Más de una veintena de inmigrantes irregulares charlando en el campamento de Escombreras.

Más de una veintena de inmigrantes irregulares charlando en el campamento de Escombreras.

Reportajes

El espectacular vídeo del motín de 100 inmigrantes en cuarentena por Covid fugados de Cartagena

A fecha de hoy, al menos medio centenar de inmigrantes continúa en paradero desconocido sin haber guardado la cuarentena.

7 agosto, 2020 21:42
Murcia

Noticias relacionadas

Unos voluntarios de Cruz Roja charlan animadamente mientras que otros se disponen a plegar una lona de una de las carpas habilitadas en el puerto de Escombreras en Cartagena para acoger a la mayor oleada de pateras que ha recibido este año la región de Murcia. A sólo unos metros, tres argelinos se asoman en una carpa para otear el dispositivo de seguridad, sólo hay 12 policías nacionales y ellos son cientos, por lo que acto seguido, en una milésima de segundo, una estampida humana sale corriendo a toda velocidad, llevándose por delante las vallas perimetrales de seguridad, cajas y todo lo que se encuentra a su paso.

EL ESPAÑOL ha tenido acceso en exclusiva a las grabaciones de las cámaras de seguridad de la dársena que recogieron la madrugada del 28 al 29 de julio, la fuga de un centenar de irregulares. Las cámaras de seguridad filmaron cómo se echaban las manos a la cabeza los miembros de Cruz Roja que trabajaban en el hospital de campaña porque sabían que entre los fugados había contactos estrechos de los 40 inmigrantes que dieron positivo por la Covid-19. Los policías nacionales no pueden hacer nada porque hay gente corriendo por todas partes. El caos reina en el dique suroeste de Escombreras: se acababa de producir un motín de inmigrantes que a la postre desataría las críticas de los sindicatos JUPOL, SUP y CEP por la gestión de la Delegación del Gobierno de la oleada de pateras.

Huida de inmigrantes argelinos llegados de Argelia, en cuarentena por Covid19 en Escombreras (Cartagena)

Pasados unos segundos de una de las grabaciones a las que ha tenido acceso este diario, se observa cómo al fondo del campamento, por la parte de atrás de una de las carpas, más de media docena de argelinos se encaraman a las escaleras de una torre poniendo en riesgo su propia vida para tratar de saltar la valla perimetral y huir hacia las calles de Cartagena. Sin embargo, al llegar a lo más alto del muro y comprobar la altura a la que se encuentran, no se atreven a saltar y dan marcha atrás.

Este motín ha sido el más grave de las tres fugas que se han registrado en Murcia desde que entre el viernes 24 y el sábado 25 de julio llegaron al litoral murciano un total de 468 argelinos en 31 gomas. La segunda huida se produjo la madrugada del sábado 1 de agosto en el pabellón deportivo del Cabezo Beaza donde habían sido reubicados 100 de esos inmigrantes irregulares después de que el Ayuntamiento de Cartagena le cediese la instalación a la Delegación del Gobierno para ponerlos en cuarentena con el objetivo de verificar que no eran portadores del coronavirus.

Esta segunda fuga se produjo porque los inmigrantes volvieron a aprovecharse de su superioridad numérica: sólo les custodiaban 12 guardias civiles. La tercera huida volvió a repetirse en el pabellón deportivo del Cabezo Beaza, la madrugada del pasado lunes 3 de agosto, cuando un grupo de ocho jóvenes argelinos logró evadir el dispositivo de vigilancia fugándose a través de las conducciones del aire acondicionado. A fecha de hoy, al menos medio centenar de inmigrantes continúa en paradero desconocido. Todo ello con el riesgo sanitario que conlleva en pleno ascenso de la curva de contagios de coronavirus en la región (947 casos) puesto que estos inmigrantes debían cumplir dos semanas de obligada cuarentena para comprobar si eran portadores del bicho.

Decenas de inmigrantes argelinos durmiendo en el suelo porque el campamento del puerto de Escombreras no tenía camas.

Decenas de inmigrantes argelinos durmiendo en el suelo porque el campamento del puerto de Escombreras no tenía camas. E.E.

Todas estas situaciones han situado en la diana del PP y del Ayuntamiento de Cartagena al delegado del Gobierno, José Vélez, a la sazón uno de los pesos pesados del PSOE en la región de Murcia por la amistad que le une con el presidente del Ejecutivo de la Nación, Pedro Sánchez, porque le ayudó en su momento a reconquistar la secretaría del partido. De hecho, este jueves durante el Debate del Estado de Cartagena, la alcaldesa, Ana Belén Castejón, calificó “la situación de dramática e insostenible con la llegada de pateras a nuestras costas”. La regidora, acto seguido, exigió a la Delegación del Gobierno que “garantice la seguridad no sólo de estas personas [inmigrantes], sino también de las Fuerzas de Seguridad del Estado, de la Policía Local y de los cartageneros porque una imagen vale más que mil palabras y la imagen que se ha ofrecido de Cartagena en estos días es intolerable y me avergüenza”.

Llegan más pateras

La crisis humanitaria sigue sin cerrarse porque el pasado fin de semana llegaron a las costas murcianas un total de cinco pateras con 52 tripulantes a bordo, tal y como confirmó la Delegación del Gobierno a este diario. También tomaron tierra varias embarcaciones en puntos del litoral alicantino, como la isla de Tabarca, y en las playas almerienses de Mójacar y San Juan de Terreros, donde la Guardia Civil interceptó a una veintena de inmigrantes en situación irregular.

Este panorama corrobora las informaciones recabadas por el avión del servicio Frontex que, según fuentes policiales, detectó hace una semana "unas 500 pateras preparadas para zarpar desde Argelia dispuestas a lo largo de la costa de Mostaganem". Este diario ha tenido acceso a imágenes tomadas el 28 de julio en el litoral argelino donde un nutrido grupo de inmigrantes aguarda en la playa su oportunidad para subirse en una embarcación.

Con los primeros rayos de sol, llega una embarcación, de color blanco, y varios compatriotas, poco a poco, se acercan a la orilla para ir subiendo con sus humildes pertenencias: unos llevan bolsas de plástico y otros mochilas. Uno, dos, tres, cuatro, cinco... y así hasta sumar una docena de tripulantes que se sientan como pueden en la lancha motora para poner rumbo a España.