La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, adelantó este domingo en una entrevista concedida a MagasIN-EL ESPAÑOL los pormenores de una estrategia de maternidad y paternidad pionera, transversal y acertada con una inversión inaudita. Una estrategia que dispone de 80 medidas y que compromete una inversión aproximada de 4.800 millones de euros.

Madrid incentivará la natalidad a través de la conciliación, la estabilidad económica de las familias, el empleo y el acceso a la vivienda. Las nuevas ventajas para los padres, en este sentido, incluyen deducciones en la declaración de la Renta (hasta 2.100 euros por nacimiento o adopción), ayudas de 500 euros al mes a las madres menores de 30 años, la ampliación de las plazas de guardería y el impulso de la reproducción asistida.

De modo que, si el plan es pionero, se debe a que no encuentra una ambición similar en otra comunidad autónoma. Tampoco en ningún país de nuestro entorno. Si es transversal, se debe a que ocupa a cada una de las carteras de su Gobierno, sin excepción. “Hemos implicado a todas las consejerías”, explicó Ayuso en este periódico, “y llevamos trabajándolo muchísimo tiempo”.

Y si es acertado, se debe fundamentalmente a dos razones. Una, la urgencia de la medida. Ataca un envejecimiento de la población que pone la directa en el viaje hacia la quiebra del sistema de pensiones. Dos, el poderoso mensaje que traslada. Sitúa de manera muy concreta en la agenda política uno de los mayores desafíos de España, y pone muy difícil al resto dar la espalda a una crisis de natalidad que requiere de soluciones a la altura.

Camino a seguir

Basta con un vistazo de pasada al balance de nacimientos y defunciones del año pasado, con el agregado de la pandemia, para comprender la conveniencia de la estrategia. En 2020, apenas nacieron 340.000 personas en España (un 5,3% menos que en 2019), por las 490.000 que murieron, lo que ratifica una tendencia negativa que obliga sin remedio a la reacción.

Llama la atención que las estrategias correctivas de las autoridades se hayan demorado tanto o que se hayan quedado tan cortas. Es de celebrar que Ayuso tome la delantera, se imponga al cortoplacismo e indique el camino a seguir al resto.

El tiempo dirá si el camino conduce al “Renacimiento madrileño”, como aventura la presidenta, o si cundirá el ejemplo, como sería deseable. De lo que no cabe duda es de que la crisis es impostergable: no hay plan serio para España que ignore la gravedad de nuestro invierno demográfico.