Puerta del domicilio donde fue asesinada Consuelo Martínez este martes en Madrid.

Puerta del domicilio donde fue asesinada Consuelo Martínez este martes en Madrid. J.S.

Reportajes La vida de las víctimas

Eduardo mató a Consuelo a martillazos por celos: una mujer es asesinada cada 3 días tras la alarma

La vida de las víctimas (19, 20, 21, 22, 23 y 24): la víctima tenía 81 años y su asesino confeso, 84. Ocurrió este martes en el madrileño barrio de Moratalaz.  

17 junio, 2021 02:41

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“¡Socorro! ¡Policía! ¡Me va a matar!”. Los gritos desesperados de Consuelo Martínez pidiendo auxilio resonaron en todo el bloque. Provenían del primero, pero hasta en el quinto los oyeron. Y después, silencio total. El tiempo se detuvo este martes para otra familia, destrozada, que marca en negro un día en el calendario. Otro más. 15 minutos después, las sirenas de la Policía Nacional rompen de nuevo la calma en la calle Montpellier, en Moratalaz (Madrid). Eduardo G. abre la puerta de su casa y confiesa el crimen machista con frialdad. La ha matado “por celos” y a martillazos. “Se merecía esto y mucho más”, llega a decir a los agentes. Solo le faltó añadir la frase hecha: la maté porque era mía.

Consuelo es la última víctima mortal de la violencia machista en España, la vigésima, según el recuento oficial y sin contar los hijos. Mientras, se investigan varios casos que podrían unirse a esta trágica estadística. Desde que terminó el estado de alarma el pasado 9 de mayo, 12 mujeres han muerto a manos de su pareja o expareja en España. Esto dispara un dato que conviene resaltar: cada 3 días y 6 horas una mujer es asesinada por violencia machista en nuestro país.

A esto, además, hay que unir a los menores asesinados a manos de sus padres. En total, cuatro niños han sido asesinados en 2021 por sus progenitores, si incluimos a las hermanas Olivia y Anna Gimeno. No figuran en el recuento oficial, pero son también consideradas víctimas según los expertos.

El número 1 de la calle Montpellier (Madrid), donde este martes fue asesinada Consuelo Martínez.

El número 1 de la calle Montpellier (Madrid), donde este martes fue asesinada Consuelo Martínez. J.S.

En 2020 los asesinatos machistas sufrieron una bajada notable: 43 casos, frente a los 55 del año anterior. Los expertos explicaron que el confinamiento provocado por la pandemia tenía la culpa de esto: el maltratador tenía total control sobre lo que hacía su potencial víctima y esto minimizaba sus razones para matarla.

Llegó mayo de este año y decayó el estado de alarma, con su toque de queda y sus confinamientos perimetrales. Y los casos se han disparado. Recordemos: 12 asesinadas desde el 9 de mayo hasta hoy, sin tener en cuenta los casos que todavía están por esclarecer si se corresponden con un crimen machista.

“Hay más asesinatos porque la gente está peor”, opina María Gomis, psicóloga experta en violencia de género. Gomis ya advirtió hace unos meses a este periódico que el confinamiento iba a traer consigo una avalancha de problemas psicológicos. Y así ha sido. “Tengo muchos más pacientes por ansiedad y depresión que antes. Yo he tenido que ampliar mis citas. Hay un aumento de demanda de ayuda psicológica. Esto está durando mucho y la gente está descontrolada”, considera la doctora.

“Estamos todos con la ansiedad a flor de piel. Cuando la ansiedad baje, volveremos a los números normales, que no son normales porque una sola víctima ya es una desgracia. Pero las cifras se estabilizarán cuando la gente esté más tranquila. Esta situación que vivimos produce descontrol. Los maltratadores, que ya están descontrolados de por sí, pues peor todavía”.

Respecto a las víctimas menores de edad, Gomis explica que el progenitor las usa como un medio para hacer daño a su pareja o expareja, sirva como ejemplo el caso de Tomás Gimeno y sus hijas Anna y Olivia. “Le hago daño a las niñas para fastidiar a la madre, o al padre, que hay mujeres que lo hacen con los hombres también”. Así es la lógica del maltratador.

Crimen de Sagunto

La primera víctima mortal de la violencia machista en España tras la caída del estado de alarma llegó el mismo 9 de mayo. Se llamaba María Soledad Moreno y tenía 60 años. La mujer estaba en proceso de separación de su marido, sobre quien pesaba ya una orden de alejamiento. Soledad le tenía miedo, y con razón. Su marido, Virgilio S., la mató a puñaladas y después se arrojó desde un cuarto piso a un patio interior en su casa de Sagunto (Valencia).

Las siguientes víctimas llegaron ocho días más tarde, a partir del 17 de mayo, cuando nuestro país vivió una de las semanas más mortíferas -en términos de violencia machista- que se recuerdan. Aquel día se encontraron los cuerpos sin vida de Warda Ouchene (28 años) y su hijo Mohamed (siete) en su domicilio de Sa Pobla (Mallorca). El hallazgo fue posible gracias a la terrible confesión del asesino a su propio cuñado. "He matado a Warda y al niño. Si queréis verlo están en la casa", escribió Alí, el parricida, al hermano de su mujer y víctima. El hombre asfixió a Warda y Mohamed. Ella, además, estaba embarazada de seis meses. Alí pasó esa misma semana a disposición judicial por estos asesinatos.

