Ni siquiera los mejores pronósticos que manejaba el PP andaluz durante la campaña contemplaban el escenario de ensueño de la mayoría absoluta. Por eso, Juanma Moreno no ocultó su euforia al confirmarse su victoria inapelable en las elecciones autonómicas de ayer domingo.

Los andaluces han refrendado con su voto una gestión de cuatro años que ha transformado la región hasta volverla irreconocible. Moreno Bonilla ha capitaneado un auténtico cambio sociológico en una comunidad que parecía condenada a la parálisis en la que la había sumido la hegemonía del PSOE. Esta era la "transición tranquila desde el socialismo" que el propio presidente quería reeditar: cuarenta años de socialismo andaluz enmendados en cuarenta semanas de un nuevo gobierno solvente, estable y funcional.

Con sus 58 diputados, Juanma Moreno ha logrado el mejor resultado histórico para el centro derecha en Andalucía, con 32 escaños más que en las últimas elecciones. Una victoria holgada que ha permitido disipar de un plumazo el único temor que en San Telmo albergaban durante la campaña: ver su proyecto reformista lastrado por el yugo del reaccionarismo de Vox.

No hay que olvidar que este es el mismo Moreno Bonilla que en 2018 obtuvo el peor resultado del PP en la región, con 26 exiguos escaños que le obligaron a apoyarse en Vox y Ciudadanos para desbancar al PSOE del Gobierno.

El histórico triunfo del presidente andaluz resulta aún más sorprendente si cabe si se piensa en aquel candidato desconocido que por una carambola política logró acabar formando un gobierno serio, sereno y eficiente. Uno que en tres años y medio ha conseguido darle la vuelta al estereotipo andaluz del atraso económico y la corrupción institucionalizada.

El único precedente equiparable de un candidato que se daba por amortizado y que, sin embargo, consiguió imprimir un giro decisivo a la derecha democrática fue José María Aznar en su primera legislatura. Anoche, Moreno Bonilla logró algo análogo, y con las mismas recetas económicas que el expresidente: reducción de impuestos, impulso de la actividad empresarial y robustecimiento de los servicios públicos.

La victoria triunfal de Juanma Moreno supone el espaldarazo de la mayoría de los andaluces a su propuesta en campaña: "más gestión y menos ideología". Los comicios autonómicos premian al presidente andaluz con una mayoría absoluta por una gestión centrada en lo importante: la reducción del desempleo, el equilibrio presupuestario, el adelgazamiento de la burocracia ineficiente, las rebajas impositivas y la inversión en sanidad y educación.

Sin batallas estériles

La principal lectura que dejó la noche electoral andaluza fue que, a la hora de la verdad, los votantes valoran la seriedad en la gestión y pierden rápidamente el interés en las disputas estériles sobre cuestiones accesorias. La mayoría absoluta de Moreno Bonilla es también un castigo a los populismos.

Juanma Moreno, que ya es el barón de referencia por delante de Ayuso, ha permanecido fiel a un tipo de PP centrado y templado. Uno que ha demostrado ser popular y transversal sin necesidad de recurrir a aspavientos ni folclorismos impostados. El principal perdedor de estas elecciones es el frentismo de las izquierdas y el extremismo político y mediático. 

Por eso, la mejor noticia es la caída en la irrelevancia de los extremos a derecha e izquierda. La mejora de los resultados de Vox no puede opacar el pinchazo que ha supuesto su incapacidad para alcanzar la frontera de los 20 escaños en la que el partido cifró el efecto Olona. Una campaña completamente desafortunada, con una candidatura extemporánea que ha desplegado un histrionismo chovinista incapaz de conectar con la sensibilidad regional de Andalucía.

Por el lado de las izquierdas, queda probada definitivamente la inoperancia de una estrategia discursiva volcada en agitar el miedo a la ultraderecha. Si a esto se le suma la escasa popularidad de Juan Espadas como candidato y la fragmentación fratricida de la extrema izquierda, se explica bien el peor resultado histórico del PSOE y el fracaso de las candidaturas a su izquierda.

¿Preámbulo de Moncloa?

La fatiga ciudadana con la política airada y el retorno de la "política para adultos" augura buenos tiempos para el centro liberal de cara al nuevo ciclo político que estas elecciones inauguran, y que culminará con las próximas elecciones generales. ¿No ratifica la rotunda mayoría de Moreno Bonilla el empeño de Alberto Núñez Feijóo por "volver al PP de las mayorías absolutas"?

No es de extrañar que los líderes nacionales de los dos grandes partidos afrontaran la campaña andaluza como un preámbulo electoral en el que se decidiría el futuro político de España. Será difícil que el resultado de este 19-J no sea leído como el primer peldaño del camino de Feijóo a la Moncloa.

Las elecciones andaluzas consolidan un cambio de régimen a nivel regional que se traduce en un cambio de ciclo en el plano nacional. Moreno Bonilla marca el camino para el centro derecha de cara a los próximos años: abandonar la senda de la polarización y apostar por una política profesional y responsable.