Jesús, el alumno de un instituto de Valencia con TDAH víctima de 'bullying' expulsado por defenderse de sus agresores.

Jesús, el alumno de un instituto de Valencia con TDAH víctima de 'bullying' expulsado por defenderse de sus agresores. E. E.

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Jesús, el alumno con TDAH víctima de 'bullying' expulsado por defenderse de sus agresores: "Sácame de ese infierno"

El menor mantiene que no hizo nada. "Él no entiende por qué le expulsan. Incluso su psicóloga cree que dice la verdad", señala su padre.

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"En el anterior centro no lo llegaron a expulsar, pero sí a castigar. Lo dejaron sin recreo corto o encerrado durante el grande, en un espacio de unos 30x5 metros, donde lo único que podía hacer era dar vueltas. Algún profesor, por pena, se quedaba con él. Mi hijo me llegó a llamar llorando y pidiéndome que lo sacase de ese infierno", relata José. Su hijo Jesús, diagnosticado con TDAH, acaba de ser expulsado.

Jesús es un chico de Valencia de 1º de la ESO con gustos y aficiones comunes a muchos adolescentes de su edad: le gusta el deporte, jugar a la PlayStation y pasar tiempo con sus amigos del equipo de balonmano en la plaza o el polideportivo. A simple vista es un niño como cualquier otro, que ríe, conversa en clase y, de vez en cuando, recibe alguna llamada de atención, como cualquier alumno.

Desde hace seis años le acompaña un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) de tipo combinado y un trastorno negativista desafiante. Su familia comenzó a notar señales de alerta cuando Jesús mostraba comportamientos extraños, como dificultades para dormir y varios cambios de actitud. Fue un neurólogo, amigo de la familia, quien finalmente confirmó el diagnóstico.

Desde entonces, el joven ha estado bajo tratamiento médico y psicológico. Toma medicación, acude desde hace cinco años a terapia con un psicólogo y recibe refuerzo escolar, necesario desde que cambió a un centro con un nivel académico más alto que el anterior. Fueron los padres quienes informaron al colegio de que el niño presentaba esta condición. No recibieron ninguna queja, sin embargo, la experiencia escolar del niño no está siendo la esperada.

Cuando un alumno tiene TDAH se debe iniciar el protocolo a través de la orientadora e identificar qué necesidades tiene el estudiante. Adaptarse a su desarrollo académico personal, garantizar una respuesta educativa inclusiva y ajustarse a sus características y potencialidades. "Muchas veces los síntomas de TDAH se confunden con otras cosas. No tienen tanta información como para valorar si esta mala actuación viene por eso o porque el niño se está comportando mal", explica a EL ESPAÑOL Lola Pérez, expresidenta y socia de Asociación de padres para niños, adolescentes y adultos con Déficit de Atención e Hiperactividad (Apnada).

Cambio de colegio

Los padres de Jesús han tenido que cambiar a su hijo de centro escolar para el curso 2024-2025 por sufrir bullying tanto por parte de sus compañeros de clase como de los padres de estos. "Ante los insultos, él respondía de manera agresiva y, dado el poco apoyo de la Dirección del centro y las súplicas de nuestro hijo para no volver a ese colegio, decidimos buscar otro", expone José.

Pese a estos episodios, en el nuevo instituto Jesús no ha protagonizado ninguna pelea ni ha mostrado una actitud reprochable. Por ese motivo, José se sorprendió cuando le comunicaron que su hijo iba a ser expulsado quince días por haberle propinado un puñetazo a un compañero.

"El niño desde el cambio de centro ha tenido un comportamiento muy bueno, no se ha peleado nunca. Si hay algún niño que le acosa, se lo dice al profesor. Ya en enero mi mujer habló con la psicóloga del centro para saber si estaban aplicando las medidas de inclusión y le dijo que no hacía falta porque se portaba muy bien, pese a que el niño ya venía con informes del anterior centro de hechos ocurridos, por lo que el centro debió de aplicarlo", sentencia el padre.

Jesús negó los hechos y, un mes después del incidente, sigue insistiendo en que no hizo nada. Dice que sólo intentó separar a dos compañeros y que fue el hermano de uno de ellos quien se lanzó a agredirlo. Ante eso, él simplemente se apartó y "le rozó la cara sin querer". A esta versión, José añade que su hijo se estaba recuperando de una operación en la muñeca realizada en febrero y que, el 13 de marzo —día del suceso— aún no tenía apenas fuerza en el brazo. "Él no entiende por qué le expulsan. Incluso su psicóloga cree que dice la verdad".

