Nacho y su novia, Ana, en el cuarto que le habían preparado a Paula en su casa de Jumilla. Al lado, un detalle del tatuaje que Nacho se ha hecho con el nombre de su hija tras perderla en una cesárea.

Nacho y su novia, Ana, en el cuarto que le habían preparado a Paula en su casa de Jumilla. Al lado, un detalle del tatuaje que Nacho se ha hecho con el nombre de su hija tras perderla en una cesárea.

Reportajes

Las 5 veces que Ana dejó de escuchar el corazón de Paula, la bebé muerta por una cesárea en Yecla

La Inspección de Sanidad evaluará si estaba defectuoso el monitor fetal que le pusieron a la joven en el paritorio del Hospital Virgen del Castillo.

15 marzo, 2023 02:43
Murcia

A las seis de la tarde del viernes 3 de marzo, Nacho recibió un WhatsApp de su novia, Ana, para informarle de que había sido trasladada de la sala de monitores al paritorio y podía entrar a acompañarla en el momento más especial de sus vidas: el nacimiento de Paula. A partir de esa hora, a Ana la conectaron a un monitor fetal para controlar la frecuencia cardíaca de la bebé. Pero la pareja denuncia que en "cinco ocasiones" dejaron de escuchar el corazón de Paula, antes de que se detuviese mortalmente, sin que el personal médico hiciese nada porque supuestamente achacaban la ausencia de latidos a un fallo técnico del equipo.

Ese aparato de monitoreo se presenta como una de las piezas clave del proceso judicial que la pareja iniciará, a través del abogado David Fernández, presentando una demanda por un supuesto homicidio imprudente en el transcurso de una negligencia médica.

De hecho, la Inspección de Sanidad analizará ese equipo del Hospital Virgen del Castillo de Yecla, al que acudió Ana para someterse a una inducción del parto que le habían programado en la semana 37 del embarazo y que se saldó con la muerte de su bebé tras ser sometida a una cesárea de urgencia. "Se está recabando toda la información", tal y como confirma un portavoz de la Consejería de Salud a EL ESPAÑOL.

El monitor fetal emplea el efecto Doppler, para verificar mediante ultrasonido la frecuencia y el ritmo cardíacos del bebé. Los datos que recoge a través de transductores se reflejan en una pantalla y se imprimen en papel, mientras que se escuchan simultáneamente los latidos del feto. Este sistema se utiliza para detectar aumentos o disminuciones en los latidos del corazón del feto, para prevenir situaciones de riesgo durante el parto. A Ana la monitorizaron con ese equipo y afirma que su estado era supuestamente defectuoso: "Me pusieron una máquina en el paritorio que ellos mismos me dijeron que no funcionaba bien".

Ana, el viernes 3 de marzo, en la sala de monitores del Hospital Virgen del Castillo de Yecla.

Todo transcurrió en el paritorio número 2 de un centro hospitalario que ya ha estado en la diana de protestas vecinales por la pérdida de calidad asistencial en diversas áreas. Hasta la propia plantilla de Ginecología y Maternidad se ha quejado de las carencias que tienen a la dirección del Virgen del Castillo. "El de Yecla es el único hospital de la Región de Murcia sin monitorización central", según critica el personal sanitario de forma anónima, ante el trágico final que ha tenido el parto de Ana.

"En Yecla, cada paritorio tiene asignado un monitor fetal: esa es la manera arcaica que tenemos de trabajar", según prosigue lamentando el personal de la plantilla de este centro. "Con un equipo de monitorización central, la matrona puede ver el monitor de la paciente que esté de parto, desde cualquier ordenador del hospital, sin necesidad de entrar al paritorio, pero en el Virgen del Castillo, con un monitor fetal asignado a cada paritorio, hay que desplazarse físicamente para verlo".

Cuando llevaron a Ana al paritorio 2 y le colocaron un monitor fetal, ya sumaba casi nueve horas en el Hospital Virgen del Castillo de Yecla, al que acudió para someterse a un parto inducido. Todo estaba programado porque su gestación se había calificado de alto riesgo, tras diagnosticarle una preeclampsia [tensión alta]. Sin embargo, esta joven pasaba de la sala de monitores a planta, la volvían a bajar a monitores, la cambiaban al paritorio, y el alumbramiento no prosperaba: ni tenía contracciones ni la oxitocina lograba que dilatase más de dos centímetros. 

Prueba de ello es que Ana llegó a pedir ser sometida a una cesárea, pero la ginecóloga mantuvo la hoja de ruta de provocar el alumbramiento. De forma que esta embarazada, de 27 años, terminó dentro del paritorio con un monitor fetal que supuestamente era defectuoso y con la única compañía de su novio, Nacho, de 25 años.

- ¿Qué ocurrió cuando le colocaron en la barriga el transductor del monitor fetal?

- Ana: Me tenía que sujetar todo el rato el aparato. Se paró cinco veces y yo no veía normal que ese aparato se detuviera y luego volviera a latir. El matrón entró en un par de ocasiones para colocarlo bien y mi pareja y yo, le dijimos que el aparato se había detenido en varios momentos. Pero ellos lo achacaban a que el aparato no iba bien, a que estaba fallando.

