Toni Garrido en el estudio de la 'Cadena Ser'.

Toni Garrido en el estudio de la 'Cadena Ser'.

Reportajes

El periodista Toni Garrido intenta darse de baja de Facebook y no lo consigue

El locutor de radio ha mantenido un severo discurso contra la compañía de Mark Zuckerberg en medio de la polémica que rodea al empresario. EL ESPAÑOL ha hablado con un experto sobre las dificultades para borrar un perfil en la red social. 

12 abril, 2018 20:28

Diez de la mañana del 12 de abril, Toni Garrido enciende el micrófono para romper su relación con Facebook en directo. "No eres tú, soy yo", ha espetado con la rotundidad de la voz que acompaña al oyente. El periodista ha dicho basta, ha roto el vínculo con la red social y lo ha hecho con la denuncia de su lado. 

"Cada día es más evidente que Facebook no trata de conectar personas, es un gran negocio al que yo, a título personal digo ahora, no voy a seguir contribuyendo. Van ustedes a presenciar en los próximos minutos lo que hemos dado en llamar un suicidio digital", sostenía. 

Garrido enmarca su salida en los días en los que Mark Zuckerberg se sienta frente a los miembros del Senado para dar explicaciones sobre la implicación de su compañía en la filtración de 87 millones de datos a través de Cambridge Analytica y las interferencias rusas en las elecciones de Estados Unidos

Garrido en su estudio de radio.

Garrido en su estudio de radio.

El periodista que sustituyó a Gemma Nierga en la Cadena SER, no ha escatimado en su asalto a Facebook. Ha atacado con alevosía la red social. "Somos pequeñas hormigas que trabajan intensamente y sin saberlo, para oscuros intereses cada vez que damos un like", argumentaba. 

Darse de baja le costará mucho tiempo al periodista. Garrido se ha enfrentado a un extenso examen por parte de la red social en el que las preguntas se suceden y las advertencias toman parte en la decisión final. Hasta quince días podría tardar el proceso. 

Abandonar Facebook, una misión imposible 

"No soy el único. Miles de usuarios decepcionados por lo que consideran una traición de su confianza", decía el periodista en su editorial radiofónica. La huida se convierte en la mayor amenaza para Zuckerberg, más temida incluso que el examen al que le ha sometido la cámara alta del Congreso de Estados Unidos.

En plena crisis empresarial, los movimientos contra la red social han nacido para acabar con lo que para muchas personas ha sido un engaño y una violación de su intimidad más absoluta. #DeleteFacebook ha aparecido como una corriente de usuarios que llaman a la comunidad social a hacer desaparecer sus cuentas. 

Luchan, como ellos mismos confiesan, por "un mundo sin Facebook". Los usuarios ahora utilizan Twitter para protestar por los hechos que rodean a Mark Zuckerberg y su compañía. Culpan al estadounidense de aliarse con el mal y utilizar su información con fines que nada tienen que ver con lo que ellos creían. 

El miedo del empresario a que una desbandada llegue a Facebook se ha convertido en la pesadilla de los usuarios. Abandonar la famosa red social se convierte en una ardua tarea que provoca la renuncia de los que lo intentan. 

Las personas que se plantean renunciar a la red social y eliminar su cuenta se encuentran con las afanosas trabas impuestas por la compañía. Las barreras se interponen en el camino del usuario que quiere deshacerse de su perfil, las ventanas se suceden con preguntas sobre tus motivos, los avisos te advierten de lo que perderás si no mantienes tu cuenta. 

La fuga de datos desde Facebook a Cambridge Analytica afecta ya a millones de usuarios

Cuando una persona accede a la opción de desactivar cuenta, se enfrenta al perverso diseño de la web que utiliza los elementos para redirigir y confundir a la persona. "Es lo que se conoce como darkpattern", explica José Gallego, el cofundador de Open Source Weekends a EL ESPAÑOL. "Son antipatrones que se utilizan para generar confusión y que así el usuario no sepa lo que esta haciendo", narra.

Están configuradas para hacer preguntas extrañas , que creen confusión y conseguir así el hastío del usuario para que se de por vencido en su idea de abandono. "Las empresas hacen lo mínimo imprescindible para cumplir la ley, tienen que ofrecer al usuario una manera de darse de baja pero no tiene que ser inmediata y por eso lo hacen tan costoso", aclara Gallego.