¿Estamos regenerando o degenerando España?

El libro 'España: democracia menguante'.

Los organismos internacionales detectan turbulencias en la mecánica política de nuestro país. La revista The Economist defenestró en 2022 a España del grupo de democracias plenas de su Democracy Index tras tener en cuenta los métodos coercitivos del gobierno durante la pandemia. En 2023, España ha recobrado su categoría de democracia plena, volviendo al edén de los 24 países mejor autogobernados del planeta.

Pero, atención: ocupa el penúltimo lugar, acariciando el grupo de las democracias deficientes.

El equipo de The Economist maneja cinco grandes categorías para valorar la limpieza política de los 167 países analizados. ¿Qué puntuaciones ha sacado nuestro país en su más reciente examen de democracia? En Proceso Electoral y Pluralismo, un 9,58. En Libertades Civiles, un 8,53. En Funcionamiento del Gobierno, un 7,5. En Cultura Política otro 7,5. En Participación Política, un 7,2.

"En España nunca ha sido la izquierda tan de izquierdas ni la derecha tan de derechas"

Es decir, las notas más bajas las obtiene en mentalidad democrática, por así decirlo, y en lo referente a la interacción con la sociedad civil.

¿Sabe la población española qué es la democracia? ¿Aprenden los niños en los colegios, desde su más tierna infancia, qué es la libertad individual, qué son los derechos civiles, qué es la separación de poderes, qué es el Parlamento, qué es la prensa independiente?

Cada vez que España atraviesa una crisis política, da la impresión de que el español medio no tiene recursos culturales que le permitan reaccionar ante los excesos del gobierno de turno.

Mientras la prensa internacional viene publicando, desde hace ya una década, artículos sobre la decrepitud del sistema turnista de izquierda/derecha, en España nunca ha sido la izquierda tan de izquierdas ni la derecha tan de derechas.

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El 2015 se nos anunció como el de la gran regeneración política. Pero pronto quedó aquello en una de esas "cosas de España", que diría Richard Ford. Porque el bipartidismo español no se regeneró, sino que se reprodujo como una mitocondria, creando un segundo bipartidismo parásito, extremista, populista e infinitamente peor que el original.

Entre tanto, la Europa liderada políticamente por la Francia de Emmanuel Macron lleva la antorcha de la vanguardia democrática occidental. Aprovechando el mutis británico y el tardotrumpismo estadounidense, Francia surfea el milenio con políticas perpendiculares que fusionan la tradición izquierdista con la conservadora.

El cambio político más relevante en el Viejo Continente es la aparente relación inversa entre la supervivencia de la socialdemocracia y la de la izquierda tradicional. En una veintena de países europeos los partidos socialistas han implosionado o perdido votos drásticamente. Es la llamada pasokización, nombre que procede del Pasok griego, cuyo declive fue in crescendo desde 2009. Lo mismo sucedió con sus equivalentes socialdemócratas en Austria, Bulgaria, República Checa, Finlandia, Holanda, Hungría, Irlanda, Italia, Lituania, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Polonia, Suecia y Reino Unido.

En Francia, el ya desaparecido Partido Socialista ha sido sustituido por una izquierda pospartidista que se define como transversal, centrista y liberal. En Alemania gobierna la socialdemocracia, pero en una coalición "semáforo" con los liberales y los verdes. En el vecino Portugal gobierna una socialdemocracia de centroizquierda que tampoco puede catalogarse de manera estricta según el viejo baremo turnista.

¿Y qué sucede en esta España nuestra tan insólita, en esta España tan extravagante, tan distinta del resto de los países europeos?

"Lo que en 2015 se nos vendió como regeneración es ya, a todas luces, una degeneración"

La izquierda española es la única de Occidente que se mueve todavía en un microcosmos marxista con parámetros tipo "lucha de los oprimidos", "alienación bajo las clases dominantes", "conciencia de la marginación" y "dinámicas de explotación".

En efecto. La izquierda española (ahora gobernante) no busca mejorar las condiciones socioeconómicas de la población española dentro del marco de una democracia occidental, como hacen sus partidos homólogos en Europa y el resto de Occidente. La izquierda española imposta desde el poder una anacrónica "revolución", amenazando con destruir el orden social que la financia y que la ha aupado al poder.

La consecuencia de todo ello (como denuncia España: democracia menguante) es la involución política, el retroceso democrático, el secuestro de las instituciones públicas y el encabronamiento de la convivencia nacional.

Para colmo, avisan los nueve catedráticos de España: democracia menguante, en España tenemos a líderes radicales manipulando las voluntades de una ciudadanía que en las encuestas se proclama moderada. Lo que en 2015 se nos vendió como regeneración es ya, a todas luces, una degeneración.

*** Gabriela Bustelo es periodista.