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En 1951, el CEO de la cervecera Guinness, sir Hugh Beaver, se encontraba de cacería con un grupo de amigos cuando surgió un debate intrascendente. Beaver olvidó aquel episodio hasta que, tres años después, tuvo una idea para promocionar su cerveza: crear un libro que respondiera las preguntas que más discusiones generaban en los pubs irlandeses.

Para ello contrató a los fundadores de una agencia de documentación que suministraba datos y cifras a periódicos, anuarios y enciclopedias, para que recopilasen estas curiosidades en un libro. Durante meses, los investigadores consultaron a astrofísicos, zoólogos, meteorólogos, economistas, numismáticos o criminólogos, a los que pedían información precisa sobre todo tipo de cuestiones.

El 27 de agosto de 1955, el Libro Guinness de los récords se lanzó a nivel mundial. Hoy en día, es la publicación más vendida de la historia, con más de 120 millones de ejemplares, sólo superada por la Biblia, el Corán y el Libro Rojo de Mao Tse-Tung. Y entre todos los récords recogidos en sus páginas, hay dos que pertenecen al mismo lugar en España: el Valle de los Caídos. Hoy conocido como Valle de Cuelgamuros, ostenta el récord de tener la basílica más larga del mundo y la cruz más grande del planeta. Esta es su historia y la de su creador: Diego Méndez González.

Vista aérea del Valle de los Caídos.

Vista aérea del Valle de los Caídos. Wikimedia Commons

El pupilo de Franco

Diego nació en Madrid el 4 de enero de 1906 y estudió el Bachillerato en el Colegio del Pilar de la capital. Posteriormente pasó a la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde acabó sus estudios en 1932 y conoció a su gran mentor, Pedro Muguruza, uno de los grandes arquitectos de cabecera de Francisco Franco tras la Guerra Civil.

La colaboración con su maestro fue constante y, tras el fin de la guerra, le encomendó la tarea de reconstruir España, una misión que incluía reparar algunos de los grandes edificios destruidos durante la contienda, por lo que comenzó a trabajar en la Dirección General de Arquitectura, de la cual Muguruza era su director.

Desde esta privilegiada posición, Méndez se encargó de acondicionar, en tan solo tres meses, la primera residencia provisional que tendría en Madrid la familia Franco, el Castillo de Viñuelas. Franco quedó tan complacido con su actuación que le ordenó la restauración y adaptación del Palacio de El Pardo como su residencia definitiva, que comenzó en diciembre de 1939 y terminó en abril de 1940.

En agradecimiento por su trabajo, Franco le nombró consejero de Arquitectura de Patrimonio Nacional en 1940 y su carrera despegó, interviniendo en la reconstrucción de icónicos edificios como la Zarzuela, la Moncloa o El Escorial, mientras Muguruza iniciaba los trámites para convertir en realidad el sueño de Franco: el Valle de los Caídos.

Franco y el Valle de los Caídos

El mismo Diego contaba que Franco tuvo una premonición sobre dónde construir esta monumental obra. En enero de 1940, Franco montaba a caballo junto al general Moscardó atravesando la Sierra de Guadarrama. Durante su travesía llegaron al Alto de los Leones y miró el valle hacia Madrid, reparando en un cañón que pertenecía a la finca de Cuelgamuros.

Llegaron allí al galope y encontraron un rocoso e imponente risco, conocido como el risco de la Nava, desde donde se podía observar, apenas perceptible, la ciudad de Madrid. En aquel momento decidió que en ese lugar se abriría una gran cripta en cuya cima se levantaría una gran cruz. Aquel sería el lugar sagrado donde se construiría el monumento en que sería enterrado José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española, y los caídos de la 'Gloriosa Cruzada' (la guerra civil).

En la práctica, aquel lugar se convirtió en la mayor fosa común de España, donde se enterraron 33.833 combatientes de ambos bandos, cuyos cadáveres no se pueden exhumar debido a que forman parte de la propia estructura y la humedad, pues fueron empleados para rellenar cavidades internas de las criptas. Pedro Muguruza fue el diseñador inicial del Valle de los Caídos, pero fue apartado del proyecto en 1949 debido a una enfermedad, por lo que se considera a Diego su gran artífice.

Las obras comenzaron en 1942 y terminaron en 1958. Los primeros trabajadores del monumento fueron obreros libres contratados y meses después comenzaron a trabajar en la obra presos políticos, muchos de los cuales fueron llevados al valle por los propios contratistas que se pasaban por las prisiones para seleccionarlos. El conjunto monumental incluye una basílica, una abadía, una escolanía, una hospedería y la enorme cruz que se alza sobre el valle.

Vista de la cruz del Valle de Cuelgamuros.

Vista de la cruz del Valle de Cuelgamuros. Wikimedia Commons

Una basílica de récord

La basílica es completamente subterránea y mide 262 metros de longitud, desde la puerta exterior hasta el coro, y en sus paredes se despliegan tapices tejidos para Felipe II en 1540 en oro, plata, seda y algodón.

Esta basílica fue reconocida, por una certificación del Libro Guinness de los récords como las más larga del mundo, pero no es el único récord del Valle de los Caídos. La cruz que corona el conjunto, visible desde una distancia de más de 40 kilómetros, también tiene su propio récord Guinness, el de la más grande del mundo.

Esta cruz fue construida en hormigón armado y se recubrió de cantería labrada. La longitud de los brazos es de 46,40 metros, y tiene una altura de 152,4 metros, de los que 25 pertenecen a la base con los cuatro evangelistas, 17 al cuerpo intermedio con las virtudes cardinales y 108 al fuste de la cruz. Si además añadiésemos la altura del risco de la Nava, habría que sumarle otros 150 metros adicionales.

Esta monumental cruz acabó pesando 181.720 toneladas a las que se suman 20.000 toneladas más de las esculturas de los evangelistas y las virtudes. La certificación se logró en el año 2022, tras meses de informes, documentos y mediciones, ya que todos los récords de la organización deben ser medidos y corroborados con evidencias claras e independientes.

Interior de la basílica del Valle de Cuelgamuros.

Interior de la basílica del Valle de Cuelgamuros. Wikimedia Commons

Con estos dos récords mundiales, el Valle de Cuelgamuros es un lugar único en el mundo que costó más de mil millones de pesetas, en torno a unos 250 millones de euros actuales teniendo en cuenta la inflación.

¿Y qué fue de Diego? El arquitecto continuó su labor con innumerables obras, en torno a 900 actuaciones, la mayoría de ellas al servicio del Estado, y falleció en octubre de 1987. Su labor para el franquismo fue tan extraordinaria que fue distinguido con multitud de premios y reconocimientos, como las Grandes Cruces de Alfonso X el Sabio y del Mérito Civil, la Encomienda de Isabel la Católica, la de comendador de San Gregorio Magno o la de la Orden de África.