La doble moción de censura que Ciudadanos y PSOE han presentado esta mañana en Murcia para desbancar al PP del ejecutivo regional y del gobierno municipal tiene causas objetivas y otras de estrategia política, pero sobre todo unas consecuencias de profundo calado. La primera y más evidente, la convocatoria de elecciones en Madrid.

Entre las causas que han originado la ruptura en Murcia, desencadenante de un verdadero terremoto político nacional, está el paulatino deterioro de la relación de los liberales con el presidente Fernando López-Miras, cuya forma de gobernar y su sintonía con Vox le colocan en la derecha del PP. Ejemplo claro es el pin parental, para el que acababa de cerrar un preacuerdo con el partido de Santiago Abascal

Pero la inestabilidad de la coalición entre PP y Ciudadanos en Murcia se puso ya de manifiesto a finales de enero cuando los liberales forzaron la dimisión del consejero de Sanidad, Manuel Villegas, por haberse colado en la vacunación. Pese a que la dirección nacional del PP llegó a asegurar que Villegas no sería relevado, finalmente no tuvo más remedio que dejarlo caer.

En cualquier caso, la moción de censura de Murcia la ha pilotado Inés Arrimadas en Madrid, lo que confirma el alcance estratégico de la iniciativa. La desconfianza de Ciudadanos hacia el PP ha ido creciendo con el tiempo, particularmente tras el batacazo en las elecciones catalanas. Los populares no sólo rechazaron ir en coalición, sino que les quitaron a Lorena Roldán para incluirla en las listas y atraer el voto de Cs.   

El golpe de timón en Murcia permite a los liberales conseguir, por primera vez, la presidencia de una comunidad autónoma, pero sobre todo postularse como un candidato creíble para llegar a acuerdos con el PSOE. ¿Hasta qué nivel? Eso habrá de verse con el tiempo, pero Pedro Sánchez se queda sin coartada para sostener la tesis de que no tiene otra posibilidad que apoyarse en partidos como Bildu o ERC.

En realidad, lo que salta también por los aires es la foto de Colón. Cada uno de los tres partidos a la derecha del PSOE tiene sus propias estrategias y dinámicas. Pero la consecuencia más clara es que todo está abierto ahora en la política nacional. Las elecciones convocadas en Madrid cambian todo el panorama y traerán otros efectos en cadena.