Soldados rusos acosan a una mujer alemana en Leipzig, en agosto de 1945.

Soldados rusos acosan a una mujer alemana en Leipzig, en agosto de 1945.

LA TRIBUNA

Las violaciones como arma de guerra del ejército ruso en Ucrania

Las torturas y las violaciones grupales del ejército ruso forman parte de su "comportamiento de guerra" habitual. Y el neonazi Grupo Wagner ocupa un lugar central en esa estrategia de terror. 

19 abril, 2022 03:27

El término de "oso ruso", como se conoce a Rusia, surge de un mito del siglo XVI que decía que estos animales abandonaban los bosques durante el invierno para dirigirse a las casas en búsqueda de comida, lo que generaba que las familias abandonaran sus hogares por el terror y fallecieran luego por el frío. De hecho, el partido político de Vladímir Putin, Rusia Unida, utiliza un oso como imagen. Bajo dicha imagen, el nuevo tirano ha ocupado el poder de la nación que antes fue gobernada por otro monstruo: Iósif Stalin

Una mujer ucraniana llora el cadáver de su hijo, asesinado por las tropas rusas.

Una mujer ucraniana llora el cadáver de su hijo, asesinado por las tropas rusas. Reuters

No es la primera vez que Rusia hace estragos. Las violaciones masivas de mujeres y niñas alemanas perpetradas por los soldados y oficiales rusos durante la II Guerra Mundial ocupan un lugar muy oscuro de la historia contemporánea. Hay quienes calculan que los soviéticos pudieron haber abusado sexualmente de hasta dos millones de mujeres, niñas y niños. En las violaciones grupales, la víctima era violada por el mismo o por diferentes hombres hasta setenta veces. O hasta que diera su último suspiro.

Sólo en Berlín, tras de la caída del Reich, se abusó de 100.000 mujeres. 10.000 de ellas fueron luego asesinadas. 

La corresponsal de guerra rusa Natalya Gesse afirmó que el Ejército Rojo era un "ejército de violadores" que forzaba tanto a niñas de ocho años como a mujeres de ochenta. Para el profesor Alexander Statiev, los soviéticos encontraron en la agresión a civiles la oportunidad ideal de festejar su victoria.  

Los soviéticos no fueron desde luego los únicos ni los primeros que se aprovecharon de mujeres y niños. Otros ejércitos hicieron lo mismo, y la historia retrata episodios muy similares en otras épocas. Pero los soldados soviéticos fueron sin duda los más despiadados de todos ellos. Las violaciones masivas y grupales formaban parte de su "comportamiento de guerra". También las torturas.

Los historiadores alemanes de la Segunda Guerra Mundial Theodor Schieder y Hans Rothfels documentaron los testimonios de mujeres víctimas del ejército soviético en 1953 en un documento titulado Documentation of the Expulsion of Germans from East‐Central Europe (Documentación sobre la expulsión de los alemanes de Europa central y oriental).

En ese documento, Anna Schwartz, una de las víctimas, afirma que "la ocupación soviética de Europa Oriental comenzó, literal y simbólicamente, con la ocupación por la fuerza de los cuerpos de las mujeres alemanas".

En esta recopilación escrita de testimonios de la guerra se recuerda también que las mujeres alemanas llevaban las cicatrices provocadas por las violaciones de los soldados del Ejército Rojo como heridas de guerra. El consenso entre ellas era el de que, una vez llegados los rusos, "ninguna mujer o niña estuvo a salvo de los liberadores".

"Gente mutilada, torturada e incinerada. Mujeres y niños violados. Eso es lo que dejaron atrás las tropas rusas en Bucha"

La historia se repite hoy de nuevo. Lo sucedido en Bucha no tiene explicación razonable. Quien niegue el genocidio niega su capacidad de entendimiento y atenta contra su conciencia. 

Gente mutilada, torturada e incinerada. Mujeres y niños violados. Eso es lo que han dejado atrás las tropas rusas en Bucha. Es un mensaje para Ucrania, claro está. Pero también un mensaje para Europa y los Estados Unidos.

Vladímir Putin ha dado la orden de destrozar al pueblo ucraniano. Y los civiles han sido y son uno de los objetivos principales de esta cruzada, a la vista de su capacidad de resistencia y a pesar de estar defendiéndose a solas y en gran desventaja contra la nueva maquinaria del terror. Porque aunque Putin llame nazi a Volodímir Zelenski, ese apelativo encaja mejor en él y en sus colaboradores que en el presidente ucraniano.

Las mujeres y las niñas ucranianas se han convertido en unas de las principales víctimas de esta guerra. En las zonas ocupadas por los rusos se han documentado agresiones sexuales a punta de pistola, violaciones masivas, torturas y violaciones cometidas delante de niños. Las mujeres y los niños que han sido víctimas de estos abusos están, en algunos casos, siendo acompañados por profesionales. Pero las cifras totales no están todavía claras.

