De izquierda a derecha, el ex JEMAD de Podemos, Julio Rodríguez; el almirante José María Treviño; el coronel Manuel Morato; el coronel Amadeo Martínez Inglés y el coronel Pedro Baños.

De izquierda a derecha, el ex JEMAD de Podemos, Julio Rodríguez; el almirante José María Treviño; el coronel Manuel Morato; el coronel Amadeo Martínez Inglés y el coronel Pedro Baños. Montaje: Lina Smith

Reportajes LA GUERRA DEL RELATO

Por qué militares próximos a Vox y Podemos sostienen que Putin se defiende de la OTAN

Los análisis con sesgo prorruso de altos cargos del Ejército retirados se ha convertido en un llamativo fenómeno desde el inicio del conflicto.

9 abril, 2022 04:56

En una de sus intervenciones en televisión al poco de iniciarse la invasión rusa de Ucrania, el almirante retirado José María Treviño auguró la caída de Kiev en 48 horas. En otra, más adelante, dijo que Rusia tomaría la ciudad portuaria de Odesa tras una gran batalla naval. También aprovechó para criticar la “poca apertura” del presidente ucraniano a negociar con Rusia y aseguró que su resistencia solo alargaría el conflicto y el sufrimiento del pueblo ucraniano.

Las predicciones del almirante en 13tv no solo no se cumplieron sino que se han producido a la inversa: transcurridos casi 50 días de la guerra, ni Odesa ni Kiev han caído, las tropas rusas se han replegado de la región de la capital y no se ha producido ningún avance significativo que dé indicios de que Odesa sea ahora un objetivo militar prioritario para Rusia. 

Los análisis de Treviño, además de erróneos, desprenden un sospechoso sesgo prorruso: si bien nunca ha justificado la acción militar de Rusia contra Ucrania, ha hecho suyas todas las tesis que Vladimir Putin ha esgrimido precisamente para justificar la presencia de su ejército en Ucrania: Volodimir Zelenski tiene que rendirse y adoptar un estatus de neutralidad, Rusia persigue de forma irremediable la reconstrucción de su imperio y Occidente y la OTAN no la han respetado, Rusia ejecuta sus tácticas a la perfección…

Treviño no ha sido el único. En un artículo reciente publicado el 6 de abril, el coronel retirado Amadeo Martínez Inglés tildó a Zelenski de “Guaidó ucraniano”, en alusión al líder opositor venezolano Juan Guaidó. También le llamó “falsario pagado por USA”. Un mes antes, el 3 de marzo, el general de brigada retirado José Enrique de Ayala dijo en TVE: “Hay un agresor, hay un agredido, el agredido tiene derecho a defenderse y yo le ofrezco armas… Hasta ahí, parece todo correcto. Pero hay que pensar más (...) con esas armas, ¿qué va a pasar? ¿que van a dar los ucranianos la vuelta a la guerra, la van a detener dos semanas?”.

Los ejemplos siguen. El también retirado coronel Manuel Morato dijo en una entrevista publicada en El Mundo el 9 de marzo: “Putin tenía un problema existencial y Occidente no le ha escuchado”. En un artículo de opinión el 10 de marzo, el ex JEMAD de Podemos, Julio Rodríguez recordaba igualmente “la apresurada ampliación de la OTAN” y se oponía al envío de armas a Ucrania. El coronel de infantería -también en la reserva- Enrique Vega Fernández ha esgrimido posiciones parecidas en otras tribunas. El 11 de marzo, el teniente general retirado Pedro Pitarch, decía en El Independiente: “Putin no ataca Kiev porque es la Covadonga de los rusos”.

Y esto, sin mencionar las posturas del expulsado teniente Luis Gonzalo Segura, colaborador habitual del canal en español de Russia Today, o del mediático coronel Pedro Baños, asiduo al programa de televisión de Iker Jiménez desde donde se ha convertido en uno de los referentes de quienes cuestionan la cobertura mediática de la guerra desde Occidente, las sanciones a Putin o la legítima defensa de Ucrania.

Todos los nombres mencionados con anterioridad tienen varios denominadores comunes: son militares españoles en la reserva, han fallado en la mayoría de sus predicciones y se han convertido en altavoces del discurso del Kremlin al racionalizar los errores y abusos de Putin. Como decía David Jiménez Torres en El Mundo, “no justifican la invasión, pero consideran que Occidente no ha respetado a Rusia, que Zelenski obliga a su pueblo a luchar, que expandir la OTAN fue una provocación y que Ucrania debe aceptar un estatus de neutralidad”.

