El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a su homólogo surcoreano, Yoon Suk-yeol, en una comparecencia conjunta en Séul el pasado 21 de mayo.

El presidente de EEUU, Joe Biden, junto a su homólogo surcoreano, Yoon Suk-yeol, en una comparecencia conjunta en Séul el pasado 21 de mayo. Reuters

LA TRIBUNA

EEUU y Corea del Sur se alían para detener a China en Taiwán

Seúl está intentando convertirse en el principal proveedor armamentístico de Washington y sus aliados, y tendrá un papel clave en el próximo gran conflicto mundial.

2 febrero, 2023 02:16

Después de los cañonazos de Ucrania vendrán los de Taiwán. De hecho, estamos de lleno en ese periodo que los libros de historia titulan "antecedentes" para explicar quién disparó el primer tiro en una guerra.

Tranquilos, lo leeremos con relativa erudición en la Wikipedia del futuro.

Cazas F-15K de Corea del Sur y F-16 de Estados Unidos en recientes maniobras conjuntas.

Cazas F-15K de Corea del Sur y F-16 de Estados Unidos en recientes maniobras conjuntas. Europa Press

El próximo gran conflicto mundial, oficializado cuando China lance sus garras sobre la acorazada isla, tendrá una magnitud bélica aún desconocida. Pero ya sabemos que participarán multitud de actores. Desde el invasor pekinés y sus palmeros habituales hasta Estados Unidos y sus aliados.

Y en este grupo hay uno que suele pasar desapercibido, oculto detrás de la unión de americanos, australianos, europeos y japoneses, y que se ha revelado como pieza fundamental: Corea del Sur.

Y no por su capacidad militar, sino porque Seúl se ha convertido durante los últimos años en el principal proveedor de armamento y sistemas de defensa de los aliados de Washington y del propio del tío Sam.

Los coreanos alcanzaron en 2022 la cifra récord de 10.000 millones de dólares en exportaciones en material de defensa, lo que se traduce en un 177% más que hace sólo cinco años. Así, se han aupado a la octava posición mundial de exportadores de material de guerra. En el Top 10, por cierto, España campea tradicionalmente.

El ascenso de los surcoreanos como proveedores de confianza cuenta ya con hechos notables. Como el de sus relaciones y negocios con Australia y Polonia, por ejemplo.

"Corea del Sur se ha alzado como actor clave en un mercado fundamental para las guerras"

Los aussies firmaron un acuerdo para construir 30 obuses de artillería autopropulsados y 15 vehículos blindados de reabastecimiento de munición a través de la empresa Hanwha Defense por valor de 1.000 millones de dólares australianos.

Pero los objetivos van mucho más allá. Y este marzo, Camberra debe validar otros proyectos faraónicos. Como el de la construcción de 450 vehículos de combate de infantería por valor de 27.000 millones.

Además, mientras Australia espera los submarinos nucleares incluidos en el AUKUS, Corea ha ofrecido unos submarinos provisionales por una cantidad indeterminada.

En la otra punta del mundo, tres empresas surcoreanas (Hyundai Rotem, Korea Aerospace Industries y Hanwha Defense) han firmado con Polonia la compra de 980 tanques, 48 cazas ligeros de ataque y 648 obuses autopropulsados por valor de más de 15.000 millones de dólares. Este acuerdo se enmarca en la política de Varsovia de ayuda a Ucrania.

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Así pues, estas lucrativas acciones, que no serán las últimas, evidencian que Corea del Sur se ha alzado como actor clave en un mercado fundamental para las guerras.

Pero ¿cómo lo han conseguido?

Con el objetivo de convertirse en referente industrial, Seúl aplica una estrategia que combina varios factores. Precios competitivos, plazos de entrega rápidos, una potente estructura de fabricación nacional, participación de la industria local, adaptación al cliente y sus particularidades, y acuerdos de transferencia de tecnología para permitir la producción posterior por parte de los propios socios.

Es lo que los analistas llaman el k-arsenal, como guiño al martilleante k-pop que ha parasitado medio mundo.

Y este posicionamiento de Corea del Sur llega cuando Estados Unidos se replantea sus propias estrategias. Aunque sigue siendo, de lejos, el principal exportador mundial de material bélico, hay factores que obligan a observar sus próximos pasos con frialdad.

Por un lado, la guerra de Ucrania está suponiendo un sobreesfuerzo creciente por la demanda de sistemas avanzados. El Gobierno de Biden ha realizado múltiples entregas de material militar, sistemas de armamento y munición. Y eso ha supuesto una importante merma de sus propias reservas.

"Las empresas de defensa surcoreanas colaboran estrechamente con compañías estadounidenses en multitud de proyectos"

Un atasco producido por el cuello de botella agravado por la demanda de otros socios que han visto el ritmo reducido ante la emergencia de Kiev. En otras palabras, Estados Unidos no puede armar sólo a todos sus aliados.

Ahí es donde se estrechan los lazos con Seúl bajo el lema We Go Together ("vamos juntos"). Las empresas de defensa surcoreanas colaboran estrechamente con compañías estadounidenses en multitud de proyectos. Pero Seúl no tiene ninguna exclusividad con Washington, lo que puede suponer un problema para el desarrollo de sistemas que, desde un punto de vista puramente empresarial, se llevaría la competencia.

Este temor alcanzó su cénit en 2015, cuando el Congreso estadounidense prohibió compartir con Corea del Sur cuatro tecnologías de comunicaciones y seguimiento de aeronaves por temor a que la información fuera compartida posteriormente con terceros. A pesar de que se cerró ese canal, Corea ha sido capaz de desarrollar la misma tecnología el año pasado, y empezará a exportarla en breve.

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Así pues, aunque en estrategia militar Corea y Estados Unidos están en el mismo equipo, existe el riesgo real de que el aspecto comercial pueda tensar demasiado la cuerda. No es descabellado, pues la estrategia militar y la relación comercial no siempre encajan.

Es el caso, por ejemplo, de Francia y Australia tras el sorpresivo anuncio del AUKUS, que derivó en una cancelación unilateral de un gran contrato de submarinos galos.

En este sentido, la propia Corea debe hilar fino, pues la tentación de convertirse en principal proveedor armamentístico no sólo de los aliados occidentales, sino de otros países más sospechosos (India o Vietnam, por ejemplo), puede generar un efecto rebote de imprevisibles consecuencias. Para Seúl en particular, y para los aliados de Estados Unidos en general, mientras se abren las fauces del gran dragón rojo sobre Taiwán.

*** Andrés Ortiz Moyano es periodista y escritor.

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