Javier Santiago Vélez y Pablo Casado.

Javier Santiago Vélez y Pablo Casado. E.E.

Reportajes

Javier Santiago, el último caído de Casado: acusado de afiliar falsos militantes para liderar el PP de León

El presidente del PP de León está siendo investigado por censar militantes falsos y movilizar votos del Senado hacia Vox.

25 junio, 2022 03:21

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La Justicia entrando en Génova para registrar los ordenadores del PP es una imagen que recuerda a una época pasada, cuando el logo todavía era una gaviota, los mensajes de apoyo se mandaban por SMS y otro gallego hacía y deshacía desde la séptima planta. Hoy por hoy, pensará el Partido Popular, el WhatsApp tiene tanto o más peligro que aquellos mensajes cortos. Un audio en malas manos es capaz de dar al traste con tu carrera política en cuestión de días, otro más puede hacer dimitir a todos tus allegados y un tercero inculparte en dos tramas distintas relacionadas con presunta corrupción política. 

Todo esto se lo pueden preguntar a Javier Santiago Vélez, alcalde de Almanza, senador y todavía presidente del Partido Popular de León. De los tres cargos que se acaban de mencionar sólo uno está libre de sospecha, el de alcalde de su municipio de 500 habitantes; los otros dos están siendo investigados, uno por los jueces y otro por el partido. 

Durante las elecciones al Senado de 2019, el leonés intercambió audios y mensajes de WhatsApp con dirigentes y militantes populares en los que reconoce una estrategia inusual: sabotear a su compañero del PP e impulsar al candidato de Vox para ponerse por delante en el recuento: básicamente, para ganar su puesto. Lo permitía la papeleta sábana, en la que el votante selecciona a los candidatos marcándolos con una equis. La evidencia de los mensajes de WhatsApp dibuja cómo se distribuyeron los votos amañados en las postrimerías de la era Casado.

Javier Santiago Vélez y su número 2, el dimitido David Fernández, votando durante el congreso investigado.

Javier Santiago Vélez y su número 2, el dimitido David Fernández, votando durante el congreso investigado. PP

No son los únicos. Dos años después de amañar las papeletas al Senado, Vélez se presentó a las primarias provinciales como el favorito de Pablo Casado y Teodoro García Egea, sus amigos desde las juventudes del partido y sus padrinos en la política adulta. Frente a él se presentaba el crítico Manuel García, alcalde de Villaquilambre, quien le acusó de engordar las afiliaciones al partido para inflar sus votos. Casi 1.000 militantes falsos para 1.000 votos falsos. Pero vayamos por partes.

La sombra de Génova

El ascenso de Javier Santiago Vélez (Almanza, 1987) en la política interna del PP ha sido imparable desde 2013, el año en que se alzó con la presidencia de Nuevas Generaciones (NNGG) de León. Tenía 26 años, la confianza de Isabel Carrasco y muy buena relación con la siguiente generación de populares. El problema es que ya entonces le sobrevolaban las mismas sospechas que hoy se avalanchan sobre él: los amaños. Estaba acostumbrado a ganar, y por mucho, siempre superando las expectativas y ante la estupefacción de unos y otros, que se miraban en los congresos con ojos como platos: “Si tú no le has votado y yo tampoco, ¿cómo es posible que haya ganado?”

Sea como fuere, siempre ha salido primero. Desde que abandonó NNGG e ingresó en el partido de los mayores, sus grandes victorias políticas en los últimos años son su candidatura al Senado, en la que superó al cabeza de lista Antonio Silván, y las primarias en las que cautivó a las masas para lograr la presidencia del PP de León, uno de los congresos más tensos de la era Casado. Al menos ese era el relato oficial que hicieron creer sus amigos de Madrid.

Ahora, según revelan los audios del PP leonés, se sabe que Vélez urdió una red de afiliaciones irregulares para alcanzar la presidencia del partido en 2021. En las semanas previas a la votación, el actual presidente consiguió que entre 800 y 1.000 afiliados de nuevo cuño se inscribieran, se pusieran al día con las nóminas y votaran por él. Todo ello con el beneplácito de Génova, con Pablo Casado a los mandos y Teodoro García Egea como fontanero.

Javier Santiago Vélez, Teodoro García Egea, Alfonso Fernández Mañueco David Fernández, durante el Congreso del PP de León (2021).

