El comisario general de Seguridad Ciudadana, Juan Carlos Castro Estévez.

El comisario general de Seguridad Ciudadana, Juan Carlos Castro Estévez.

Reportajes 10.000 AGENTES DESPLEGADOS

Castro Estévez, comisario experto en blindajes: de BCN 92 y la boda real a la cumbre de la OTAN

El máximo responsable de la seguridad durante los próximos 28 y 29 de junio ya se encargó del dispositivo de la boda real o del Boca-River.

27 junio, 2022 02:23
Brais Cedeira Rafa Martí

Madrid será la ciudad más segura del mundo durante el 29 y el 30 de junio. El punto del planeta más inexpugnable. Porque la celebración de la cumbre de la OTAN esos días atraerá a la capital española a 40 delegaciones internacionales y 5.000 invitados, en un momento histórico especialmente importante para la alianza militar más potente del mundo, con la guerra de Ucrania como telón de fondo. Detrás del mayor dispositivo de seguridad de la historia de España hay un nombre: el del comisario de la Policía Nacional Juan Carlos Castro Estévez.

Sobre sus hombros recaerá la responsabilidad de que la cumbre se desarrolle con total normalidad, y de que mandos militares de primer nivel y líderes mundiales como Joe Biden, Jens Stoltenberg (secretario general de la OTAN) o Emmanuel Macron vuelvan enteros a casa. Para ello, Castro Estévez, ahora con el cargo de comisario general de Seguridad Ciudadana, contará con el despliegue de 10.000 policías que formarán parte de un dispositivo bautizado como ‘Eirene’ (nombre griego que se traduce como la que "trae la paz"). 

De esos 10.000 agentes, 6.550 son policías nacionales y 2.400 guardias civiles con un único objetivo: el control del orden público y la eliminación de cualquier amenaza terrorista. Los 'puntos calientes' de la cumbre serán el recinto de IFEMA -donde se celebrará- el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y la Base Aérea de Torrejón de Ardoz; los edificios públicos donde tendrán lugar las recepciones, como el Palacio Real; y el centro de Madrid y los principales hoteles de la capital, puntos entre los que se prevé una circulación constante de caravanas oficiales.

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Para garantizar la seguridad en estos lugares, Castro Estévez ha ordenado el despliegue de 2.300 miembros de las Unidades de Intervención Policial (UIP), pertenecientes a 47 grupos venidos de toda España. También participan en el dispositivo unidades de Información, Seguridad Ciudadana, GEO, Subsuelo, Unidad Canina y Tédax. Estos, además, contarán con el apoyo de la Policía Municipal de Madrid, agentes del CNI, seguridad de la Casa Real, seguridad de Presidencia y escoltas de altos cargos, y de cada delegación.

Además, por la propia naturaleza del evento, al dispositivo ‘Eirene’ se sumará un Mando Operativo Aeroespacial del Ejército del Aire. Este establecerá un puesto de mando que controlará y vigilará el espacio aéreo con cazas de combate y sistemas de misiles antiaéreos. La Alianza Atlántica también va a participar con aviones de control y vigilancia aérea AWACS, que a través de sus sensores permiten la detección temprana de cualquier elemento en el espacio.

Que Castro Estévez esté al mando y sea el encargado de coordinar con los militares semejante despliegue no es casualidad. Su nombre está relacionado con la seguridad de cualquier gran evento que se haya desarrollado en España en las últimas tres décadas: desde los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, pasando por la boda de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz en 2004, a los partidos de fútbol más conflictivos, como la final de la Copa Libertadores entre los clubes argentinos Boca Juniors y River Plate en Madrid en 2018.

“Máximo experto”

Quienes le conocen en el seno de la Policía Nacional desde hace años dicen que Castro Estévez es un hombre “muy serio”, en el sentido laboral de la palabra. Un tipo muy riguroso a nivel profesional. “Con el Director Adjunto Operativo (DAO), es el máximo experto en orden público de la Policía”, asegura un alto mando del cuerpo.

Miembros de las UIP durante una intervención en Madrid, en una foto de archivo.

Miembros de las UIP durante una intervención en Madrid, en una foto de archivo. EP

El principal responsable de la seguridad de Madrid durante la cumbre de la OTAN llegó al cargo de comisario general de Seguridad Ciudadana en febrero de 2017, nombrado por el entonces ministro del Interior, José Ignacio Zoido. Hasta entonces fue director del Centro de Altos Estudios Policiales.

Su trayectoria en la Policía comenzó en 1979, cuando ingresó en la Academia General Militar. Tras ser nombrado teniente y ocupar cargos en la 17 Compañía de Reserva General y la Agrupación de Compañías de Reserva General, en 1989 fue adscrito a la Oficina de Seguridad Olímpica para la planificación de la seguridad de los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992.

Ascendió a inspector jefe en 1993 y llegó a ser jefe de la Unidad Central de Intervención en 1996. Ya como comisario -rango que alcanzó en 2002- ejerció como jefe de la Brigada de Extranjería y Documentación de la Jefatura Superior del País Vasco.

Se trata de un mando cuya experiencia ha ido siempre ligada a la gestión y organización de grandes dispositivos. El comisario Castro fue también, durante cuatro años, jefe de las UIP. Ostentaba el puesto de número dos en la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, la cual ahora dirige, cuando tuvo lugar hace 11 años el movimiento 15-M y las posteriores “marchas de la dignidad”, cuando se vivieron fuertes disturbios en Madrid.

Castro Estévez ha sido distinguido con dos Cruces al Mérito Policial con Distintivo Rojo y una con Distintivo Blanco, Medalla, Cruz, Encomienda y Placa a la Dedicación al Servicio Policial, además de con la Encomienda de la Orden de Isabel La Católica y la Cruz de Oficial al Mérito Civil, entre otros galardones.