Según revela el padre, las únicas medidas disciplinarias adoptadas por el centro fueron contra su hijo. La versión del colegio fue que no se trató de una pelea, sino de un juego entre amigos en el que su hijo habría golpeado al hermano de uno de ellos. Sin embargo, cuando José pidió explicaciones sobre por qué ese hermano intentó agredir a su hijo y qué medidas se habían tomado al respecto, la única respuesta que recibió fue que esa información era confidencial. Añade, además, que los menores implicados —que supuestamente estaban jugando— ya tenían antecedentes de haber agredido a otros compañeros.

Cuando ocurrió todo, los padres fueron llamados para que recogieran a su hijo, ya que, según el centro, se encontraba muy nervioso tras haber intentado separar a dos alumnos y, posteriormente, haberse protegido de un golpe por parte del allegado de uno de ellos. Quince minutos después de esa llamada, la madre de Jesús recibió otra comunicación del colegio, en la que le informaban de que su hijo iba a ser finalmente expulsado durante quince días. Se retiraba así la versión inicial, y se les solicitaba acudir al centro para firmar la expulsión.

"Nos negamos a firmar la expulsión y, días después, volvimos a reunirnos, esta vez con la instructora, quien básicamente nos preguntó qué debía poner. Tras nuestras alegaciones, nos comunicaron que la expulsión se reduciría a tan sólo tres días".

Lola Pérez no cree que el TDAH sea el motivo por el que han expulsado a Jesús, sin embargo, considera que la expulsión podría deberse a la etiqueta de mal comportamiento que lleva asociada una persona que sufre este trastorno, y que, a veces, todo recae sobre la misma persona. "Aunque quizás la culpa no sea suya, o la pelea no haya comenzado por él, se tiende a pensar que ha sido el responsable por acciones pasadas".

Problemas con el centro

Una de las grandes dificultades que enfrentan los centros es el desconocimiento de esta condición y la escasa atención que reciben algunos alumnos en sus respectivos colegios. José reclama una mayor formación para el profesorado que atiende a este tipo de alumnado. Aquellos que han accedido al puesto docente a través de especialidades como Matemáticas no están preparados para tratar con estos casos, mientras que los estudiantes de Magisterio sí han recibido formación específica. "Tampoco creo que las directivas tengan el conocimiento necesario, ya que en su mayoría están formadas por profesores de Secundaria", añade.

En el colegio anterior, la orientadora escolar mostraba un genuino interés por el desarrollo de Jesús. Sin embargo, en el nuevo centro, ningún familiar ha logrado hablar con ella, porque nunca está disponible. José recuerda una anécdota en particular: recibió tres llamadas del colegio para avisarle de que su hijo estaba muy nervioso y que le dolía el pecho.

Acto seguido, lo llevó al cardiólogo por precaución, quien le informó que se trataba únicamente de ansiedad. "Me pregunto si un profesor no sabe calmar a un niño, ¿y la única solución que encuentra es que el padre se lo lleve a casa? Yo a eso le llamo 'quitarse el marrón de encima'".

En cuanto al protocolo o plan de inclusión, según los padres, el colegio no ha seguido las indicaciones del Plan de Convivencia de la Generalitat Valenciana. "Ninguno de los dos centros lo ha cumplido, por lo que la expulsión es ilegal, ya que no se tomaron medidas preventivas, pese a que sigo afirmando que él no dio el puñetazo y el niño lo sigue negando", concluye José.

El único aspecto positivo para Jesús es que los profesores son "bastante atentos" con su hijo. Sin embargo, considera que es deber de la psicóloga insistir a los docentes en que sigan el protocolo, como ubicar a los alumnos con TDAH en la primera fila para evitar distracciones. "Al final, somos los padres quienes tenemos que estar pendientes para saber cómo actúa el centro. En mi opinión, en este centro la psicóloga ni está ni se la espera

Se ha negado en todo momento a ponerse en contacto con su psicóloga con el perjuicio que eso conlleva. Después de saber que yo iba a ir a Inspección parece que sí está dispuesta a hacerlo. Ya veremos".