Queda la esperanza de un juicio internacional. Las violaciones y las agresiones sexuales se consideran crímenes de guerra y están en contra del derecho internacional humanitario. De ahí la necesidad de que se celebre un nuevo juicio de Nuremberg contra Vladímir Putin y su escuadrón del terror

"La matanza rusa se convertirá en un nuevo Babi Yar, el barranco de la muerte a las afueras de Kiev al que fueron arrojados 150.000 civiles asesinados por los nazis"

En Bucha, importante ciudad de la óblast de Kiev, ha ocurrido un genocidio. Al menos cuatrocientos civiles han sido asesinados vilmente. Las mujeres han sido, en su mayoría, abusadas sexualmente antes de ser ejecutadas. Muchas fueron encontradas desnudas, quemadas y acribilladas. Hay casos de personas calcinadas y hasta de familias enteras que vieron su final así. También de ancianos que han muerto de inanición. Los huérfanos han sido secuestrados. Hasta los perros de Bucha han muerto de inanición.

Cuando Zelenski y su gobierno hablan de genocidio están diciendo la verdad. El gobierno ruso difunde propaganda desde el Kremlin y la FGB (el Servicio Federal de Seguridad, la antigua KGB) muy similar a la nazi. Esa propaganda intenta desacreditar y ocultar los horribles crímenes que los rusos cometen contra los civiles ucranianos. 

El hecho de que todavía no se puedan comparar las masacres rusas en Ucrania con el crimen más terrible de la historia contemporánea, el Holocausto, no significa que lo sucedido en Bucha, Mariúpol y Volnovaja no sea un genocidio. La matanza rusa se convertirá con seguridad en un nuevo Babi Yar, el nombre de ese barranco de la muerte a las afueras de Kiev al que fueron arrojados 150.000 civiles inocentes asesinados por los nazis. En su mayoría, judíos ucranianos. Pero también prisioneros de guerra soviéticos, partisanos, gitanos y comunistas. 

La coartada de Putin es la de la "desnazificación" de Ucrania. Utiliza como chivo expiatorio al Regimiento Azov. El Regimiento Azov es una milicia civil que ahora forma parte de las fuerzas ucranianas. Una milicia neonazi, sí. Pero también resultado del hostigamiento histórico de Rusia a Ucrania. 

"El Grupo Wagner fue fundado por Dmitri Valérievich Utkin, un despiadado exmilitar ruso que ha participado en horrendas operaciones paramilitares y que ahora ejerce el terror en Ucrania"

Pero Vladímir Putin utiliza también mercenarios a los que no interesa en lo más mínimo el conflicto con Ucrania, sino el dinero y la sangre. Entre el sinfín de mercenarios y de miembros de ejércitos extranjeros que ha utilizado Putin en la invasión de Ucrania está el Grupo Wagner. Otro escuadrón nazi cuyo nombre hace referencia a Richard Wagner, el compositor favorito de Adolf Hitler

El Grupo Wagner fue fundado por Dmitri Valérievich Utkin, un despiadado exmilitar ruso que ha participado en horrendas operaciones paramilitares y que ahora ejerce el terror en Ucrania. Se sabe que Utkin es un amante de Hitler y del Tercer Reich, y que luce tatuajes de las Waffen-SS y de la Reichsadler en su cuello y su pecho. 

Los cabecillas del Grupo Wagner han sido fotografiados y grabados con uniformes nazis, recreando acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo es claro: replicar los terribles sucesos que bañaron Europa de sangre durante aquellos años. Utkin ha sido acusado de graves abusos contra los derechos humanos, incluyendo torturas y ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.

El 13 de diciembre de 2021, el Consejo de la Unión Europea impuso medidas restrictivas contra Utkin y otros individuos relacionados con el Grupo Wagner.

Al tratarse de un grupo mercenario "secreto" y de no tener relación oficial con el Gobierno ruso, el Grupo Wagner actúa de forma despiadada. Su único interés es el dinero. Yevgeny Prigozhin, más conocido como el chef de Putin, es el hombre detrás del grupo. Este oligarca ruso tiene intereses en varios asuntos del régimen. Pero sobre todo en el de los mercenarios. 

Los criminales de guerra que se han cobrado hasta el momento 2.000 vidas y que han obligado al exilio a cientos de miles serán juzgados en algún momento. Porque lo que está ocurriendo en Ucrania es un nuevo genocidio, aunque todavía haya quienes lo niegan o que se abstienen de intervenir. Bien dijo Albert Einstein, el genio que vivió el terror de la maquinaria exterminadora nazi, que "la vida es muy peligrosa, no por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa".

Tenemos que respetar la verdad despiadada de la guerra (Vasili Grossman)

*** David Rosenthal es politólogo, periodista y analista internacional.

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