Sin embargo, sus procedencias ideológicas son de lo más variadas. El almirante Treviño, por ejemplo, fichó por Vox en 2014 y estuvo a punto de reincorporarse a la formación que dirige Santiago Abascal en 2019 como candidato futurible a ser su Jefe de Estado Mayor de la Defensa. Treviño fue uno de los firmantes de un manifiesto a favor de Francisco Franco en 2018. 

En el otro extremo se sitúa Amadeo Martínez Inglés, abiertamente republicano y en cuyo historial se encuentran numerosas injurias a la Corona. También en esta vertiente a la izquierda están José Enrique de Ayala, analista de la Fundación Alternativas vinculada al PSOE, o Julio Rodríguez y Enrique Vela. Los dos últimos participaron a principios de marzo en un programa del podcast La base que conduce Pablo Iglesias. El tema era el envío de armas a Ucrania, al que, obviamente, se oponían.

El exvicepresidente y anterior líder de Podemos se ha prodigado compartiendo las reflexiones de estos altos mandos desde el inicio de la guerra. “Ojalá tuvieran más presencia mediática los expertos militares y algo menos los que saben que todo y no necesitan leer ni estudiar. El coronel Morato trabajó en la OTAN y fue agregado militar en Rusia cuatro años. No creo que sea de izquierdas”, dijo Iglesias en un tuit del 9 de marzo, en el que compartía la entrevista a Enrique Morato.

La explicación a este llamativo fenómeno la sitúan fuentes de la comunidad de inteligencia consultadas por este periódico en una larga tradición aún presente en varias familias de las fuerzas armadas españolas: sean de derechas o de izquierdas, “convergen en una sospecha permanente hacia Estados Unidos”.

Sentimiento anti-americano

“Algunos de ellos son católicos conservadores de orden que ven en Putin el faro de salvación del decadente Occidente. Muchos militares y exmilitares son 'joseantonianos' [en alusión al fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera] y consideran a Rusia la tercera Roma, la defensora de los valores tradicionales frente a la degeneración de la ideología de género e incluso del capitalismo”, aseguran las fuentes de la comunidad de inteligencia.

Las mismas indican que en sectores de las fuerzas armadas, sobre todo en generaciones anteriores en las que la pertenencia a la OTAN y al entorno de los aliados nunca se llegó asumir del todo, permanecen incluso las heridas de la pérdida de Cuba y Filipinas ante Estados Unidos.

“Aunque sean de derechas, desconfían de Estados Unidos. Como la derecha 'gaullista' en Francia, hay una derecha en España que aboga por una gran Eurasia desde Lisboa hasta Vladivostok, por una alianza de la tecnología europea con las materias primas de Rusia que dé la espalda a Estados Unidos, a quien, en definitiva, ven como un actor que se aprovecha de Europa para conseguir sus objetivos de dominancia mundial”, declaran estas fuentes.

Pero, por otro lado, están los militares de izquierdas, herederos de la tradición de no adhesión a la OTAN, y algunos, también nostálgicos de la Unión Soviética. ¿Qué tienen que ver con los primeros? Según estas fuentes, convergen con el sector conservador en su rechazo a Estados Unidos. 

El teniente Luis Gonzalo Segura.

El teniente Luis Gonzalo Segura.

“No es un fenómeno nuevo. En el Parlamento Europeo, la extrema izquierda vota junto a la extrema derecha. Es algo que se produce en todos los países menos en España, donde la extrema derecha de Vox tiene unas élites sionistas y atlantistas cercanas a los neocon americanos y unas bases conspiracionistas que están en contra del globalismo”, prosiguen. “Pero no es ninguna novedad, aunque muchos se sorprendan, que Podemos vote lo mismo que Le Pen en Bruselas, menos en temas de inmigración”.

El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Granada Alberto Bueno coincide con este análisis: “En algunos casos, hay un elemento generacional de respeto por una potencia militarista y nacionalista como Rusia, que defiende valores como la patria y la familia con los que estos altos mandos se sienten cercanos y derivan en estos sesgos en sus análisis”.

