María Corina Machado en Oslo.

María Corina Machado en Oslo. Reuters

Columnas EL INFORME OPPENHEIMER

Los tres mitos sobre Trump, Corina Machado y Venezuela

Pocos países moverían hoy un dedo en defensa del dictador socialista Maduro. Ni siquiera Rusia, el principal aliado militar de Venezuela, lo está haciendo.

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Hay tres mitos sobre la campaña de presión del presidente Donald Trump contra el dictador venezolano Nicolás Maduro que se repiten en varios medios internacionales.

Y los tres son totalmente falsos.

El primer mito es que el apoyo de Trump a la líder opositora venezolana y ganadora del Premio Nobel de la Paz 2025, María Corina Machado, es una película repetida del fallido intento de Trump de llevar al poder al entonces jefe de la oposición Juan Guaidó en 2019.

Pero hay grandes diferencias.

En ese momento, no existía una presión militar de Estados Unidos sobre Maduro como la de hoy. Y si bien Guaidó era el presidente legítimamente electo de la Asamblea Nacional, ni él ni su equipo habían ganado una elección presidencial.

Pero Machado tiene mayor peso político. Fue la figura clave de la victoria opositora en las elecciones presidenciales de 2024.

María Corina Machado este viernes antes de reunirse con los reyes de Noruega.

María Corina Machado este viernes antes de reunirse con los reyes de Noruega. Ole Berg-Rusten Reuters

Tras ganar las primarias de la oposición y ser inhabilitada por Maduro para postularse, Machado eligió a un diplomático poco conocido (Edmundo González Urrutia) para que se postulara en su lugar, y él ganó por paliza.

Sin embargo, Maduro se robó las elecciones y desató una represión brutal.

El segundo mito, prevalente en partes de la base aislacionista MAGA de Trump, es que el presidente estadounidense se está dejando arrastrar a una aventura extranjera por exiliados venezolanos.

Según esta teoría, tal como los exiliados iraquíes engañaron al expresidente George W. Bush en 2003 haciéndole creer que Estados Unidos podría mantener el orden en Irak después de una invasión, Machado y los exiliados venezolanos estarían llevando a Trump a cometer el mismo error.

Pero Irak, a diferencia de Venezuela, no había tenido una elección presidencial donde ganó la oposición, como la tuvo Venezuela en 2024. Poca gente saldría a la calle a morir por Maduro o luchar contra un gobierno de transición.

El tercer mito, planteado por Celso Amorim, el principal asesor de política exterior del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en una entrevista con The Guardian, es que una invasión estadounidense llevaría a una guerra como la de Vietnam, donde muchos países apoyarían a Maduro.

Lo más probable es que pocos países moverían un dedo en defensa del dictador venezolano. Ni siquiera Rusia, el principal aliado militar de Venezuela, lo está haciendo.

A diferencia de 2018, cuando Rusia envió a Venezuela dos bombarderos Tu-160 capaces de transportar armas nucleares en un momento de crecientes tensiones entre Washington y Venezuela, Rusia no ha hecho nada parecido esta vez.

Todo esto no significa que Trump esté jugando bien sus cartas. Está amenazando con una invasión militar por las razones equivocadas, y lo está haciendo unilateralmente en lugar de aliarse con otras democracias.

En lugar de tratar de forzar la salida de Maduro porque es un dictador brutal que ha forzado a más de ocho millones de personas al exilio, Trump dice que quiere sacarlo por el presunto contrabando de fentanilo a Estados Unidos.

En rigor, el 70% del contrabando de fentanilo a Estados Unidos proviene de México, dicen los expertos.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Reuters

En lugar de unirse a los 27 países europeos, Argentina y otras naciones latinoamericanas, Trump amenaza con actuar como un gobernante imperial, lo que podría darles munición propagandística a los regímenes de izquierda por varias generaciones.

Tampoco Machado, a pesar de su valentía y legitimidad, está exenta de errores. Dedicarle su Premio Nobel a Trump, ignorando el hecho de que este último intentó perpetuarse en el poder tras perder las elecciones de 2020 y está deportando a cientos de miles de venezolanos, le ha costado importantes apoyos en el extranjero.

Pero como dijo el presidente del Comité Nobel, Jørgen Watne Frydnes, en su discurso en la ceremonia de entrega del premio, “Machado es uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje cívico en la historia latinoamericana reciente”.

Sobre los que critican el aparente apoyo de Machado a una acción militar estadounidense, dijo que esperar que los líderes democráticos de Venezuela persigan sus objetivos con una pureza moral que la dictadura de Maduro nunca mostró es "poco realista" e "injusto".

Machado y la oposición venezolana merecen el apoyo de todo el mundo. Forzar la renuncia de Maduro no debe ser una aventura personal de Trump, sino parte de un esfuerzo internacional para respetar los resultados de las elecciones de Venezuela de 2024 y detener la mayor migración masiva del mundo en tiempos recientes.