Donald Trump y Benjamin Netanyahu en el Parlamento israelí.

Donald Trump y Benjamin Netanyahu en el Parlamento israelí. Jalaa Marey Reuters

Tribunas

¿Está Trump cobrando a Israel un precio por su apoyo?

Netanyahu tiene claro que la alternativa de un presidente del ala progresista del Partido Demócrata en Estados Unidos sería un duro golpe para Israel y para la relación entre ambos países.

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Israel no tiene dudas. En la Casa Blanca hay un presidente cuyo apoyo y amistad con el Estado judío han ido mucho más allá de declaraciones y eslóganes sobre valores compartidos.

Donald Trump ha dado pasos sin precedentes para fortalecer a Israel en uno de los tiempos más desafiantes de las últimas décadas, con una guerra en siete frentes.

Fue él quien logró imponer a Hamás la liberación de los veinte secuestrados vivos que tenía en su poder en Gaza. También a la mayoría de los muertos, aunque de ellos aún faltan tres.

Pero la pregunta es si este gran aliado se puede convertir también en un problema o, al menos, en fuente de preocupación para Israel por algunas características singulares de su forma un tanto superficial e impulsiva de tomar decisiones en la arena internacional.

Un ejemplo bastante notorio de los últimos tiempos estuvo relacionado, precisamente, con la guerra en Gaza.

Cuando la organización terrorista Hamás publicó su respuesta al plan de veinte puntos de Trump, en el mejor de los casos sonó a un “sí, pero”. Algunos expertos en el tema palestino, como el doctor Mijael Milstein la vieron claramente como un “no”.

Militantes de Hamás hacen guardia mientras vehículos de la Cruz Roja recogen el pasado 15 de octubre los cadáveres de rehenes israelíes.

Militantes de Hamás hacen guardia mientras vehículos de la Cruz Roja recogen el pasado 15 de octubre los cadáveres de rehenes israelíes. Reuters

Pero Trump decidió que era suficiente para tomarla como un “sí”.

El hecho es que Trump logró imponer el acuerdo a ambas partes y que, sin él, los secuestrados no habrían vuelto a Israel desde Gaza.

Pero todos entendieron también que hablar de un “nuevo Medio Oriente de paz” era más que prematuro.

Ahora, esa sospecha ha quedado confirmada al recalcar Hamás una y otra vez que no depondrá las armas.

Y, sin eso, no se podrá avanzar.

La gran duda ahora en Israel es si Trump presionará para llegar a un acuerdo en este punto con tal de que su plan no se desmorone.

“Trump necesita logros, tanto estratégicos como económicos, y eso define su línea”, dice el brigadier general (retirado) Nitzan Nuriel, ex asesor de jefes de Gobierno en Israel sobre lucha antiterrorista.

”No los ha tenido como esperaba en el tema de China ni en el de la guerra entre Rusia y Ucrania, y sigue intentándolo en nuestra región. Realmente quiere ayudar a resolver todos los conflictos con los que Israel tiene que lidiar. Pero eso no significa que lo vea todo con una mirada idéntica a la nuestra”.

A la pregunta de si acaso esto puede implicar que llegue un momento en que Trump le dé la espalda a Israel, Nuriel responde recordando que “ya ha habido administraciones republicanas que nos han dado la espalda, o sea que saben hacerlo”.

Pero, de inmediato, Nuriel recalca que “no creo que estemos en un momento así, en absoluto, aunque tengo claro que la administración Trump ve varias cosas de forma distinta que el Gobierno de Israel”.

"No existe un marco más tendencioso y hostil a Israel que la ONU. Que de sus filas emane la autoridad para cumplir el plan en Gaza es problemático"

Probablemente el ejemplo más contundente sea el de la confirmación por parte de Trump, hace pocos días, de que venderá aviones F-35 a Arabia Saudí, lo que puede socavar la superioridad aérea de Israel en los cielos de la región. Trump anunció que lo hará, porque es un gran negocio para Estados Unidos.

Pero de por medio hay no sólo problemas morales respecto a lo que eso puede significar para Israel, sino también ciertos impedimentos legales estadounidenses.

Otro elemento complejo de los últimos días fue la adopción de la resolución 2803 del Consejo de Seguridad de la ONU, que da el visto bueno a la segunda etapa del plan de paz del presidente Trump.

Por un lado, Trump apremiaba a la ONU para que los países que participen en la Fuerza Internacional de Estabilización de Gaza acepten enviar tropas.

Por el otro, no existe un marco más tendencioso y hostil a Israel que la ONU. Que de sus filas emane la autoridad para cumplir el plan en Gaza es problemático.

Yosi Kuperwasser, que fue jefe de Investigación en el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel, y que hoy dirige el Instituto de Jerusalén de Estrategia y Seguridad, considera que Israel y Trump tienen intereses similares, pero también diferencias en varios puntos.

“Por poner un ejemplo, Trump quiere que Israel se pronuncie a favor de un Estado palestino para que Arabia Saudí se sume a los Acuerdos de Abraham. De por medio hay muchos intereses económicos. Pero Israel no debe aceptarlo, y el desafío es saber cómo defender nuestros intereses esenciales”.

Esto podría llevar a Trump a exigir cambios en la postura de Israel sobre la posibilidad de un Estado palestino considerando que, de lo contrario, se socavaría la posibilidad de cambiar a fondo la situación.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el secretario de Estado, Marco Rubio.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el secretario de Estado, Marco Rubio. Reuters

Cabe suponer que Israel seguirá recordando que, tras la masacre del 7 de octubre, un Estado palestino independiente es inaceptable.

En opinión de Kuperwasser, es erróneo decir que Trump puede convertirse en un problema para Israel.

Pero, según Nitzan Nuriel, quizá pueda serlo para el Gobierno actual. “Seguramente, Trump también analiza las encuestas en Israel. Y si llega a la conclusión que el primer ministro Netanyahu no seguirá en su cargo, no es de descartar que decida esperar con todo hasta después”.

Netanyahu no le llevará la contraria públicamente a Trump, a quien de todos modos, y a pesar de ciertas diferencias, sigue viendo (con razón) como su mejor aliado.

Netanyahu tiene claro que la alternativa de un presidente del ala progresista del Partido Demócrata en Estados Unidos sería un duro golpe para Israel y para la relación entre ambos países.

*** Jana Beris es periodista y corresponsal de Onda Cero en Israel.