Bueno recuerda que en la época de la Transición había numerosos militares franquistas que tenían una postura de neutralidad ante la entrada en la OTAN. Si las fuentes de la comunidad de inteligencia señalaban a Cuba o Filipinas, el profesor lo hace con Gibraltar: “Existe en muchos militares la fricción permanente con la esfera anglosajona por el asunto de Gibraltar”. “Al final, ese antiamericanismo converge con las mismas posiciones que critican a la OTAN otros militares desde la izquierda”, señala.

La filia por Rusia en sectores de las fuerzas armadas españolas, según las fuentes de inteligencia, tiene relación con que España sea el único país del entorno de la OTAN en el que no se hayan producido expulsiones de diplomáticos o agentes rusos por espionaje. Al menos, no en el volumen y periodicidad que se han producido en otros países del entorno.

“Esto nos lleva a dos escenarios: que Rusia no espía a España, a pesar de tener bases militares de la OTAN, una enorme colonia en el Levante y un proyecto interno de desestabilización como la independencia de Cataluña, lo cual sería altamente improbable. O que el CNI no es capaz de detectar el espionaje ruso y por tanto hay una gran penetración del Kremlin en España”, aseguran.

El problema de los ‘expertos’

Más allá de su alineación ideológica, ¿por qué fallan tanto en sus análisis los expertos militares españoles? El profesor Alberto Bueno lo explica por la alta demanda de expertos por parte de la sociedad, que no ha parado desde el estallido de eventos inciertos como la Covid: “Al haber iniciado una guerra, los medios han recurrido a expertos militares, a quienes se les considera los técnicos de la materia. Si a esto se resta que los mandos actuales del ejército apenas pueden opinar en público, ni mucho menos meterse en política, lo que queda son militares retirados cuya ‘auctoritas’ viene de por quiénes fueron. Sin embargo, esto no implica que sean expertos en el sistema político ruso ni en relaciones exteriores de Rusia”.

El coronel Pedro Baños, durante una charla.

El coronel Pedro Baños, durante una charla.

Las fuentes de la comunidad de inteligencia consultadas por EL ESPAÑOL van un paso más allá: “Culturalmente, en España solo otorga autoridad a quien tiene títulos, a pesar de que ese alguien no tenga ni idea de lo que habla. El caso de los expertos militares es un claro ejemplo. Por ser militar se presupone que sabes de Historia, Geopolítica y Estrategia, pero estos perfiles no tienen necesariamente que saber sobre lo que los medios les piden opinión. ¿Qué tiene que saber un coronel de Infantería sobre la correlación de fuerzas entre Israel y Arabia Saudita?”.

Ponen como ejemplo el caso de los expertos mencionados por Iglesias en sus tuits. El político, ciertamente, otorgaba peso a las opiniones de estos militares por sus cargos. Las fuentes de la comunidad de inteligencia señalan el caso del coronel Pedro Baños: “Es una persona que ha sido Jefe de Contrainteligencia y Seguridad del Ejército Europeo en Bruselas. Suena muy rimbombante, pero eso, en realidad, ¿qué es?. El ejército europeo no existe, sino que es un órgano burocrático en el cual ser responsable de Contrainteligencia consiste, la mayor parte del tiempo, en revisar los currículums de quienes trabajan ahí”.

“En España está lleno de coroneles con doctorados, pero el nivel de formación militar en centros como el Instituto Universitario General Gutiérrez Mellado [de Estudios sobre La Paz y la Seguridad] son pésimos. Están muy lejos de los estadounidenses, franceses o británicos. He llegado a ver tesis doctorales de 600 páginas copiadas de artículos de la revista Muy Historia”, prosiguen.

Las mismas fuentes advierten que elaborar análisis de inteligencia es relativamente sencillo y el fallo en las predicciones de estos expertos se atribuye a esta falta de formación. “Guillermo Pulido, un civil doctorando en guerra nuclear, predijo la invasión rusa de Ucrania un año antes. No se equivocó porque sus conclusiones no eran fruto de la imaginación. En inteligencia, si se usan las herramientas correctas, se llegan a las conclusiones adecuadas. Con técnicas de análisis estructurado se pueden elaborar los escenarios más probables sobre los hechos que acontecen. Eso es algo que nuestros expertos militares en televisión, lamentablemente, no saben”.