En la madrugada del martes, el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, encabezaba una nueva ofensiva contra Nicolás Maduro con la simbólica liberación del líder opositor Leopoldo López, en prisión domiciliaria desde 2017. La maniobra de Guaidó, con el amparo de la legitimidad constitucional y del reconocimiento internacional, supone un paso más para quebrar el régimen de terror impuesto por el chavismo.

Que el SEBIN (el servicio de Inteligencia bolivariano cuyo director ya ha sido detenido) diera el nihil obstat a la operación prueba que las fuerzas armadas no están tan unidas como pretende hacer creer Maduro, y que hay militares que se avienen a reconocer la legitimidad del presidente de la Asamblea. Y eso pese a que el chavismo, durante dos décadas, ha colocado a sus militares en los mandos estratégicos del ejército para blindarse ante cualquier reacción del pueblo. 

Refugio

En un discurso dirigido a la ciudadanía, el presidente Guaidó declaró que había llegado la hora de la verdad: "El momento es ahora". Sin embargo, el pronunciamiento de los principales mandos al frente de las bases militares del país neutralizó la euforia de millones de venezolanos dispuestos a sumarse a la movilización.  

Al final de la jornada trascendió que Leopoldó López se había refugiado en la Embajada de España en Caracas con su familia así como la posible existencia de contactos entre Maduro y una parte de los opositores de cara la convocatoria de una hipotéticas presidenciales. Esta vía no dejaría de ser una repetición de pasados episodios de presunta negociación que sólo han servido para que el régimen gane tiempo, se revista de una supuesta imagen dialogante y dé una nueva vuelta de tuerca a la represión, alargando así la agonía económica y social del país.

Transición

Ante la gravedad de la situación que vive hoy Venezuela, es más que necesaria que haya unidad de acción de la comunidad internacional. En este punto, España no puede ser equidistante ni sustraerse de encabezar la respuesta europea a la dictadura de Maduro. 

Venezuela vive momentos decisivos. La mesura y la reconciliación, indispensables en todo proceso de transición democrática, tienen que ser compatibles con la firmeza en defensa del anhelo del pueblo venezolano. El chavismo debe irse definitivamente al vertedero de la Historia.