Soldados franceses de la operación Barkhane, antes de su salida de Mali.

Soldados franceses de la operación Barkhane, antes de su salida de Mali. Reuters

LA TRIBUNA

España se enfrenta a una bomba de relojería en Mali

España se enfrenta en Mali a dos peligros inminentes, el yihadista y el humanitario. En un momento, además, en el que Moscú ha tomado la delantera en la región.

17 junio, 2022 02:19

Los próximos 29 y 30 de junio tendrá lugar en Madrid una nueva cumbre de la OTAN. La reunión coincide con el 40 aniversario de la adhesión de España a la Alianza Atlántica y con los 25 años de la primera cumbre celebrada en nuestro país, en 1997. Es también la segunda cita de este tipo que se celebra en 2022. La primera tuvo lugar en Bruselas este pasado mes de marzo y fue convocada de urgencia para analizar la invasión rusa de Ucrania y consensuar una respuesta común a la agresión.

Un soldado francés de la operación Barkhane hace guardia en Mali.

Un soldado francés de la operación Barkhane hace guardia en Mali. Reuters

Las cumbres de la Alianza son las reuniones de más alto nivel que la organización celebra, y no tienen un carácter periódico, sino que son convocadas por motivos muy concretos. Entre ellos, analizar acontecimientos relevantes para la seguridad y la defensa de los Estados miembros, invitar o aceptar a nuevos socios, y definir las pautas políticas y estratégicas para el futuro.

Cuando se anunció la celebración en Madrid de esta cumbre, en junio del pasado año, se dijo que en ella se definiría un nuevo concepto estratégico, que no es más que un documento que analiza los desafíos de seguridad a los que se enfrentan la Alianza y sus Estados miembros, y que se suele redactar aproximadamente cada diez años. El vigente data de la cumbre de Lisboa de 2010, pero necesitaba una reforma ya antes incluso de la invasión rusa de Ucrania.

El nuevo documento esbozará las tareas tanto políticas como militares que debe ejecutar la Alianza para abordar estos nuevos desafíos, muy marcados hoy por la invasión rusa de Ucrania.

Según palabras del secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, la invasión rusa "lo ha cambiado todo". Los altos mandos militares trabajan a marchas forzadas para reevaluar la situación en Europa y plantear a los mandos políticos las distintas respuestas militares posibles. Lo hacen, además, con la premisa de que ha habido un antes y un después de este 24 de febrero, y con la de que se deben reforzar militarmente, y de manera "contundente", las fronteras con Rusia para ejercer una disuasión efectiva.

La solicitud formal de adhesión a la OTAN por parte de las tradicionalmente neutrales Suecia y Noruega ha añadido otro punto de gran importancia al orden del día de la cumbre, a la vez que ha reforzado la atención sobre las fronteras norte y este de la Alianza.

"España se encuentra en primera línea de una amenaza en ciernes que nace en la zona del Sahel"

Antes de la invasión rusa de Ucrania, España ya estudiaba la forma de aprovechar la celebración de la cumbre en Madrid para convencer a los aliados de que se debe prestar más atención al flanco sur de la Alianza. España se encuentra en primera línea de una amenaza en ciernes que nace en la zona del Sahel y es, junto con Francia e Italia, uno de los países aliados más afectados por los problemas que puedan surgir en esa zona.

La situación en el Sahel es una tormenta perfecta de inestabilidad, especialmente en el trío de países formado por Mali, Níger y Burkina Faso. En estos territorios se ha fraguado durante los últimos años una situación explosiva que se ha intentado corregir con escaso o nulo éxito desde la Unión Europea y con Francia al frente.

Unas fronteras porosas y amplias franjas de terreno donde el poder del Estado flaquea han permitido la expansión de grupos de guerrillas islamistas pertenecientes a Al Qaeda y el Estado Islámico. En respuesta, y ante la inacción del gobierno, las comunidades locales han formado unidades de autodefensa para proteger a sus etnias respectivas, lo que a su vez ha reactivado conflictos étnicos latentes.

