Las explicaciones de José Luis Ábalos sobre su encuentro con el ministro de Turismo venezolano y la vicepresidenta de Nicolás Maduro en el aeropuerto de Barajas siguen siendo insuficientes. En la entrevista que le hizo este domingo Ana Pastor en la Sexta no sólo no resolvió algunas de las dudas en torno a este asunto sino que generó otras nuevas.

Ábalos lamentó que los medios de comunicación no le hayan dado "el beneficio de la duda", pero es que la historia en sí es tan rocambolesca y alguna de la información que él ha aportado tan contradictoria, como para no dar pábulo a la sospecha.

"Un servicio"

Estamos ante un encuentro de un ministro de España con dos altos cargos del Gobierno de Venezuela, de noche, en el interior de un avión. En el caso de Delcy Rodríguez, hablamos de una persona sancionada por complicidad en la violación de derechos humanos en su país que tiene prohibido entrar -e incluso sobrevolar- la Unión Europea.

Ábalos cuenta que acudió a ver al ministro venezolano a título privado, pero que al mismo tiempo tenía una misión cuasi oficial, que era la de evitar que Rodríguez pusiera pie en territorio español. Y se vanagloria de ello. "He prestado un servicio a este país". Sin embargo, su cometido era que la número dos de Maduro "no bajara del avión" y, según desveló anoche, no sólo salió de aparato, sino que cogió otro para seguir su viaje a Turquía.

Saludo largo

Las dudas aumentan cuando el ministro de Fomento justifica 25 minutos de conversación como un simple saludo. Si eso no es una entrevista corta, habrá que convenir que fue un saludo extrañamente largo. Y todo ello mientras el presidente Guaidó visitaba España después de haber sido recibido por Merkel y Boris Johnson, entre otros líderes europeos, y Pedro Sánchez evitaba recibirle.

Es posible que Ábalos diga la verdad y todo sea una tormenta en un vaso de agua. Pero no puede invertir la carga de la prueba para que sean la opinión pública y la oposición, en su legítimo papel de controlar al Ejecutivo, quienes tengan que aceptar  unas explicaciones con tantas zonas oscuras. Su obligación es dar todo tipo de explicaciones en el lugar apropiado para ello, el Parlamento, y mejor hacerlo pronto y a iniciativa propia que arrastrado por los acontecimientos.