales de 2019 camuflado con kayaks y portabicis, mientras que sus ocupantes se desplazaron en avión.
Para entonces, la Udyco y Aduanas ya los estaba investigando. Tuvieron que esperar dos años, porque la pandemia les frustró el regreso a territorio español. Regresaron como se fueron: la autocaravana, en barco. El vehículo llego antes. Los ocupantes regresaron en avión y fueron detenidos cuando se disponían a recogerla.
"Cuando inmovilizas una autocaravana es para acertar", precisa otro agente veterano, quien indica que el narcotráfico por esta vía "lo hacen los extranjeros, casi ningún español". Abunda además que "nadie se mete en una caravana o autocaravana parada sin autorización, porque te denuncian por allanamiento".
También indica que es un fenómeno "más o menos reciente, hasta hace poco no se miraban". Por eso, y en vista de que se trata de una tendencia en alza, las fuentes consultadas creen que este verano va a ser especialmente candente.