Boda real

El 22 de mayo de 2004, Castro Estévez vivía una de sus jornadas decisivas al frente de un operativo de seguridad. En aquel entonces ya era secretario general de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana. Fue él quien se puso al frente de un dispositivo sin parangón hasta aquel entonces, en un evento que selló Madrid de un modo similar al que la capital va experimentar esta semana, blindada como un fuerte inexpugnable.

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Era el día de la boda entre el ya hoy rey Felipe VI y la reina Letizia. Por aquel entonces, él era tan solo el heredero al trono y ella estaba a punto de acceder a la Familia Real. Aquel sábado, miles de personas salieron a la calle para celebrar el enlace del entonces Príncipe de Asturias con la periodista asturiana.

De forma parecida al momento actual, en aquel dispositivo participaron más de 10.000 agentes de la Policía Nacional, quienes tenían el cometido de vigilar y asegurar las calles de la ciudad por la que iba a discurrir la comitiva real tras la ceremonia religiosa. Llegaron efectivos de toda España, pertenecientes, como ahora, a toda clase de unidades especializadas: antidisturbios, francotiradores, agentes especializados en el análisis y control del subsuelo, miembros del GEO, los servicios antiterroristas, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), los Tedax... Tan solo habían pasado, en efecto, poco más de dos meses desde los atentados del 11 de marzo perpetrados por la organización terrorista Al-Qaeda.

El comisario fue el máximo responsable de la seguridad durante la boda real de 2004.

El comisario fue el máximo responsable de la seguridad durante la boda real de 2004. EE

La presión era, por tanto, mayor si cabe en aquel momento decisivo para el futuro de la monarquía. Castro fue uno de los encargados de coordinar a los 200 tiradores de élite que velaban por el cortejo nupcial desde las azoteas, a las unidades aéreas, y al resto de efectivos.

Boca-River en Madrid

Suyo fue también, se explayan las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL en la cúpula de la Policía Nacional, el dispositivo que se orquestó para la celebración de la final de la Copa Libertadores que Boca Juniors y River Plate jugaron en diciembre de 2018 en Madrid. 

El encuentro, que a nivel latinoamericano supone como si el Madrid y el Barça se enfrentasen en la final de la Liga de Campeones, había sido suspendido en noviembre de 2018 tras una jornada de alto voltaje en la que los hinchas de River apedrearon el autobús de los jugadores de Boca Juniors en Buenos Aires. Los disturbios fueron de tal magnitud que el partido se decidió aplazar y se buscó una nueva sede. El estadio finalmente escogido sería el Santiago Bernabéu.

El dispositivo orquestado en aquel entonces por Castro Estévez desde la Comisaría General de Seguridad Ciudadana no escatimó en efectivos: 3.000 agentes se volcaron en el control de los hinchas mucho antes de su llegada al estadio. Ya en el aeropuerto de Barajas fueron movilizados los efectivos expertos en lucha antiterrorista, tanto de la Comisaría General de Información (CGI) como de la Brigada Provincial de Información. 

Estos expertos fueron analizando uno por uno a todos los aficionados que aterrizaron en territorio nacional. La previsión era que, de los dos equipos, unos 10.000 llegasen a la ciudad.

Castro dispuso a 30 grupos de antidisturbios (1.500 agentes) y añadió centenares de agentes de Seguridad Ciudadana, Guías Caninos, Subsuelo, Tedax, e incluso medios aéreos. Ambas hinchadas estuvieron tan controladas que no hubo ningún problema entre ellas. "Por primera vez en un partido entre ambos equipos no se produjo ninguna muerte", insisten los mandos consultados en la cúpula policial, que conocen a Castro y su labor desde hace años.

El emir de Qatar (izquierda) quiere que las UIP españolas se encarguen de la seguridad del Mundial de fútbol.

El emir de Qatar (izquierda) quiere que las UIP españolas se encarguen de la seguridad del Mundial de fútbol. Reuters

¿Fichaje para el Mundial?

Al comisario le quedan menos de cinco años para jubilarse. El broche de oro a su trayectoria sería esta cumbre de la Alianza Atlántica, pero también el reconocimiento internacional a las labores de los dispositivos de seguridad. Este puede llegar de muchas formas. Una de ellas será, si el Gobierno así lo aprueba, en que un nutrido grupo de agentes de las UIP volaran a Qatar el próximo invierno para integrarse en la organización de la seguridad del Mundial de fútbol que se celebrará el próximo mes de diciembre. 

El emir, según ha podido saber EL ESPAÑOL, se quedó espantado al contemplar las imágenes que se produjeron en el Parque de los Príncipes de París, el estadio del Paris Saint Germain (PSG), durante la final de la Champions. No quiere, bajo ningún concepto, que ese caos se reproduzca en la competición más grande del mundo del fútbol. Y por eso ya ha extendido su oferta al Gobierno para que el Ministerio del Interior le permita contratar a los antidisturbios.

En Qatar son conscientes de la capacidad y la solvencia de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana y de lo eficaces que resultan los dispositivos que desarrollan en los últimos años. Conocen el modo de trabajar de los agentes españoles porque, en estos momentos, hay un grupo de policías instruyendo a sus homólogos en ese país de Oriente Medio. 

A su vez, un grupo catarí se encuentra en España recibiendo instrucción de los agentes especialistas en estos grandes dispositivos de seguridad.  Por eso, según ha podido conocer este periódico, llevan semanas negociando con Interior con el fin de definir si sería posible llevar a cabo esa contratación, para que la UIP se encargue de la seguridad de la Copa del Mundo. La decisión sigue, por el momento, en manos del Gobierno.