Cirujanos en un quirófano del Hospital Clínico de Valladolid.

Cirujanos en un quirófano del Hospital Clínico de Valladolid. Eduardo Margareto ICAL

Tribunas

Carta a los Reyes Magos de la Sanidad española

La sanidad es, probablemente, el ámbito donde más consenso social existe y, paradójicamente, uno de los más contaminados por la supuesta confrontación ideológica.

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Queridos Reyes Magos:

No os escribo esta carta desde la ingenuidad ni desde la queja fácil. Os escribo desde la preocupación serena de quien lleva años viendo cómo nuestro sistema sanitario, uno de los principales pilares de nuestro Estado del bienestar, se va deteriorando poco a poco mientras el ruido político, la polarización y el cortoplacismo nos impiden abordar los problemas de fondo.

La sanidad es, probablemente, el ámbito donde más consenso social existe y, paradójicamente, uno de los más contaminados por una supuesta confrontación ideológica a la que, en mi opinión, es ajena una mayoría social.

Pero lo cierto es que las cosas están cada vez peor.

Las listas de espera se alargan, los profesionales se queman, los pacientes envejecen y no se les atiende según necesitan, la cronicidad se multiplica y la innovación avanza mucho más rápido que nuestra capacidad para incorporarla.

Por eso, esta carta no es una lista de deseos etéreos. Es una petición concreta, realista y urgente.

Mónica García, ministra de Sanidad.

Mónica García, ministra de Sanidad. A. Pérez Meca / Europa Press

Porque en sanidad, perder tiempo no es perder dinero: es perder calidad de vida y, a veces, la propia vida.

Así pues, vamos a ello.

Sé que puedo ser un poco ambicioso en mis peticiones, pero como sois mágicos, la causa es buena y el alcance colectivo, supongo que os esforzaréis un poco más que de costumbre.

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1. Primera petición: menos ruido político y más responsabilidad institucional

Seguramente, la petición más difícil de cumplir y por la que apelo a vuestra capacidad de hacer posible lo que, en ocasiones, parece imposible.

Os pido que ayudéis a dejar a un lado la polarización política en sanidad.

No porque no haya diferencias legítimas (que las hay, aunque el mínimo común múltiplo, seguramente, sea mayor), sino porque el uso partidista permanente de la salud como arma arrojadiza está deteriorando gravemente la capacidad de mejorar el sistema.

La sanidad no puede ser el campo de batalla ideológico de cada legislatura. No puede vivir en un estado de confrontación permanente entre administraciones, profesionales, sindicatos, partidos y sectores.

Mientras discutimos quién gana el relato, los pacientes esperan.

Mientras se bloquean reformas por miedo al coste político, las listas de espera crecen.

Mientras se demonizan soluciones por dogmatismo, la realidad se impone con crudeza.

La sanidad necesita acuerdos amplios, estables y duraderos.

Necesita una mínima lealtad institucional entre administraciones.

Y necesita que el interés del paciente vuelva a estar claramente por encima del interés político.

Sin esta base, todo lo demás fracasa.

Cirujanos durante una operación.

Cirujanos durante una operación.

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2. Segunda petición: simplificar la burocracia para ganar tiempo... y vida

Os pido que se simplifiquen los procedimientos administrativos para que las decisiones que se acuerdan se puedan aplicar cuanto antes.

En sanidad, el tiempo no es un concepto abstracto. El tiempo es diagnóstico precoz o tardío. Es tratamiento eficaz o complicaciones evitables.

El tiempo es calidad de vida o pérdida irreversible.

Hoy, demasiadas decisiones correctas mueren en laberintos administrativos interminables como consecuencia de normativas superpuestas o competencias fragmentadas.

No pido menos control, sino mejor gestión del tiempo.

Cada mes perdido en implantar una medida sanitaria no es neutral: se traduce en sufrimiento evitable, en cronificación de enfermedades o, directamente, en vidas que se apagan antes de tiempo.

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3. Tercera petición: compromiso real para reducir las listas de espera

Las enormes listas de espera se han normalizado. Los tiempos de espera para alcanzar un diagnóstico son un grave riesgo para la salud de la población.

Y eso es, probablemente, uno de los mayores fracasos colectivos de nuestro sistema sanitario.

Os pedimos un compromiso real, medible, comparable y evaluable para reducirlas.

No discursos. No planes genéricos. Resultados.

Para ello, es imprescindible usar todos los recursos disponibles: públicos, privados y las mutuas colaboradoras para determinados procesos, sin dogmas ni prejuicios. Pensando en solucionar los problemas de la gente.

La colaboración público-privada no es una ideología. Es una herramienta legal, legítima y necesaria cuando el sistema no llega.

Negarse a utilizar recursos disponibles por miedo al qué dirán no protege al sistema público: lo debilita y castiga al paciente.

Imagen de una huelga de médicos en Valencia para protestar por una propuesta del Ministerio de Sanidad.

Imagen de una huelga de médicos en Valencia para protestar por una propuesta del Ministerio de Sanidad.