La casa donde fue asesinada Warda Ouchene, en Sa Pobla (Mallorca).

La casa donde fue asesinada Warda Ouchene, en Sa Pobla (Mallorca). EFE

Ese mismo día, a 205 kilómetros al noroeste, también aparecía el cadáver de Betty en Creixell (Tarragona). La mujer era colombiana y tenía 56 años. Él, español de 56. Llevaban dos años de relación, pero no vivían juntos. Ella residía en Torredembarra y él, en el lugar donde ocurrieron los hechos. Betty era madre de dos hijos: uno reside en Barcelona y otro en el extranjero. Betty murió por varias heridas de arma blanca. Su asesino se suicidó después de un disparo.

Aquella semana negra también se cobró las vidas de Lucía Dotto, de 42 años, en Corbera de Llobregat (Barcelona); María Teresa Aladro Calvo, de 48 años, en Pola de Laviana (Asturias); y Katia Carolina A.B., de 35 años, en Zaragoza.

La calle Puerto de Tarna, en Pola de Laviana, donde murió María Teresa Aladro.

La calle Puerto de Tarna, en Pola de Laviana, donde murió María Teresa Aladro. EFE

El caso de Ibiza

Como hemos apuntado, hay al menos dos muertes violentas que están siendo investigadas como posibles crímenes machistas. Es el caso de la muerte de Elena Livigni, una chica italo española de 21 años que perdió la vida en la madrugada del 3 de junio en un hotel de Ibiza. Tanto ella como su pareja, Kamil A., se precipitaron desde el cuarto piso del hotel.

La investigación policial señaló que los inquilinos de las habitaciones adyacentes oyeron una discusión antes de que ambos cuerpos cayeran, lo que puede indicar que uno tiró al otro y, posteriormente, se suicidó. Esta hipótesis está por confirmar, pero este caso puede engrosar esta fatídica estadística. Otro caso acaecido en Valladolid en febrero sobre el que se conocen muy pocos detalles está siendo investigado en esta línea.

Un caso que recientemente ha llamado la atención es el de Rocío Caíz, una joven de solo 17 años, madre de un bebé de cuatro meses. Fue el padre del crío, Adrián N., quien confesó haber asesinado a la joven. Ocurrió en Estepa (Sevilla). Rocío nunca denunció a su pareja, pero los episodios de malos tratos eran una constante en su relación. El desenlace fue que Adrián mató a su pareja, la descuartizó y repartió sus restos por distintas partes del pueblo.

La joven Rocío Caíz, de 17 años, asesinada por su novio en Estepa (Sevilla).

La joven Rocío Caíz, de 17 años, asesinada por su novio en Estepa (Sevilla). SOS DESAPARECIDOS

Gritos en Moratalaz

El último episodio ha ocurrido en Madrid este martes. La víctima es Consuelo Martínez, de 81 años. Su asesino es Eduardo G., de 84. La pareja llevaba viviendo cuatro décadas viviendo en el número 1 de la calle Montpellier, en el mismo lugar del suceso. Tenían, al menos, una hija, que este miércoles acudía al domicilio de sus padres entre lágrimas.

Los vecinos apenas tenían relación con la pareja, que mantenía un perfil bastante bajo en el barrio. Uno de los pocos sitios donde Consuelo se dejaba ver a menudo era la peluquería que hay a pocos metros de su casa. José, el hombre que la cortaba el pelo, la ha descrito como “muy normal, alegre, agradable” y, sobre todo, “discreta”. Durante sus cortes de pelo mensuales nunca se quejó de su marido, ni dio detalles de su matrimonio, ni de su familia. Hace 15 días de su último corte de pelo, en el que se limitó a celebrar que se iban al pueblo a pasar unos días.

Consuelo Martínez, de 81 años, es la vigésimo cuarta víctima de la violencia machista en España desde que comenzó el año. En 2021, también han sido asesinadas, Alicia Rodríguez, de 36 años; Katherine, de 58; Rocío Caíz Pozo, de 17; Anna y Olivia Gimeno, de seis y uno; Katia Carolina A.B., de 35; Lucía Dotto Domingues, de 42; Alla Bukanocova, de 48; Nicoleta Clara, de 41; María Teresa Aladro, de 48; Warda, de 28, y su hijo Mohamed, de siete; Betty, de 52; Pilar, de 50; Maria Soledad M. P., de 60; Paula M., de 36; Jordina M.P., de 34; María Cruz, de 48, y su hija Isabel, de 11; María del Carmen M. V., de 46; Alicia P., de 52; Conchi G., de 56; Flora P., de 82. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas en 2017, 47 en 2018, 55 en 2019 y 43 en 2020.