- Cuando usted y su pareja informaron de que se dejaba de escuchar el latido del corazón de Paula, ¿algún miembro del personal sanitario se paró a comprobar si era un error técnico del monitor fetal o si era un problema cardíaco que estaba sufriendo la bebé durante el parto?

- Ana: No lo verificaron. Ellos lo achacaban a que el aparato no iba bien. Lo único que nos decían era que el aparato no iba bien.

Una ambulancia saliendo del Hospital Virgen del Castillo en Yecla.

Una ambulancia saliendo del Hospital Virgen del Castillo en Yecla.

Entre las seis de la tarde y las seis y media, antes de que el corazón de Paula se detuviera definitivamente, al paritorio entraron el matrón y la ginecóloga, pero supuestamente no le dieron importancia a esas interrupciones en la monitorización de la frecuencia cardíaca de la bebé. "Le decían a mi novia que se lo apretara contra la barriga porque el aparato no iba bien", tal y como insiste indignado Nacho. "No sabíamos si eran fallos esos avisos, pero como estábamos solos en el paritorio".

De lo único que tienen certeza estos veinteañeros, es que aquel maldito viernes 3 de marzo, a las seis y media de la tarde, el monitor fetal dejó de reproducir los latidos de su bebé. Nacho tuvo que salir corriendo del paritorio para alertar al personal médico y cuando metieron a Ana al quirófano para someterla a una cesárea de urgencia, ya era demasiado tarde: sacaron muerta a Paula.

El aparente mal funcionamiento del equipo será incluido en la demanda que presentará esta semana el abogado, David Fernández, para exponer que hubo un supuesto control negligente de las constantes vitales de la primera hija que esperaba esta pareja de Jumilla. "Dejaron a Ana monitorizada con unos equipos que estaban mal, diciéndole que estuviese tranquila y que se los apretase contra la tripa para escuchar el latido de la bebé: eso no se puede permitir", tal y como reflexiona el letrado.

"No se molestaron en comprobar si era un error cuando dejaba de sonar el aparato o si era la consecuencia de las paradas del corazón de la niña que venía en camino". El abogado sostiene que se produjeron "entre 5 y 6 paradas" del equipo y la cuestión no es baladí, puesto que ese monitor fetal sirve para detectar cualquier incidencia en el parto, con el objetivo de anticipar la toma de decisiones y garantizar que el bebé nazca en buen estado.

Así lo corrobora un experimentado ginecólogo, consultado por EL ESPAÑOL: "El monitor fetal es la manera que tenemos de saber cómo está el bebé, es como un tocómetro que recibe el latido a través de la madre". 

Nacho y Ana, este lunes, mirando la cuna de la que iba a ser su primera hija.

Nacho y Ana, este lunes, mirando la cuna de la que iba a ser su primera hija. Badía

Este facultativo también aclara que ese equipo lleva elementos de seguridad, para garantizar su funcionamiento, cuando la embarazada tiene sobrepeso. Y precisamente, Ana tenía como antecedente clínico: obesidad mórbida. "Para algunas mujeres, cuando son obesas, lleva una cinta para apretarla para que no se escape el transductor y capte los latidos del bebé", según explica este ginecólogo, con muchos años de bagaje en la sanidad pública. "Ese aparato tienes que asegurarlo porque de lo contrario no puedes escucharlo", según insiste.

- ¿La fijación del transductor es clave para que el monitor fetal obtenga un feedback del ritmo cardíaco del bebé?

- Ginécologo: El transductor no se pega, se coloca sobre la piel del vientre de la embarazada, y se le pone una cincha para que no se caiga: lo aseguras de esa manera. El aparato tiene ciertas limitaciones. Una de ellas, es sobre todo, cuando las pacientes tienen mucho tejido adiposo porque el transductor tiene que pasar la onda a través de la piel y de la grasa, hasta llegar al bebé para rebotar el sonido del transductor al monitor.

Con las pacientes que tienen obesidad, hay que apretarlo un poco más, y a veces, el monitor no logra captar bien [la señal cardíaca] porque no da para más. En ocasiones, hay paredes abdominales que son muy gruesas y no lo capta bien y puede haber un poco de error por ese motivo.

- ¿Quién tiene que verificar el funcionamiento del monitor fetal?

- Ginécologo: La matrona tiene que estar escuchando el monitor fetal, para ver si en algún momento hay una bradicardia. Nosotros nos guiamos mucho por la bradicardia, que los latidos del feto bajen de golpe. Eso lo está escuchando, por lo general, la matrona, y la matrona da el signo de alarma si el monitor pita. Es responsabilidad de la matrona.

A raíz de la entrevista concedida por Nacho y Ana a EL ESPAÑOL, este martes, la pareja recibió una llamada oficial de la Consejería de Salud del Gobierno de la Región de Murcia. La pareja afirma que lo que más les sorprendió del contenido de la conversación fue esto: "El gerente del Hospital Virgen del Castillo de Yecla nos ha llamado y nos ha dicho que si el aparato iba mal, nos tendrían que haber puesto otro. También nos ha dicho que van a inspeccionar el aparato". Esa revisión del monitor fetal llega tarde para la vida de Paula.