No hay un día mejor que otro para volar a Tokio -la ciudad más poblada del planeta- pero el 1 de noviembre, en recuerdo de los que nos faltan, para celebrar que estamos vivos y coleando, me pareció un buen momento. Del trayecto con Cathay me llamó la atención el kiosko digital de sus pantallas de entretenimiento. Decenas de revistas que puedes consultar en pdf. Buena decisión. Me pregunto a que espera Iberia para introducir un sistema así. Los aeropuertos son los nuevos kioscos y las líneas aéreas más avanzadas se han dado cuenta que una revista es uno de los mejores compañeros de viaje.

A continuación algunos brochazos, unos finos y otros gordos, para que te acerques a estas tierras de hospitalidad generosa y desconfianza al  tiempo en las que el inglés es un anatema y el sushi lo que nuestras tapas.

En la portada de hoy sábado del The Japan Times, de Toshiaki Ogasawara, el emperador Akihito y la Emperatriz Michiko caminan sonrientes sujetando un paraguas transparente. La fotografía fue tomada el pasado viernes, en los jardines del Palacio Imperial Akasaka, durante el encuentro bianual con sus invitados, parece que es la última de la pareja antes de su abdicación que está prevista para el próximo 30 de abril. Así es Japón, meticuloso, hermético, fascinante, milenario, moderno, cerrado, competitivo, sensual y así podría acabar ese artículo enumerando adjetivos sin terminar de conocerlo del todo.

Tokio ama la arquitectura y los arquitectos aman Tokio por su modernidad y... por sus enormes presupuestos. Hace ya trece años que los suizos Herzog y De Meuron firmaron la tienda de Prada de Omotesando. Miuccia les ha dejado firmar este proyecto (con iniciales eso sí) en el escaparate, que presume de poder en una mañana de lluvia de otoño. Las gotas parecen redondearse aún más al resbalar sobre los cristales curvos y la sensación es tremendamente poética, tan solo rota por el sistema de salida de emergencia del edificio que te advierte que en caso de terremoto debes dejarte bajar por una polea como si hicieses rápel, y descubrir que fuera de la tienda, hay un túnel de salida para los empleados que salen por turnos a la calle uniformados, bajo la disciplina ferrea de la casa milanesa. Ya sabes: Prada o Nada. 

Tokio ama la arquitectura y los arquitectos aman Tokio por su modernidad y... por sus enormes presupuestos

A tan solo unos metros, el viajero vuelve a sobrecogerse con el edificio de madera con forma de enjambre del arquitecto estrella de la ciudad Kengo Kuma (64). Se trata de la tienda de dulces taiwanesa Sunny Hills. No dejes de pasarte. Serás pasto de su hospitalidad ipso facto con un te taiwanés y unos dulces en la primera planta de manera gratuita. Las compras en el lobby a 30 euros te dan derecho a la caja de dos sabores. La delicadez de su envoltorio hace la experiencia única.

Te recomiendo también visitar la página web del arquitecto, con cerca de 26 edificios de la ciudad y seguir sus pasos. El Museo Nezu, dirigido por el nieto del fundador Nezu Koichi, es uno de ellos. Las lluvia sobre su jardín me ofreció esta semana uno de los paseos más emocionantes de los últimos meses. El graznido de los cuervos en estas megalópolis (37 millones de habitantes, la ciudad más poblada del planeta) estremece igual que si los escucharás en un suburbio indio. En la tienda del Museo, legado del gran magnate del ferrocarril nipón, un pequeño libro da fe de la evolución del jardín en las distintas estaciones. La fotografía del jardín del Nezu, originalmente fue la casa del empresario, cuenta que venir a Tokio en invierno debe ser un buen plan.

