El Valle de los Caídos.

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TRIBUNA | REVISIONISMO SÍ, REVISIONISMO NO

La batalla por la memoria es innecesaria

Es difícil no sentir nostalgia al echar la vista atrás y recordar los tiempos en los que Franco se había muerto hace mucho.

21 noviembre, 2021 02:40

“Tengo la impresión de que, en 1985, Franco llevaba más tiempo muerto que ahora”.

En un país lleno de pensadores, tuvo que ser Antonio Banderas el que dijera estas palabras. Encendieron esa bombilla que sólo empieza a dar luz cuando otra persona consigue verbalizar (en una frase corta, directa y contundente) aquella idea que lleva tiempo sobrevolando nuestra cabeza en forma abstracta. Era eso. La sensación de que el dictador se iba haciendo más presente en nuestras vidas conforme transcurrían más años de su fallecimiento.

Parece que el franquismo hubiese sido una especie de boomerang. En cuanto el dictador exhaló el último suspiro, fue lanzado lo más lejos que se pudo. En año y medio se pasa de las colas de su capilla ardiente a las de los colegios electorales de 1977, en los que ya se puede elegir la papeleta del Partido Comunista de España (PCE).  

En siete, España es un país conformándose en comunidades autónomas que da una mayoría absoluta al PSOE.

Empiezan entonces los 13 años en los que “el pasado no preocupó”, según Santos Juliá, que, con su obra postrera, Transición, documenta a la perfección el cuestionamiento al proceso que da título al libro y que arranca casi a la par que el siglo XXI. El boomerang volvió. Ese desandar el camino del 78 ha vivido estos días su episodio más claro.

"¿Estamos acaso siendo víctimas de prejuicios? ¿Qué nos dice la realidad empírica?"

A la Ley de Amnistía, emblema del espíritu que guió todo aquello, le quieren poner ahora un asterisco, una nota al pie, que acomode su letra a la música que lleva dos décadas intentando abrirse paso.

Pero ¿estamos acaso siendo víctimas de prejuicios? ¿Qué nos dice la realidad empírica? Tocamos varios timbres.

La educación. ¿Cómo lo ve la generación que ahora estudia Secundaria y Bachillerato? Hablamos con dos profesores con alrededor de dos décadas de enseñanza a sus (respectivas) espaldas.

Uno sí aprecia un mayor interés adolescente en la figura de Franco que el que podía haber hace quince años. Al otro le cuesta más apreciarlo a nivel general, más allá de los alumnos de mayores inquietudes políticas. No saben quiénes fueron Suárez y Carrillo, pero tampoco Arias Navarro o Carrero Blanco. Aquellos más interesados sí aprecian, nos dicen, el proceso de la Transición. Pero les causa sorpresa que parte de sus protagonistas evolucionaran desde el régimen. “Una cosa es la dictadura y otra la democracia, se lee en sus caras. Los grises y los matices cuestan mucho para ellos”.

La sociología. Gonzalo Adán, director de Sociométrica, nos habla de tres etapas diferenciadas en la relación de los españoles con el franquismo.

En la primera, hasta 1982, es un “tabú”. En la segunda, hasta 2011, crece la crítica. Y en la tercera, en la que nos encontramos actualmente, de amplio rechazo, con “actos de desagravio incluidos”.

Tampoco ve una conexión entre los jóvenes de hoy y la España de los años 30 del siglo XX. Ni siquiera entre los movimientos republicanos, más ligados a un “ciclo vital” que a una “respuesta racional y argumentada al régimen y a su herencia (la Corona por ejemplo)”.

"Levantar la voz para mostrar dudas respecto al ánimo que pueda mover el revisionismo supone enfrentarse a un argumento recurrente"

La televisión. Es un chascarrillo habitual en las redes sociales. La obsesión con el franquismo de una cadena de televisión, La Sexta, y de unos de sus programas en particular, La sexta columna. Hablamos con su director, Carlos Pastor: “(…) recurrimos a nuestro pasado constantemente para explicar nuestra realidad hoy. Parece difícil hacerlo sin contar con un período histórico que abarca la mitad de nuestros últimos 80 años”.

Reconoce que la presencia del dictador en el programa ya es casi un guiño para el espectador avezado, en la línea de las referencias al Imperio austrohúngaro que eran un talismán para Luis García Berlanga.

Cree que hay un interés en Franco “porque durante muchos años no se ha podido hablar de él con libertad”. “Desconocemos desde cómo se estableció un marco legislativo para robar a los republicanos a través de la Ley de Responsabilidades Políticas, hasta de dónde sale toda la riqueza de su familia. Por supuesto que la gente quiere saber. Y yo también”. Comparte con Adán que el franquismo fue “tabú” en la Transición, “así que es normal que ahora haya generaciones que muestren interés por saber”.

Sirva este repaso rápido para hacerse una idea del caldo en el que se va a cocinar esta reescritura.

Levantar la voz, siquiera unos pocos decibelios, para mostrar dudas respecto al ánimo que pueda mover el revisionismo, supone enfrentarse a un argumento recurrente. El de las fosas de la indignidad, el de la reparación a unas familias que necesitan cerrar la herida.

"Es difícil no sentir nostalgia al echar la vista atrás y recordar los tiempos en los que Franco se había muerto hace mucho"

Es inútil intentar mejorar a Santos Juliá: “Lo que quieren es que se haga justicia a su abuelo, que está en una fosa. Y tienen razón. Lo que falla es la política de Estado. Zapatero hizo mal con una ley lo que podría haber hecho bien con una simple comisión: ver dónde estaban las fosas y disponer de jueces y forenses. Hubieran resuelto el asunto en un año”. 

En lugar de eso, el Gobierno actual sostiene que las “inercias” del franquismo duraron hasta 1982, cuatro años después de aprobarse la Constitución, con Naranjito esbozando la España efervescente y el Laberinto de pasiones de Almodóvar en la cartelera de los Alphaville.

En los últimos tiempos, el dictador no sólo ha conseguido resucitar al tener que volver a ser enterrado. Ahora también resulta que el proceso de desmontaje de su régimen no estaba completo. Si estuviéramos en una novela de Vizcaíno Casas, ahora aparecería su sombra sonriéndose.

Es difícil no sentir nostalgia al echar la vista atrás y recordar los tiempos en los que Franco se había muerto hace mucho.

*** José Ignacio Wert Moreno es periodista.

Entierro del dictador Francisco Franco.

La batalla por la memoria ha venido para quedarse

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