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Unos y otros protagonizan frecuentes episodios de creciente crueldad en los que se violan los derechos humanos de forma sistemática y flagrante, en una espiral de violencia que ha causado ya el desplazamiento interno en estos tres países de 2,3 millones de personas. 1,8 millones solamente en Burkina Faso.

Unos quince millones de personas precisan además de ayuda humanitaria urgente dada la pobreza de la economía de la zona, muy castigada por esta espiral de violencia.

"Un factor determinante en este desencuentro ha sido la presencia en Mali de mercenarios del grupo ruso Wagner, íntimamente ligado al Kremlin"

A esta dramática situación y a la creciente implantación de Al Qaeda y el Estado Islámico debemos añadir ahora el desencuentro del gobierno maliense con Francia y la Unión Europea. Desencuentro que ha desembocado en la orden de salida de los militares europeos del país. Son los integrantes de la operación francesa Barkhane que, con el apoyo de aliados como España, lucha contra la presencia islamista en Mali.

También queda en entredicho la operación de entrenamiento de personal militar maliense por parte de la Unión Europea, la EUTM Mali, de la que España es hoy el principal proveedor de fuerzas y que posiblemente se desplace a Níger junto con los militares que París decida conservar en el Sahel.

Un factor determinante en este desencuentro ha sido sin duda la presencia en Mali, en apoyo del gobierno actual, de mercenarios del grupo ruso Wagner, íntimamente ligado al Kremlin. Las protestas europeas ante esta situación terminaron desencadenando la ruptura política con el gobierno de Mali, que finalmente ordenó la expulsión de las tropas europeas.

Nos encontramos, así, frente a dos bombas de relojería, la yihadista y la humanitaria, a punto de estallar en la frontera sur de la Alianza. En un momento, además, en el que Moscú ha tomado la delantera en la región.

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Algo que puede empujar al Kremlin, como respuesta al firme y decidido apoyo aliado a Kiev en la guerra con Rusia, a provocar una crisis humanitaria y de seguridad de grandes proporciones que provoque millones de desplazados en las fronteras europeas del sur, de forma similar a lo vivido el año pasado en la frontera polaca con Bielorrusia.

Soldados franceses de la operación Barkhane preparan su salida de Mali.

Soldados franceses de la operación Barkhane preparan su salida de Mali. Reuters

Prueba de lo peligroso de la situación son las palabras del rey Felipe VI durante su discurso (consensuado sin duda con la Moncloa) durante los actos de celebración de los 40 años del ingreso de España en la OTAN. En su discurso, el rey reclamó que la Alianza "preste cada vez más atención a los desafíos de la dirección estratégica sur, donde el terrorismo de matriz yihadista amenaza directamente a nuestras sociedades".

España lo tendrá difícil para lograr que la Alianza preste ayuda militar en este peligroso nuevo escenario. Pero el hecho de que Rusia esté presente allí, las aportaciones militares españolas a la seguridad y la defensa en el este de Europa, y el hecho de que se vean afectados otros Estados del sur europeo, como Francia, serán las bazas españolas más importantes en la negociación.

De no lograrse un apoyo militar significativo de la OTAN en el contexto de una nueva operación militar aliada, París y Madrid deberán afrontar esta en solitario, con importantes y peligrosas operaciones de combate de por medio

Este escenario es inasumible para el Gobierno español, cada día más incapaz de ponerse de acuerdo consigo mismo en cuestiones clave para la seguridad como la política industrial de defensa, el apoyo militar a Ucrania, o el refuerzo político y militar de la OTAN. No digamos ya en la participación en acciones de combate en África.

Esta debilidad del Gobierno no ayudará a lograr nuestros objetivos estratégicos españoles y dificultará con total seguridad unas ya de por sí complicadas negociaciones.

*** Rodrigo Rodríguez Costa es analista de Seguridad y Defensa.

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