Olvídate de ir a Nueva York o a Harrods para comprar los regalos de navidad. Ya se que Amazon te lo lleva a casa. Si puedes, inténtalo, en Tokio aún no es Navidad, y vente a Itoya, la papelería más grande de la ciudad. Estos días su escaparate es und diorama animado de una estación de esquí nipona. ¿Te acuerdas de la gesta de Paco Fernández Ochoa en Sapporo? La mejor que he visto nunca. Seis plantas y un edificio anexo solo para lapiceros, gomas y sacapuntas. Ideal para los que no les gusta regalar. Ideal para los que les gusta ser regalados. Para todos los bolsillos (ya, ya se que a cada regalo tienes que prorratear el precio del billete de avión y todo lo que te zampes en sushi) pero te aseguro que en Itoya te puedes pasar dos días completos y no te querrás marchar. ¿Cuanto falta para que alguien descubra la papelería y nuestro amor al papel en todo su potencial? Recuerda que stationery y christmas son dos palabras que se lleva muy bien.

El New York Times no suele equivocarse. Un buen regalo para estas navidades son las serie de libros que recopilan su sección 36 Hours (Taschen) pero para consejos prácticos mejor online. A mi me descubrió esta vez la noche gastro salvaje en Ebisu Yokocho, un pasadizo lleno de chiringuitos abierto de 17 a 05 am donde los japoneses van a ligar, y codearse con extranjeros que van a ligar. Olvídate de salir con tus “chaneles” que saldrás oliendo a lengua de cerdo frita. El olor es insoportable. La energía que desprende la gente, sin embargo, te rejuvenecerá. En los aseos, bien limpios como toda la ciudad -en la que no encontrarás papelera alguna- un dispositivo para vómitos que ya se sabe que los nipones cuando beben, beben. 

Si te da por el matcha, apunta Ippodo, la tienda centenaria de Kyoto con sucursal tokiota que te envia el mejor te online. Si tienes la suerte de visitar la ciudad de los 300 jardines y lo 2000 templos, el chileno Matías Acuña te explicará que el más fuerte no es el mejor, que la leche le quita el amargor y que vive en la ciudad porque vino una temporada con un japonés básico, decidió quedarse y ahora lo habla más que bien. Regalar te de Ippodo (@ippodotea) estas fiestas es decir “te quiero” con pinceladas cosmopolitas de color verde matcha. Si eres más de batalla sólo en Japón Starbucks vende matcha en sobres, pero atento, lleva bastante azúcar. Advertido estás.

Apunta en tu libreta el 21_21 design sight, el museo diseñado por Tadao Ando (77). El edificio es una muestra de la tensión y la delicadeza con la que el arquitecto de Osaka maneja el concrete (esos pesados bloques de hormigón que en sus manos parecen livianos). Estos días exhibe una muestra, comisariada por el gran diseñador industrial Naoto Fukasawa (62), sobre la multitud de artesanos locales que luchan por sobrevivir en este japón industrial (127 millones de habitantes) del siglo XXI. Y más expos: 9 de los 35 cuadros que se conservan de Vermeer se pueden visitar en el The Ueno Royal Museum; y una antológica de Rubens (The Birth of the Baroque) en el The National Museum of Western Art.

Para no aturrullar al lector tan solo algunas pistas más. Me parece interesante re escuchar el concierto de Dylan en el Budokan. Aún se pueden encontrar fotografías en las tiendas de aquellos días por aquí de Dylan, en plena forma, -subió al escenario con su cara blanqueada por polvos de arroz- en las que sonríe ante la delicadeza nipona. La exposición del Museo de la Fotografía sobre lo difícil que es la convivencia para los coreanos en Japón. Los coreanos no caen bien.

No encuentras en Tokio tantos anuncios de Samsung como hay en España. Vamos, que no hay ninguno. La publicidad es experta en segmentar

Si puedes ven en fin de semana. Ginza sin tráfico, peatonal, es una gozada. Te recomiendo una mañana de jazz en Disk Union, la mejor tienda de jazz del mundo. Y te aseguro que quedan pocas. O algo más barato, una cabezadita en la Yamanote line (la verde) que es circular y en la que te puedes abandonar a Morfeo en este país maravilloso en el que el 91% de sus habitantes vive en ciudades.