Javier Santiago Vélez, Teodoro García Egea, Alfonso Fernández Mañueco David Fernández, durante el Congreso del PP de León (2021). E.E.

“Mandaron a los sicarios”, se indigna un excompañero de Vélez que prefiere mantener el anonimato. Así llama a Ana Beltrán, entonces vicesecretaria de Organización del PP, y Alberto Casero, el secretario de Organización que se hizo tristemente famoso por su error durante la votación de la reforma laboral. “Planificaron la candidatura y, como tenían miedo de las votaciones, se pusieron a afiliar a gente a diestro y siniestro. Y todavía no sabemos de dónde salió el dinero para afiliarlos…”

Esto mismo es lo que denunció Manuel García, alcalde de Villaquilambre y rival de Vélez en las primarias. Un mes antes del proceso, según cuenta en conversación telefónica con EL ESPAÑOL, recibió una llamada de Beltrán invitándole a unirse a la candidatura oficial, la de Vélez. “Me dijo que ya habían hablado con David [Fernández] para que se presentase en la misma candidatura y me garantizó que iba a perder hiciera lo que hiciera”, confiesa. “Entonces, sabiendo que Vélez utilizaba malas artes, supe que iba a amañar algo”.

El tal David Fernández era, hasta esta semana, secretario provincial del PP leonés y número 2 de la lista de Javier Santiago Vélez. El lunes, los dos fueron llamados a Génova por el gabinete de Alberto Núñez Feijóo; el jueves presentó su dimisión por el “escándalo” de las afiliaciones falsas en el juzgado. La demanda, que tiene casi un año, la congeló el propio Manuel García “por compromiso con el partido” para que no coincidiera con las elecciones autonómicas.

Quien más dinero tiene o consigue para poner al día cuotas de afiliados es el que al final llega a la presidencia del partido”, señala una fuente del PP.

Los votos robados

En realidad, el éxito en aquel congreso fue la segunda gran victoria de Vélez en su carrera del PP. Casi dos años antes, durante las elecciones generales del 10-N, su nombre apareció en las listas del PP al Senado por León como número 2 en las listas, detrás del veterano Antonio Silván. A pesar de partir como segundo ocurrió una de esas cosas que nunca pasan: consiguió más votos. Concretamente, 39 más, y encabezó las listas con 85.666 papeletas frente a las 85.627 de su compañero. O, a sus ojos, rival.

Lo que ocurrió realmente es que Vélez lo planeó todo para dirigir los votos de Silván hacia el candidato de Vox, Carlos Pollán, que actualmente es presidente de las Cortes de Castila y León. En los audios, publicados por Leonoticias, se ve cómo un discreto presidente provincial se pone en contacto con Alberto Casero para imprimir las papeletas trucadas en Madrid.

Las papeletas tenían las x marcadas con los dos nombres -Vélez y Pollán- y no con lo que sería lo habitual, que sería los dos nombres del PP. Finalmente el objetivo se cumplió y Vélez, que iba de segundo, superó a Antonio Silván en lo que parecía ser un cambio generacional al frente del partido, con un nuevo líder magnético para la gente joven. Quien mejor lo explica es el propio Vélez, en los audios: “El tema es, que si yo saco más cruces que el que va situado delante de mí, el que va de senador soy yo y no él”.

“Lo mismo que estoy haciendo yo aquí, intentando que mis paisanos, que la gente de mi zona me echéis una mano, él [Silván] lo está haciendo en la ciudad de León, con la gente de la ciudad de León, de Ordoño, de Santo Domingo, del Barrio Romántico para que le voten a él y a mí no. Al final es un poco los mil, mil y pico votos que hay de diferencia entre uno y otro”, se escucha decir a Vélez, que en algún momento pide “500, sí, dame 500 más”.

El presidente del PP leonés, sin embargo, ha negado todo en un comunicado de prensa realizado de forma ajena al partido, pero con sus siglas. En ese escrito, Vélez niega cualquier participación en una trama activa para impulsar el voto a favor de Vox, tal y como se desprenden de los mensajes que él mismo intercambiaba y que están removiendo las tripas del partido, por un lado, y a sus secuaces dimitidos, por otro. El que gana, ya se sabe, es el que tiene más dinero. Hasta que le pillan.