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4. Cuarta petición: acceso ágil a la innovación farmacéutica, tecnológica y a la IA

Queridos Reyes Magos, sé que nuestras autoridades políticas lo están intentando, pero no podemos seguir llegando tarde a la innovación.

Hoy el problema ya no es sólo financiar los medicamentos innovadores o la tecnología avanzada. Es que muchas veces ni siquiera se ofrecen. Y eso es lo que realmente empobrece al sistema sanitario público.

El retraso en la incorporación de nuevos fármacos, terapias y tecnologías diagnósticas nos aleja de los estándares europeos y genera desigualdad real entre pacientes.

Lo mismo ocurre con la inteligencia artificial, la digitalización y las nuevas herramientas de gestión clínica. Su incorporación debe ser ordenada, planificada y segura, pero decidida.

No podemos permitirnos bloquear el futuro por miedo al cambio, porque la IA no podemos verla como una amenaza o como un lujo, sino como una herramienta real que no podemos apartar.

Necesitamos acortar de forma drástica los tiempos de acceso a la innovación, revisar los modelos de evaluación y financiación y entender que invertir en innovación no es un gasto: es una palanca de eficiencia real que permite reducir tiempos diagnósticos, mejorar la eficiencia de los procesos y los resultados en salud.

Un país que avanza es un país que basa su crecimiento en la innovación. No innovar es sinónimo de frustración.

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5. Quinta petición: formar profesionales (y seres humanos) excelentes

No hay sistema sanitario sostenible sin profesionales con vocación. Una vocación que se traduce en que les gustan los enfermos y quieren de verdad ayudar a curarlos, porque disfrutan con ello y sufren si lo pasan mal.

Pero tampoco hay un sistema sanitario sostenible sin motivación y sin ambición por parte de sus profesionales.

Creo que nuestros médicos jóvenes, en general, han perdido las tres cosas.

Bajo el estigma de la feminización y de la conciliación familiar, nos hemos creído que toda una generación no quiere trabajar.

Yo no lo creo del todo.

Veo jóvenes de otras profesiones (consultores, financieros, abogados, ingenieros, etcétera) que tienen la misma ambición y trabajan lo mismo que sus padres. Y concilian, a lo mejor, menos tiempo. Pero aprovechan más ese tiempo con la familia.

Por tanto, no podemos culparlos sólo a ellos. Algo estamos haciendo mal nosotros.

Así, os pido que los programas de formación oficial de los futuros profesionales sanitarios incorporen de forma real:

A. Humanismo

B. Ética

C. Comunicación con el paciente

D. Sentido del propósito

E. Contacto temprano con la realidad asistencial

F. Sentimiento de competitividad para mejorar cada día

No se hace un gran cirujano trabajando 35 horas a la semana. Eso lo sabe cualquiera. No basta con formar técnicamente muy bien. Hay que trabajar mucho.

Y también hay que cuidar a quienes ya están dentro evitando modelos laborales que queman, reconociendo el mérito y el esfuerzo, y ofreciendo trayectorias profesionales dignas y motivadoras.

Mónica García, ministra de Sanidad.

Mónica García, ministra de Sanidad. E.P

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6. Sexta petición: mirar de verdad a nuestros mayores y dependientes

España envejece, y lo hace rápido.

Sin embargo, nuestros mayores y personas dependientes siguen siendo los grandes olvidados del sistema. Por eso os pido una redistribución del gasto que tenga en cuenta esta realidad:

A. Más atención domiciliaria

B. Más integración sociosanitaria

C. Más apoyo a la cronicidad

Cuidar mejor a los mayores no es sólo una cuestión ética, sino también una cuestión de sostenibilidad del sistema.

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7. Séptima petición: un modelo de gestión que premie productividad, resultados y eficiencia

Finalmente, os pido valentía para afrontar un debate incómodo pero imprescindible: el modelo de gestión.

No importa tanto el apellido del modelo como sus resultados. Lo que no podemos seguir aceptando es un sistema que está basado en primer y único lugar en la ideología.

Por tanto, sea cual sea el modelo, debe priorizar, por este orden:

A. Productividad

B. Resultados sanitarios

C. Eficiencia

Un sistema que no incentiva la productividad castiga a los que más aportan y sostiene a los que menos hacen. Y los mantiene para que sigan haciendo lo mismo.

Un sistema que no mide resultados no puede mejorar.

Un sistema que ignora la eficiencia termina siendo injusto con los pacientes y, por supuesto, no puede ser viable ni, por supuesto, sostenible.

No se trata de privatizar ni de estatizar, se trata de gestionar mejor.

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Queridos Melchor, Gaspar y Baltasar, no os pido milagros. Os pido que infundáis coraje. Coraje, responsabilidad y visión global a nuestras autoridades políticas para tomar decisiones, para romper inercias y para poner a los pacientes en el centro de verdad, no sólo en los discursos.

Porque la sanidad española no necesita más relatos. Necesita acción, consenso y valentía.

Y el tiempo, esta vez, juega en nuestra contra. Porque cada día que pasa sin actuar, alguien espera, alguien sufre y alguien llega demasiado tarde.

Con esperanza, seguimos.

Humildemente,

*** Juan Abarca Cidón es presidente de HM Hospitales.